La soledad, ¿mi peor enemiga?
No estás solo, siempre tienes a Dios y te tienes a ti mismo. Lee aquí unas sencillas formas de enfrentar la soledad.
Diana Cantor Martinez
Gran parte de mi vida la he pasado en soledad. Tengo una familia maravillosa y grandes amigos, he disfrutado de su compañía y afecto, pero, hay que ser sinceros, cada uno tiene que vivir su vida. En las fechas especiales no siempre es posible reunirnos, por lo que he pasado cumpleaños y navidades sin un abrazo. Mi oficina está en casa, y en muchas ocasiones con las únicas personas con las que he cruzado alguna palabra durante el día han sido el portero de algún edificio donde viví o la señora del supermercado. Para algunos esto puede ser raro, e incluso deprimente, mas para otros resulta tan común que se sienten identificados con cada palabra que hasta el momento he escrito.
Somos seres sociables por naturaleza. La pirámide de Abraham Maslow, o jerarquía de las necesidades humanas, formula que la afiliación, el deseo de protección, el afecto y la amistad figuran entre las necesidades básicas del ser humano, y que exigen ser cubiertas para que este pueda sentirse autorrealizado. Pese a esto, por diferentes circunstancias muchos seres humanos se ven enfrentados a la soledad física, mientras que otros pueden estar acompañados, pero su corazón únicamente alberga sentimientos de vacío y soledad.
Quiero compartirte en este artículo cómo he vencido el miedo a estar sola, y no hago una utopía de la soledad, ni la promuevo, porque nada reemplaza el amor, el afecto, el apoyo y la compañía de la familia, los seres queridos y los amigos; solo que si, por alguna razón, en algún momento de tu vida te encuentras cara a cara con la soledad, no le temas, aprende a enfrentarla y hacer de ella una buena amiga y compañera:
Nunca estás solo
si tienes a Dios en tu corazón y te tienes a ti mismo. Al final, por más compañía que tengas siempre te sentirás solo y vacío sin estos pilares fundamentales en la vida de toda persona.
La confianza en un ser supremo te devuelve la paz y la tranquilidad, te da la sensación de que todo está bajo control, que no depende solo de ti y de tus fuerzas, que hay alguien que te ama y se preocupa por ti, y que ese alguien te creó y está al pendiente de tus necesidades. Cuando confías en esa fuerza suprema los milagros siempre son posibles y el sol siempre brilla, aunque te niegues a verlo.
Por otra parte, con esa fuerza que te imprime la presencia de Dios en tu vida está tu propia fuerza interior, porque solo o acompañado siempre necesitarás de ti mismo, así que aprende a quererte, a confiar en ti, a aceptarte tal como eres; reconcíliate contigo mismo, siente tu compañía, date afecto a ti mismo. Pero, te preguntarás, ¿cómo es eso de darme afecto a mí mismo? Levántate de la cama, corre las cortinas y abre las ventanas, deja que entre el sol y corra el aire, limpia tu espacio, mereces un lugar fresco y agradable en donde sentirte cómodo; aliméntate bien y, en las horas indicadas, ejercítate, arréglate, usa tu ropa favorita y aplícate una loción; no necesitas a nadie cerca para hacer estas cosas, tampoco requieres una motivación diferente que tu mismo deseo de sentirte bien.
Procura mantenerte en contacto con tus amigos y seres queridos
. Ya lo mencioné al principio, no siempre es sencillo reunirse con la familia y con los amigos, pero hoy ¡no hay excusas!, llama, escribe.
Dale sentido a tu vida
. Sueña, establece metas, haz propósitos.
Trabaja en lo que te gusta
. Hoy trabajo en casa haciendo lo que me gusta, pero a lo largo de veintidós años laboré para diferentes compañías; crecí profesionalmente y experimenté innúmeras satisfacciones. Lo más grato de todo fue la gente que conocí, mucha de la cual hoy sigue siendo mi amiga; sin embargo, un día comprendí que por más prestigio y dinero que ganara no era feliz, y de forma voluntaria dejé mi último empleo. Hoy me dedico a hacer lo que me gusta, y me siento más tranquila y en paz conmigo misma.
Reencuéntrate contigo mismo
. La soledad es un tiempo de mirar hacia adentro. No siempre estarás solo, así que aprovecha esos momentos para hacer ejercicios de introspección, para mirarte respetuosamente y con afecto, sin afán de crítica o burla; luchando por encontrar el camino para cambiar lo que no te gusta de ti y seguir la ruta más fortalecido. Abre tu mente, desecha los pensamientos negativos y recibe con alegría y fe nuevas ideas y formas de ver la vida.
Canta, baila, viaja
. No necesitas compañía para hacer estas cosas. Muchas personas no las hacen por esperar a otros. Una amiga publicó unas fotografías hermosas de un lugar paradisiaco. Le dije, “Qué hermoso, ¿con quién fuiste?”. Y me respondió, “Con Olga Fernanda (ella misma), me cansé de esperar a que alguien viniera conmigo”.
Lee
Es el mejor camino para encontrarte, y la mejor compañía que jamás podrás imaginar.
Escribe
Se trata de un ejercicio valioso, y podrías apoyarte en esta lectura http://familias.com/escribir-la-vida-para-entenderla-y-aprender-de-ella.
¿La soledad es una mala consejera?
Por supuesto que no, tú decides cómo la asumes, porque solo tu incapacidad de enfrentarte a ella te hará lanzarte a personas y lugares equivocados.
La soledad no es un estado permanente. La veo como a una amiga temporal, a la que le agradezco su inmensa compañía, sus aprendizajes y, sobre todo, la fortaleza que me imprime; con fe y confianza siempre miro hacia el futuro.
Quiero recomendarte varios libros que pueden ayudarte: La felicidad está en ti, de Octavio Aceves; El día que te quieras, de María Cecilia Betancur y de Ricardo Maya Correa, Juega para ti.