La ciencia explica por qué a veces hacemos daño a quienes amamos

"No hagas a los demás lo que no te gustaría que te hicieran a ti", reza el dicho ¿Lo estás llevando a la práctica?

Erika Patricia Otero

Una de las situaciones humanas que debemos tomar con mucha calma, es la de la convivencia con las personas que amamos.

Puede parecer que relacionarnos con nuestra familia es lo más simple del mundo, pero la realidad es que no siempre es tan fácil. Herir a nuestros seres amados es casi inevitable; y en muchas ocasiones, eso pasa sin darnos cuenta.

Lo que ocurre es que el afecto que llegamos a sentir por lo demás, nos hace más susceptibles. Pero es imposible vivir lejos de las demás personas.

Ser sociable es casi que una necesidad del ser humano según James Coan, profesor de la Universidad de Virginia. Él llevó a cabo un estudio en el que concluyó que nuestra evolución es tal, que al relacionarnos con alguien, esa persona llega a formar parte de nosotros. Es decir, si tu amigo o tu madre están en peligro, es tal la unión entre tú y esa persona que no distingues entre tú y ella.

¿Un intento de protegernos?

Según los expertos, lastimar a las personas que amamos ocurre como un fenómeno que busca separar o sacar al otro de esa unión mental evolutiva; todo como una respuesta inconsciente de autoprotección de la identidad.

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¿Se puede evitar dañar a tus seres queridos?

Por supuesto que si. Es difícil pero no imposible, solo debes tener puesta tu atención en la manera cómo te relacionas a diario con los tuyos. Acá te explico cómo puedes evitarlo

1 No caigas en ignorar al otro

Esta es una actitud que muchas madres suelen usar con sus hijos para castigarles por alguna travesura. La verdad es que si las personas supieran el daño que hacen a sus hijos o a la persona que se la apliquen; seguro que no la verían como una buena técnica para corregir comportamientos indeseados.

Si alguien que amas hace algo que te desagrada es tan simple cómo hablar en el momento mismo de lo sucedido. Eso si, de manera calmada

2 No hables mal de los demás

Puede ocurrir también que es tal tu molestia por algo que un hermano ha hecho que, con el ánimo de sacar la frustración, hablan mal de su familiar con alguien “de confianza”. Es un error, porque si le amas ¿Por qué esa necesidad de hablar mal del otro?

De nuevo, si algo te molesta, habla de manera prudente y sinceramente con tu familiar. Entre más rápido lo hagas, más pronto las cosas se van a aclarar entre los dos.

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3 Aléjate de los malos comentarios

Esto es esencial. Evita todo lo que puedas prestarte a los chismes, y si es entre familia pues mucho mejor. La única manera de evitar verte metida en problemas de “tú dijiste o no”, es no prestar cara; así simple y sencillo.

4 Cuida cómo expresas lo que no te agrada

Es importante que hagas uso de toda la prudencia de la que puedas ser dueño. Soltar lo primero que pasa por tu cabeza puede herir para siempre a la persona que se lo digas.

¿Te ha molestado algo? Piensa bien la mejor manera de expresar cómo te sientes, respira y exprésalo. Si las cosas no salen como esperas, solo calla y dale a la otra persona el tiempo y oportunidad para reflexionar. Tú sabrás que te has comportado de la mejor manera.

5 Jamás hables llevado por la ira

Para algunas persona conservar la calma no es su mejor cualidad, pero controlarse siempre es posible. En momentos de exaltación con un familiar solo calla (aunque te cueste mucho) respira, aléjate hasta que te calmes y cuando ya lo hayas logrado, habla sobre el problema con tu ser querido.

6 La vieja regla: “Trata a los demás como quieres ser tratado”

No hay mucho que explicar: si no te gusta que te ignoren, no ignores, si te gusta que sean amables, sé amable, y así sucesivamente.

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Cuando tratas a los demás de la manera como te gusta ser tratado, la reacción en la otra persona es positiva; obviamente la respuesta a esperar es similar al trato que has dado.

7 No supongas

Cuando te lanzas a suponer, lo que haces es sufrir en vano. Si no quieres sufrir, ¡no lo hagas!. Quedaste de ir a almorzar con tu mamá pero ella te llamó y canceló la cita; pues antes de armar un problema porque te has imaginado que no fue porque prefirió salir con tu hermana, mejor llama y pregunta qué le ha pasado.

Si preguntas la razón por la cual te han quedado mal, no te llamaron, te pareció que te miraron feo, de seguro que tendrás una respuesta; que si es honesta o no, bueno eso ya es otro asunto, pero hazte un favor y no imagines cosas que quizás no pasaron y solo tuvieron existencia en tu imaginación.

8 Reconoce tus fallas y acepta tu responsabilidad

Pedir perdón es de personas humildes. Además que siempre que cometemos un error, somos conscientes de ello; así que no hay razón para darle largas a un “discúlpame, sé que te he lastimado”.

Desde luego que te puedes evitar el hecho de pedir disculpas si actúas de manera consciente, no te dejas llevar por la ira, no te inmiscuyes en chismes, evitas hablar mal de los demás y eres siempre honesta y vas de frente aunque la situación sea compleja.

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9 No des tu opinión si no te la han pedido

Las opiniones son como los consejos: no los des si no los han pedido, porque pueden haber personas que no se lo van a tomar a bien y vas a salir como una persona que “se mete de más en donde no ha sido invitada.

Si de repente estás en una reunión y te piden una opinión respecto a algo que le paso a tu hermana, cuida muy bien las palabras que vas a decir. Pueda que tengas mucha confianza, pero no sabes que tan susceptible puede estar esa persona  y lo que digas pueda lastimarla y salir tu mal librada de todo eso.

10 No critiques con la excusa de las “buena intención”

Criticar daña, y mucho. Repito, si y solo si alguien te pide un consejo respecto a una situación X, tu da tu punto de vista objetivo, aclara que eso sería lo que tu harías y listo.

Criticar a alguien porque no actúa como lo harías tu, va a traerte muchos problemas. A veces el mejor papel que puedes asumir es el de escuchar y consolar; ya con esto te ahorraras muchos problemas.

Lo que tienen a favor las relaciones familiares es que muchas veces puedes reconocer que muchas de esas fallas se cometen por error y no por ello tu familiar es “mala persona”. Ponte en su lugar, ama de manera incondicional y dedícate a ser feliz con los tuyos pues ninguna familia es perfecta.

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Erika Patricia Otero

Psicóloga con experiencia en trabajo con comunidades, niños y adolescentes en riesgo.