La disputa de la crianza de los hijos entre padres y abuelos
Si eres abuelo, este artículo puede ayudarte a mostrar mayor amor por tus nietos y a evitar momentos de conflicto con tus hijos.
Josseline Flores
Los abuelos son una parte esencial de nuestro círculo familiar. Durante la infancia llegan a convertirse en las personas más amorosas, divertidas, consentidoras y entrañables. Sus conversaciones, enseñanzas, obsequios, juegos y recomendaciones nos dejan sellos sentimentales que trascienden durante el resto de nuestra vida.
Un día escuché a alguien comentar que “cuando creía que sabía ya cómo ser padre se dio cuenta de que ya era abuelo”. Durante esta etapa los roles son muy distintos: mientras que, como padres, la responsabilidad es mayor y consiste en educar, instruir y corregir, los abuelos ya no sienten ese “peso” y solo se dedican a apapachar, cuidar y hacer entretenido cada momento con sus nietos.
Existe, sin embargo, una delgada línea entre la tolerancia y la falta de respeto, la libertad y la malcriadez. ¿Hasta qué punto la permisividad de los abuelos es aceptable y comienzan a traspasar incluso la autoridad paterna? Los niños son inteligentes, y cuando se percatan de que existe un adulto que los respalda, ya sea que actúen de manera correcta o incorrecta, comenzarán a formar una alianza, en la que los padres llegan a ser vistos como “enemigos”.
Por lo anterior les comparto cuatro sugerencias tendientes a evitar conflictos por la relación padres-crianza de hijos-abuelos:
- Trata cualquier desavenencia cuando tus nietos no estén presentes. Hace unos días mi madre me pidió que fuera más paciente con mi hijo mayor, pues desde su punto de vista soy demasiado enérgica. Él no estaba escuchando, así que charlamos sobre nuestros distintos enfoques y asumí el comentario como un sabio consejo. En algunas ocasiones nuestros padres quieren corregirnos frente a nuestros hijos como si tuviéramos seis años. Esta situación puede crear una conducta de acusación y amenaza, porque si tratamos de llamarles la atención dirán: “Te voy a acusar con tu papá”. Las consecuencias: se minimiza la autoridad paterna y se ensancha el ego y la falta de respeto.
- Confía en la capacidad de los hijos que educaste. Es normal sentir temor a ser padres y por la paternidad de tus hijos, así que solo apóyalos sin interferir de manera negativa; confía en que son sensatos y competentes para enseñar bien a tus nietos. Abuelo, tú ya educaste niños, ahora dedícate a disfrutarlos; apapáchalos, cuéntales historias, regálales golosinas y deja que sus padres se encarguen de la tarea más difícil.
- Evita poner en duda la autoridad de tus hijos. Lejos de manifestar tu rechazo y desacuerdo a través del enojo, platica con tu hijo, hija, nuera o yerno, de manera cordial, sobre lo que observas en su desempeño paternal. Frases como: “Tú no sabes educarlo”, “Deja que haga lo que quiera”; resultan dañinas. Y en el caso de los nietos, evita decirles: “No le hagas caso a tu madre porque está loca”, “Cuando tu padre era niño, se comportaba peor que tú”, “Si tus papás te incomodan, me avisas”. Esto solo le resta seriedad a las indicaciones de los progenitores y, en lugar de apoyarlo, lo estás perjudicando, porque el niño, adolescente o joven, asumirá una conducta incontrolable.
- No premies sus malas conductas. La mayoría de los abuelos encuentran desagradable la acción de castigar a los nietos y, de hecho, ese no es su papel; pero si se porta mal no lo pases por alto ni le celebres sus groserías. Como comenté al inicio, los consejos de los abuelos se convierten en palabras que atesoramos, y si en algún momento la rebeldía ocasiona que los muchachos no escuchen a los padres, es tu oportunidad de apoyar con tu sabiduría y experiencia para que los seres que tanto amas tomen la dirección correcta.
A la mayoría de los padres nos resulta molesto cuando alguien, lejos de una sugerencia, desea imponer un método o ideología de formación; sin embargo, considerar los consejos de nuestros padres nunca estará de más, porque cuentan con vasta experiencia y nos llevan una ventaja tremenda.
Padres: escuchen a los abuelos y eviten enfadarse, sus puntos de vista son válidos. Abuelos: no dejen que el amor excesivo los ciegue y confíen en la manera en que sus hijos desempeñan su paternidad. Y para ambos: desarrollen sus roles con cariño y respeto, porque es la base para ofrecerles a nuestros niños hogares armoniosos y confortables.