La ley del espejo: lo que me molesta del otro, lo tengo dentro de mí
Esa es una de las 4 Leyes del Espejo. Conócelas para aprender a identificar el reflejo en el otro o en uno mismo.
Danitza Covarrubias
Somos seres sociales por naturaleza. Eso significa que nos construimos en las relaciones. Es a partir del otro que podemos construir nuestra propia identidad. A través del lenguaje, las palabras, la conversación con los otros podemos nombrar la realidad. Al nombrarla, nos relacionamos con ella, nos reflejamos en esa realidad.
Según el efecto que tienen los otros en nosotros podemos darnos cuenta de nosotros mismos. Es a través de este reflejo que podemos destruir relaciones, si el reflejo nos desagrada y no queremos ver en los otros algo de nosotros mismos, si nos confronta lo que ocasiona en nosotros algo de ellos.
Es también a través del reflejo que podemos crecer como personas, hacer una revisión del uno mismo, y ampliar nuestra conciencia. Es necesario entonces trabajar para poder comprender, y tal vez modificar ciertas conductas.
¿Cómo podemos usar ese espejo a nuestro favor, y a favor de nuestras relaciones? Te lo explico a continuación.
Los 4 puntos de la Ley del Espejo
1 Lo que me molesta del otro, lo tengo dentro de mí.
Seguro has leído la frase típica de que lo que te choca, te checa. Esto se refiere a que eso que te molesta del otro, es porque lo más probable es que tú seas así. Por ejemplo, si te molesta que alguien sea muy controlador, lo más seguro es que tú tiendas a hacer lo mismo. Algunas personas lo niegan rotundamente. A veces, en estos casos, tal vez no es igual. Es probable que hagas lo contrario, y al ser lo opuesto es el mismo tema.
Por ejemplo, puede molestarse con otro que es muy “egoísta”, que sólo piensa en sí mismo. La persona que se molesta pudiera decir “yo soy muy generosa, siempre estoy pensando en los demás”. Precisamente por eso le choca, porque no se “atreve” a decirle no a los demás, no puede. Es el opuesto. El otro, no puede dar. Y el reflejo es que el que da a los otros, paradójicamente no se puede dar nada a sí mismo.
2 Todo lo que el otro me critica, o me reclama, si me hiere, es que aún no lo acepto en mí
Si por ejemplo Mariana le reclama a su pareja Juan que es muy enojón, Juan se enoja muchísimo. Eso significa que Juan no acepta su parte enojona, agresiva. Juan piensa que es malo enojarse, y que no debe hacerlo. Es por eso que cuando le dicen que es enojón, más se enoja. Aceptar una característica personal que no nos gusta, es el primer paso para poder modificarlo.
3 Todo lo que me critica el otro sin que me afecte, es su reflejo o proyección
Por ejemplo, en el mismo caso anterior si Mariana le dice a Juan que es muy enojón, y Juan no se molesta, seguramente es que Mariana es la que no puede aceptar su parte de enojo. Es ella quien tiene que trabajar en ello. En aceptarlo, y en ver qué hacer con ese enojo.
4 Todo lo que me gusta y amo del otro, lo puedo ver y apreciar por que existe en mí
Cuando puedes ver algo que amas en el otro, que reconoces y aprecias, es que tú eres igual. Por ejemplo si Mariana le dice a Juan que es un hombre muy cariñoso, amoroso, Mariana también lo es, y por eso puede verlo en Juan. Eso no significa que Juan no sea cariñoso, sino que Mariana puede verlo porque lo conoce, porque ella lo es. Ambos son cariñosos en realidad.
El poder trabajar en las leyes del espejo y en reconocer algo propio, sirve para poder aceptar esa característica personal. No solo para conocerse a sí mismo, también para modificarlo.
¿Cómo modificar una característica que consideramos negativa?
En primer lugar, como decíamos anteriormente, reconocer que es nuestra. Es tan simple como querer tomar un vaso: para poder agarrarlo necesito verlo, sentirlo, mirarlo, saber que ahí está.
Después es importante reconocer cómo surgió, qué función cumplió, y qué tiene de positivo en nuestra vida. Esto es importante, puesto que lo que no nos gusta no necesariamente tenemos que eliminarlo. Tal vez, solo saber cómo y cuándo usar ese recurso.
Por ejemplo, si alguien es muy enojón, no tiene que negarse al enojo por siempre. El punto de crecer en ese tema, es no estar enojado todo el tiempo, sino poder usar el enojo para lo que es: defenderse.
También comprender de dónde viene tanto enojo, para así poder sanarlo. Y comprender que ese enojo tuvo una función, que generalmente es sobrevivir, solo que deja de funcionar porque ya no es necesario. Pero el enojo sigue siendo un recurso en algunas circunstancias.
¿Para que sirven estas leyes?
Para poder reconocer si algo es propio o es del otro. Siempre estar en relación con otro u otros, es estar también en revisión constante con el uno mismo. Los reflejos sirven para crecer y ser mejor persona, y por consecuencia, mejorar nuestras relaciones.
Cuando algo te moleste del otro, recuerda revisar qué es lo que te genera para saber identificar si esa molestia nace del reflejo en el otro. Este análisis te ayudará a mejorar tus relaciones sociales para dejar de vivir “al choque” y disfrutar en armonía la relaciones con los demás.