La autoestima no se tiene, se crea
Muchas personas piensan que la autoestima es algo que se “tiene” y, por eso mismo, creen que una baja autoestima no puede cambiarse. Sin embargo, la autoestima se crea y no simplemente se tiene, y nuestras decisiones la van moldeando.
Denhi Chaney
A mediados de los años sesenta el término “autoestima” fue publicado por Morris Rosenberg (Smart & Boden, 1996); desde entonces, pocas palabras han sido usadas con tanta frecuencia, han sido estudiadas y a la que se le han dedicado tantos libros para entenderla y manejarla. Dicho de forma sencilla, a la autoestima se le puede definir como “la totalidad de los pensamientos y sentimientos que una persona tiene de sí misma” (Rosenberg, 1986). Si tienes pensamientos y sentimientos positivos se dice que tienes alta autoestima y con pensamientos y sentimientos negativos, baja autoestima. Si tomamos en cuenta que esta definición se ha utilizado por décadas, entonces no es una sorpresa que la mayoría de las personas piensen que tener una buena o una alta autoestima es algo que tienes o te falta. Nuevos estudios y nuevas ideas dicen algo distinto: la autoestima (ya sea alta o baja) no es algo que tienes, es algo que tú creas.
Cabe resaltar que aunque algunas nociones que están fuera de tu control, tales como un trauma, una niñez dolorosa, la falta de empleo, entre otras, afectan tu autoestima, éstas no establecenla misma. La forma en que tú interpretas tus acciones, así como las de los demás, tiene más poder que el evento en sí. Es importante mencionar que como la autoestima se crea esto implica que no tiene una condición fija, sino flexible; no solo tiene el potencial de cambiar (para bien o para mal) conforme pasa el tiempo, se ajusta también a nuestra personalidad: podemos ser muy buenos para hacer cosas artísticas, pero en tareas mecánicas no damos una, por poner un ejemplo.
Considerando estos puntos a continuación te ofrezco cuatro sugerencias tendientes a que no consideres tu autoestima como algo que no puede cambiar, sino como algo que tú misma creas día tras día, con pequeñas pero importantes decisiones:
1. Tus debilidades son oportunidades
La razón más citada al decir que se tiene una baja autoestima es la noción de que casi no tenemos talentos y estamos hechos de puras debilidades. Un ejercicio que usualmente hago con mis pacientes es el de que escriban una lista de sus virtudes y una de sus debilidades; las personas que tienen problemas con su autoestima escriben dos o tres virtudes –y les cuesta más trabajo pensar en ellas– y su lista de debilidades ¡es casi del tamaño de la Constitución! La realidad es que todos tenemos debilidades, es parte del ser humano; sin embargo, el error es pensar que no tenemos virtudes y que no podemos hacer nada para cambiar nuestras debilidades. Te invito a hacer tal lista, pero en lugar de escribir debilidades, escribe oportunidades; cada debilidad es una oportunidad para mejorar, no para ser perfectos sino para superarnos a nosotros mismos.
2. Toma tus fracasos con perspectiva
Hay que admitirlo, a nadie le gusta fracasar; pero los fracasos no solo son inevitables, son necesarios para nuestro crecimiento. Es fundamental que no veas tus fracasos como una reflexión de que tú eres un fracaso, sino de que eres humano, y como tal capaz de cometer errores. Eso no indica, sin embargo, que no los puedas superar y el hecho de que sigues intentando es un indicio de que no eres un fracaso. De la misma forma, el fracaso es elemental para cualquiera que aspira a crear una autoestima alta, pues uno no sabe de lo que es capaz hasta que falla y luego vence.
3. Siéntete orgullosa de tus talentos
Ninguna persona nace sin talento alguno, y aunque no conozco a todas las personas del mundo, ésta es una convicción de la que nunca me permito dudar. Si no sabes cuáles son tus talentos, o si crees que no tienes ninguno, es seguro que no has buscado bien. Tómate el tiempo para descubrirlos, y ya que lo hayas hecho siéntete orgullosa de ellos, cultívalos y úsalos para mejorar tu vida y la de los demás; tus talentos tienen un propósito singular y especial, es solo cuestión de que lo creas y nunca te permitas dudar de ello.
4. Interpreta de forma positiva lo que hay a tu alrededor
No caigas en la trampa de creer que eres una víctima de tus circunstancias, mientras que muchas veces no puedes cambiar tu entorno, tu interpretación y actitud hacia el mismo sí. Hay una diferencia enorme entre exclamar: “¡El mundo conspira en contra de mí!”, a preguntarte “¿Qué lección quiere el ‘mundo’ que aprenda?” Resiste la tentación de quedarte estancado en el ciclo vicioso de quejarte; más bien, ponte en acción e intenta mejorar tu actitud y tus circunstancias.
Te invito a que cambies tu definición de autoestima, y que te rehúses a creer que, si en algún momento has sentido que tienes baja autoestima, no hay nada que puedas hacer al respecto; crea la autoestima que deseas y no dejes que nada ni nadie la moldee más que tú. De la misma forma, si conoces a alguien que piense que “tiene” una baja autoestima, dile con firmeza: “Tu autoestima no es algo que tienes, es algo que tú creas”.