La ciencia lo confirma: la píldora anticonceptiva daña la salud mental de las mujeres; descubre qué hacer
Si sospechabas que tus cambios de humor se debían a la pastilla, ahora los expertos lo ratifican.
Fernanda Gonzalez Casafús
Es un secreto a voces que los efectos secundarios de las píldoras anticonceptivas no son bienvenidos en las mujeres. Dolor de cabeza, malestar, mal humor, y otros tantos efectos adversos. Ahora, los expertos admiten que el uso prolongado de las pastillas anticonceptivas dañan la salud mental y el bienestar emocional.
Si nos ponemos a pensar en que las mujeres somos fértiles sólo 6 días al mes, mientras que los hombres lo son los 365 días del año parece una injusticia que seamos nosotras las que, en gran mayoría, nos cuidemos a diario. Sin embargo, así lo hacemos, y de acuerdo a la Organización Mundial de la salud, más de la mitad de la población femenina utiliza algún tipo de anticonceptivo.
De acuerdo a un estudio publicado por Science Direct, la píldora representó una revolución en la anticoncepción desde el comienzo de su uso allá por la década del 60. A partir de entonces, mucho se ha venido hablando acerca de su efectividad y beneficios, así como sus desventajas para la salud y consecuencias.
La píldora influye negativamente en el bienestar
La mayoría de las mujeres que toman píldoras anticonceptivas podrán notar un cambio en su ánimo al poco tiempo de tomarlas. Yo he ido probando diferentes marcas, diferentes combinaciones de hormonas, pero casi siempre me queda la sensación que mi mal humor repentino o mi sensación de ansiedad y tristeza tienen que ver con la píldora, aunque, a decir verdad, no hago demasiado al respeto y sigo tomándola.
Ahora, un estudio viene a arrojar luz sobre esta cuestión que venía sembrando sospecha en los últimos años. De acuerdo a un estudio realizado por el Instituto Karolinska de Estocolmo, las mujeres que toman anticonceptivos orales ven una significativa reducción de su bienestar. Según Play Ground, en el experimento participaron 340 mujeres de edades comprendidas entre los 18 y los 35 años. De manera anónima y aleatoria, a unas se les administró placebo mientras otras tomaban píldoras anticonceptivas reales a base de etinilestradiol y levonorgestrel.
Al analizar los datos se comprobó que las mujeres que estaban tomando anticonceptivos estimaban de manera negativa su estado y su calidad de vida, en relación a aspectos como el estado de ánimo, el bienestar físico general, su nivel de energía y el autocontrol. Mientras tanto, otra investigación hecha por investigadores de la Universidad de Copenhague encontró una correlación significativa entre el uso de anticonceptivos hormonales y el diagnóstico de trastornos depresivos, especialmente en adolescentes.
La Directora del estudio afirmó “Sabemos que la píldora es extremadamente eficiente y sabemos muchos sobre riesgos, pero sus efectos sobre la calidad de vida, el bienestar o la depresión son mucho menos conocidos”.
Al parecer, los científicos están comenzando a interiorizarse más acerca de la relación entre el uso de los anticonceptivos y el efecto que causa en la salud mental y emocional. Y no es para menos, pues la píldora se usa en el mundo entero y miles de mujeres sufren sus consecuencias en silencio.
Testimonios de quienes padecieron un infierno
No necesariamente a todas las mujeres nos afecte por igual. A algunas, el uso de la píldora anticonceptiva no le provoca notorias consecuencias, mientras que hay otras que el cambio es tan drástico que pueden contar su vida como un antes y un después de las pastillas.
En el sitio Broadly, una mujer llamada Kate contó cómo pasó de ser una adolescente de 18 años alegre y sociable, a ser una joven triste y con pensamientos suicidas. Lo que explica Kate es que antes de la pastilla solía ser una joven tranquila, mientras que luego de comenzar a tomarla su estado anímico cambió repentinamente y comenzó a sentrise irritada y furiosa por pequeñas cosas. Más tarde, sobrevino la depresión y las ganas de quitarse la vida. Luego, cuando dejó la pastilla su mente se clarificó y pudo ver cómo volvía lentamente a la normalidad; ahora se sentía feliz nuevamente y con ganas de seguir haciendo cosas.
BBC recoge también el testimonio de una mujer llamada Vicky Spratt quien describió años de pánico y depresión mientras probaba distintas versiones de pastillas para intentar calmar su ánimo. Tenía tan sólo 14 años cuando comenzó a tomarlas debido a un problema de salud. Sus períodos duraban 3 semanas y el ginecólogo le dijo que la pastilla lo solucionaría, pero nadie le advirtió de las consecuencias mentales. La mujer describe su período tomando anticonceptivos como una pesadilla: “Fue aterrador. Estaba asustada. No me reconocí, no me gustaba a mí misma y no podía vivir mi vida. No sabía qué hacer, a quién recurrir o si alguna vez terminaría. No solo estaba ansiosa sino aletargada, me sentía completamente inútil. Me culpé a mí misma”. Ahora, Vicky, dejó por completo los anticonceptivos hormonales y admite sentirse una mujer distinta.
¿Qué puedo hacer?
Tal vez estés en el mismo punto en el que me encontré yo cuando comencé a investigar sobre ésto. ¿qué hago ahora? ¿sigo tomando la píldora o busco otros métodos? La decisión no es para nada fácil. Y, lamentablemente, la comodidad que otorga la píldora anticonceptiva, hace que muchas decidan seguir tomándola por un tiempo aunque provoque cambios de humor.
Si te sientes identificada con la descripción de los testimonios en este artículo, puede suceder que la píldora esté afectando tu salud mental. Como primer medida, no dudes en consultar a tu ginecólogo de cabecera para conversar acerca de lo que estás sintiendo y para barajar otras posibilidades de anticoncepción.
Además de la terapia hormonal, existen otros tipos de métodos anticonceptivos, como preservativos masculinos, preservativos femeninos, anillos vaginales, esponjas, diafragmas, diu, espermicidas o métodos naturales, como el de la temperatura basal o el método Billings.
Cualquiera sea tu elección, deberás siempre anteponer tu salud y tus preferencias. La salud emocional no es menos importante que la salud física. Escucha a tu cuerpo e intenta prestar atención a los síntomas cuando sientes que algo no va bien. Y, sobre todo, consulta siempre a tu médico.