¿La ansiedad ha hecho presa a tu hijo? Libéralo de sus garras con estas 7 armas
Si cada mañana es una batalla que tu hijo vaya a la escuela, se enferma constantemente y simplemente sufre al ir al colegio, debes leer este artículo ya.
Emma E. Sánchez
El inicio de cada ciclo escolar es para niños y jóvenes un momento de gran ansiedad, y eso es perfectamente entendible. Se muestran ansiosos, inquietos, que nada los contiene ni sosiega. Luego, conforme los días del curso escolar avanzan, esta ansiedad va desapareciendo.
Otro momento crítico durante los estudios puede ser la temporada de exámenes, y es lo mismo: se agudiza conforme la fecha se acerca, tiene un punto crítico con la prueba más difícil y luego pasa.
Hay chicos a quienes ninguno de estos eventos les afecta en lo más mínimo, pero otros que, incluso, requieren de apoyo médico o psicológico, y esto no es sano ni normal, es inclusive peligroso y dañino.
Si tu hijo pertenece a este último grupo, es necesario que revises los siete puntos que te propongo con el único propósito de evitar enfermedades crónicas en edades tempranas y problemas graves a futuro:
1. Frecuencia de la ansiedad
Como mamá, tú eres quien mejor puede detectar si tu hijo está padeciendo ansiedad. No duerme, llora, ha modificado sus hábitos alimenticios, te dice que no quiere ir a la escuela, le duele el estómago cada mañana antes de salir a clases, del plantel escolar te llaman porque “se enferma” y todo esto coincide con el inicio del calendario de clases, en periodo de exámenes o con una clase en particular.
Debes observar con detenimiento y hablar inmediatamente con los profesores de tu hijo. La ansiedad es lo mismo en niños que en adolescentes, sólo que éstos últimos lo disimulan mejor y generan otros métodos de escape como fugarse de la escuela (“hacerse la pinta”) o recurrir al espejismo de las drogas.
Así que, por favor, mantente muy atenta ante los cambios que muestren y mantén buena comunicación y frecuente con la escuela.
2. ¿Está tu hijo en el grado adecuado?
Cuando se revisa el proceso de un niño que manifiesta ansiedad, es común encontrar que está inscrito en un curso que no va a acorde con su madurez. Recuerda: la edad no es garantía de que un niño deba tomar cierto curso escolar, su madurez es lo más importante.
Algunos padres se aterran cuando se les dice que su hijo debe repetir un grado o inclusive volver atrás; es como si se les dijera que son malos padres; y por el contrario, si se avanza al niño, es sinónimo de que los progenitores han hecho un papel estupendo. Todo eso es mentira.
Tú no eres juzgado ni tu papel como padre está en entredicho según estos resultados. Eso hazlo a un lado. Lo más importante es que tu hijo tenga la madurez necesaria para aprender y, principalmente, para socializar de forma adecuada con sus compañeros.
Existen pruebas psicológicas para aclarar esta madurez. Al respecto, consulta al maestro de grupo, al departamento de psicopedagogía o al consejero escolar.
3. Hay una escuela para cada niño
Tal vez tú y tu esposo están a gusto con el colegio al que asiste tu hijo, tal vez incluso, tus otros hijos están muy bien en el mismo sistema, pero esto no quiere decir que sea lo mismo para todos. Como pedagoga, de continuo les digo a los padres: “Hay una escuela para cada niño”, y el truco es conocer a nuestro hijo y encontrar el sistema pedagógico que lo favorezca según su estilo de aprendizaje.
4. El trato con sus compañeros y maestros
Para algunos padres esto no es importante, pero la realidad es que el tener una buena relación con sus profesores y compañeros y el saberse aceptado, querido, necesario o integrado en el grupo, es fundamental para que el niño dé su mejor esfuerzo.
Si tu hijo no se siente aceptado o inclusive si es agredido, los niveles de ansiedad pueden convertirse en depresión y traer consecuencias muy graves.
5. ¿En verdad las calificaciones son tan importantes?
Cada día más especialistas en educación sostienen que los chicos que obtienen excelentes calificaciones, cuando sean mayores no serán precisamente a quienes les vaya mejor en la vida. Los chicos cuyas calificaciones eran promedio y nada sobresalientes, son los que, de adultos, tendrán empresa, negocios y estarán más y mejor adaptados al mundo. Un número nunca nos definirá como personas.
6. Tal vez tú eres el origen del problema
Otra de las razones de fondo que genera ansiedad en los niños es la exigencia desmedida de los padres que, en un supuesto “buen afán”, imponen a sus hijos pesadas cargas de trabajo extra escolar, y les exigen notas muy altas bajo el pretexto de que su hijo “puede darlo”. Y cuando no lo logran, sufren graves reprimendas físicas, descalificativos, prohibiciones o castigos. Hay padres que han perdido la visión a tal grado que le dicen a sus hijos: “Ya no te quiero porque sacaste esa baja calificación”, “No eres mi hijo”, “No me hables mientras no mejores”. Esto es violencia, y si me apuran, hasta crueldad.
7. Lo más importante de todo
Los años de experiencia lo confirman: el niño aprende más y mejor cuando se siente emocionado y motivado. Aprender es sinónimo de alegría, de descubrimiento. Y una buena señal es cuando el niño hace sus deberes por sí mismo y cuando cada mañana despierta con ganas de ir al colegio.
Lo más importante es que tu hijo sea feliz en la escuela, que vaya y venga contento. Si eso sucede, entonces, tu hijo aprenderá y la ansiedad no aparecerá en tu lista de preocupaciones.