La maternidad puede ser menos estresante si NO haces estas cosas
Muchas veces nuestro día termina con la sensación de que no hemos hecho nada.
Fernanda Gonzalez Casafús
A diario leemos en Internet miles de consejos acerca de lo que las madres debemos hacer para llevar una maternidad más feliz, menos estresada y más complaciente. No es para menos. La maternidad nos acapara la vida y muchas veces nuestro día termina con la sensación de que no hemos hecho nada, cuando nuestro cuerpo y nuestra mente dicen lo contrario.
Mis hijos van creciendo y no paro de pensar en cómo los minutos se esfuman sin que me de cuenta. Ser madre ha sido el mayor sueño de mi vida, y acá estoy, tratando de conjugar la maternidad con lo que queda de mi profesión (y tratando de que ésta vuelva a renacer como el ave fénix).
Entonces, a veces, mientras cierro los ojos en la ducha – momento en el que afloran grandes ideas- se me viene a la cabeza una pregunta ¿cómo hacen las otras madres para alivianar la carga diaria de la maternidad?
Primero, y antes de que alguien salte de un brinco, la maternidad no es una carga. Rotundamente no lo es, al menos para mí. Pero la frase merece su explicación. La maternidad supone ciertas cargas físicas y emocionales a las cuales todas las madres estamos expuestas y de las cuales -por el bien de la salud mental de toda nuestra familia- debemos descansar.
Dicho esto, se me ocurre pensar que todas las mamás merecemos un descanso, como ya vengo escribiendo en otros artículos, pero también hay ciertas cosas que NO debemos hacer si no queremos estresarnos con cosas de las que, a veces, hacemos “un mundo”.
Hacer todo sola
Ya sabemos que eres una súper mamá y puedes con todo. Vamos, todas lo somos. Pero no está nada mal que pidas a tu amiga o a tu madre que te acompañe a llevar a los niños al médico. Sí, hay mujeres que lo hacen todo sola ¿Por qué está mal pedir ayuda? Es una forma de confiar en los demás y en tratar de tomarte las cosas con mayor tranquilidad.
No ir a tu clase de baile
Muchas veces me he quedado en casa pensando que los niños no querían que me fuera a mi clase de baile, o aceptando el hecho de que mi marido recién llegaba de trabajar y quería estar conmigo y pasar tiempo como familia. Sin embargo, lo mejor que puedo hacer es tomar mi clase esas dos o tres veces semanales. No sólo me hace bien sino que mis energías se renuevan, y llego a casa con más ganas de atender a mis hijos.
Priorizar siempre a los demás
Cuando te conviertes en madre no sólo tus hijos siempre están primero, sino que algo cambia en tu ser que ves a los demás con más compasión. Es bueno ser solidarios y caritativos, también es bueno pensar en el otro. Pero también es bueno cuidarte, quererte y buscar aquello que te hace feliz. La semana pasada habíamos programado con mi marido una salida al cine. Mi hijo quería venir con nosotros, sin embargo tuve que dejar de lado la culpa y ponerme a mí y a mi esposo en primer lugar. No estábamos siendo egoístas, sino que estábamos alimentando el amor de mamá y papá, algo que es sumamente beneficioso para los hijos (y ellos con su abuela no la pasarían nada mal).
Guardar tus sentimientos
¿Cuántas veces te has quedado con un nudo en la garganta o aguantando la molestia que sentías? Los sentimientos deben fluir si no quieres sobrecargar tu mente. Si algo te molestó, si te sientes triste por alguna cosa, lo ideal es conversarlo, dejar salir eso que te pasa. Me doy cuenta que mi día a día se hace pesado cuando hay algo que me molesta y que no he logrado procesar. Cuando ese sentimiento fluye, me siento más liviana y puedo seguir.
Hacer todo a la vez
Todas lo hacemos. Una y otra vez. De repente te encuentras con unas cuantas prendas sobre el brazo, un par de zapatillas en una mano, unos juguetes en la otra y tratando de hacer malabares para que no se queme la comida. El tiempo es tirano y queremos solucionarlo todo ya. Lo ideal no es hacerlo todo a la vez sino que la clave está en saber organizarse. Suena utópico cuando las madres vivimos haciendo miles de cosas a la vez. Pero se puede. Al menos yo, lo estoy intentando.
No “cargar” a tu marido
Sí, él viene cansado de su trabajo y hace un esfuerzo enorme para mantener a la familia. Pero es un grave error que te sobrecargues tú por no querer “cargarlo” a él. Para tu esposo no es una carga vestir a sus hijos para dormir o acunar al bebé para que se duerma. Simplemente las mujeres a veces no queremos delegar y luego nos encontramos con que queremos que todo se haga a nuestra manera. Confía en el padre de tus hijos, él puede ayudarte a alivianar la carga de la maternidad, pues el rol de padre es su responsabilidad.
Puedes hacer tu propia lista, pues para alivianar la ardua pero bella tarea que supone la maternidad, debes hacer aquello que te reconforta y te hace sentir bien. Después de todo, cuando por las noches ves a tus angelitos dormir, tu cuerpo se desploma y tu mente reposa, te das cuenta de que lo estás haciendo bien.