La comunicación en el matrimonio es un campo minado. Atraviésalo con éxito.

Para el hombre la comunicación en el matrimonio es un campo minado en el que todos sentimos que damos pasos en falso.

Sean Fletcher

Ha sido un largo día de trabajo y vuelvo a casa queriendo nada más que sacarme los zapatos y tirarme en el sofá. Tan pronto como cruzo la puerta, mi esposa me da un beso de bienvenida e inmediatamente me doy cuenta que algo anda mal. Como soy un esposo amoroso, decido preguntarle si hay algún problema. Ella responde friamente: “Estoy bien”.

Si yo fuera tan experto en comunicación femenino/masculina como debería serlo, me hubiera detenido ahí. En lugar de eso, la presioné hasta que explotó llena de frustración. Escuché con atención, o al menos eso es lo que creí que estaba haciendo. En realidad, yo estaba procesando cada palabra como si estuviera a punto de diagnosticar una enfermedad. Y cuando ella terminó, en lugar de darle palabras de aliento, realicé una evaluación intelectual de la situación, recomendando el remedio adecuado, como si yo fuera un psicólogo calificado. Como resultado, su impotencia fue aún mayor y, hecha un mar de lágrimas, me reclamó: “nunca me escuchas”.

Me quedé helado preguntándome qué hice mal. Y yo que creía que era el esposo perfecto… Para el hombre, la comunicación en el matrimonio es un campo minado en el que todos sentimos que damos pasos en falso. Pero inevitablemente, hay que enfrentarse a esta “tierra de nadie”. Para aquellos que se encuentran tan perdidos como yo lo estaba en el pasado, aquí hay cinco maneras para comprendernos y comunicarnos con amor:

1. Autoexamínate

. Al comenzar a conversar con tu esposa, sé consciente de cómo se encuentra tu corazón. ¿Está abierto o cerrado? Pregúntate: “¿Estoy preocupado por sus necesidades o por las mías?” Si puedes responder afirmativamente que ella es tu prioridad, dialoga con precaución. Si no, retrocede y vuelve a evaluarte. Recuerda que un corazón cerrado es un corazón incapaz de comunicarse.

2. Date cuenta que la comunicación es más que sólo palabras

Nos comunicamos con todo nuestro ser. Si estás teniendo un mal día, todo lo que digas estará impregnado de tu malestar. Lo mismo sucede con tu pareja. No es una buena idea conversar de temas delicados si están de mal humor. Lo más conveniente es esperar hasta que ambos estén con un mejor estado mental y emocional.

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3. No des por hecho que toda respuesta negativa está dirigida a ti

Si tu pareja parece tratarte con frialdad, no quiere decir que esté enojada contigo. Quizás haya venido nerviosa de la calle o le haya pasado algo con los niños. Confía en sus buenas intenciones, e intenta verla con una óptica positiva.

4. Dale espacio

Todos necesitamos tener espacio para procesar nuestras emociones. Ser humano es una difícil tarea, y muy pocos son los que son buenos en eso. Deja a tu pareja ser humana y permite que tengan el espacio para lidiar con sus emociones.

5. No trates de arreglar la situación

Esta es una diferencia importante entre hombres y mujeres. Si un hombre habla de sus problemas, a veces es para quejarse y otras veces quiere asesoramiento real sobre qué hacer. Cuando una mujer cuenta sus problemas, también es a veces solo una queja pero a menudo es porque quiere recibir solo unas palabras que la reconforten. Los hombres no están acostumbrados a eso, y es por lo cual muchas veces ofrecen una solución. Las mujeres sienten que esa manera de reacción de los hombres es una forma de juzgarlas y de desatender a sus necesidades. Por eso, la conclusión es: escucha antes de querer arreglar las cosas.

Para finalizar: no hay una fórmula perfecta para la comunicación en el matrimonio. La única manera de asegurarse un buen diálogo es siendo comprensivo y amoroso con tu pareja. Acepta sus defectos y estate dispuesto a ser más flexible.

Traducido y adaptado al español por Maia Fernandezdel artículo original en inglés Traversing the communication minefield of marriage de Sean Fletcher

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Sean Fletcher

Sean Fletcher es profesor además de escritor. Es también un devoto esposo y padre de cinco hijos.