La mesada: ¿es bueno dar dinero a los niños?
Construir buenos hábitos financieros no se logra de la noche a la mañana, es un aprendizaje y una actitud que logramos hacia el dinero desde que somos niños en nuestro hogar.
Emma E. Sánchez
En México usamos la frase “darle su domingo” para referirnos a una pequeña cantidad de dinero que se da a los niños para que la gasten en golosinas o lo que ellos prefieran. Cuando se trata de adolescentes, algunos se refieren a este mismo hecho como “darles la mesada”, lo que implica también una cantidad de dinero cada cierto periodo de tiempo para que cubran sus gastos personales. Una vez que un hijo ya trabaja y obtiene sus propios ingresos, se espera que pueda comenzar a contribuir en el hogar como preparación para el momento en que construya su propia familia.
En lo personal, no me daban dinero diariamente para gastar en la escuela ni tampoco domingo, sino que me proveían de comida para llevar a la escuela y me compraban lo que necesitara. Ya en la preparatoria comenzaron a darme mesadas, de donde se esperaba que cubriera mis gatos personales, aunque la realidad es que lo gastaba en cuanta cosa se me ponía enfrente y mis padres —particularmente mi papá— continuaban comprándome todo lo que necesitaba. Mi educación financiera comenzó demasiado tarde y la administración del dinero me costó mucho trabajo durante mis primeros años de matrimonio, por lo que apegarme a un presupuesto y disciplinarme en los gastos fue un proceso muy complejo.
La mesada tiene como gran propósito que los niños y jóvenes aprendan a administrar el dinero, a ser perseverantes, a ahorrar y esforzarse por las cosas que desean. Pero eso no se da en automático, ya que no porque damos el dinero el niño o el joven, este lo va a administrar adecuadamente de manera inmediata. Es por ello que a continuación vamos a ver cómo cumplir con esos buenos propósitos y evitar malos aprendizajes.
La edad perfecta para iniciar
La edad perfecta para iniciar a darle dinero a un niño es entre los 5 y 6 años. El mejor momento es cuando el niño se interesa en el dinero porque sabe que con éste puede comprar cosas. Ahora bien, hay niños a quienes no les llama la atención, situación con la que debes tener cuidado, ya que puede ser una señal de que lo tiene todo, no necesita nada o que incluso su deseo ha sido apagado porque se le da en demasía y aún antes de que lo pida. Esto puede ser muy peligroso, ya que parte del desarrollo es desear y buscar obtener las cosas por uno mismo.
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Se deben dar cantidades pequeñas
Cuando des a tu hijo su domingo o mesada, preferentemente hazlo en monedas para que pueda hacer un conteo de ellas y repartirlas entre las cosas que desea obtener. Por ejemplo, una moneda para un ahorro, dos para dulces, etcétera. Esta es la edad perfecta para las alcancías y las metas hermosas, como lograr comprarse un libro o algún regalo para alguien más. Completa el círculo de la enseñanza acompañando al niño a la tienda y deja que él pida y pague su compra ¡nunca olvidará la gran experiencia y la satisfacción de haber hecho algo por sí mismo!
Ahorrar y no gastar todo lo que se tiene
Hay niños que ahorran y luego dicen ¡todo esto es para gastar! Esa es una idea equivocada que una vez que se adquiere es difícil desterrarla de la mente. No todo el dinero que se tiene precisa ser gastado, lo que no se utiliza se puede seguir ahorrando.
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El trabajo va directamente relacionado con el incremento del dinero
Antes de dar dinero a un niño, debe haber pasado algunos añitos colaborando en casa con tareas sencillas: recoger sus juguetes, poner la mesa, cepillar al perro, tender su cama, etcétera. Una vez hecho esto y adquiriendo estos hábitos, se incorpora la parte de la remuneración económica. Conforme se va enseñando se debe presentar la idea de “ganar dinero por trabajo”, lo que quiere decir que además de los deberes y responsabilidades en casa, se pueden hacer trabajos extra para ganar dinero.
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Los deberes familiares no se pagan, son responsabilidad de todos y la colaboración al hogar se “paga” con la comida, el agua con la que me baño, con mi ropa limpia, etcétera. Si deseo más, debo hacer algo más. Si la abuelita regala dinero, hay que pasarlo por la repartición: una moneda para ahorro, dos para un libro, etcétera. Las tareas de la escuela, las buenas calificaciones y portarse bien, son deberes. Nunca pagues por ellos.
Conforme crecen y llegan a la adolescencia, se pueden enseñar conceptos como “préstamos y adelantos de mesada”, pero al mismo tiempo recuerda presentar “intereses, recargos y privilegios”. Enseñar a los hijos a obtener y cuidar su dinero es un regalo para toda la vida, ten paciencia y verás grandes logros en ellos.