La solidaridad: el valor del bien común
Cuando la solidaridad está presente en la familia y en la sociedad el bien común reina en nuestras relaciones. Muchas veces esperamos que nuestros gobernantes trabajen por el bien común, pero nosotros también somos responsables.
Andrea Echeverri Gutierrez
Hace algunos días, en esta misma página de Familias.com, leía un artículo relacionado con el abuso sexual en adultos mayores. Impacta mucho conocer acerca de este fenómeno que cada día crece y afecta a más personas en el mundo.
Ante un hecho como este surgen muchas preguntas. Y la dolorosa respuesta a la mayoría de ellas es la misma: vivimos una crisis de valores. Nuestra sociedad, cada vez más globalizada, ha avanzado en términos tecnológicos, científicos y ambientales; pero como comunidad ha retrocedido en la convivencia social, hasta el punto de vivir sin respeto y sin conciencia del otro.
Hemos llegado hasta la Luna, Marte y Júpiter; cada vez resulta más fácil comunicarnos en tiempo real con personas que están al otro lado del mundo; las distancias no son un reto para nuestros medios de transporte; sin embargo cada día somos más egocéntricos, mezquinos y anti éticos.
Más solidaridad, menos abusos
Conforme a la fe, según la religión que se profese, es mandato divino el amor al prójimo; todos estamos en la obligación de acoger al otro, de aceptarlo como es, de respetarlo, ayudarlo y protegerlo. Y esto se logra a través del valor de la solidaridad. No obstante, cuando se trata de abuso, agresión o maltrato, la carencia moral se encuentra en este mismo valor.
La solidaridad es un valor que implica brindar apoyo y servicio a los demás en todo tipo de necesidades. Además, a través de ella se logra la convivencia sana en cualquier grupo, porque exige conocer y respetar las diferencias. Por eso, cuando la solidaridad está presente en la familia, comprendemos el valor de un grupo unido y por ello cuidamos los intereses comunes.
Es imposible que exista abuso, maltrato o agresión cuando la solidaridad está presente. Pero, ¿cómo se puede vivir la solidaridad en nuestra vida diaria? Acá tienes algunas ideas para lograrlo:
Tres actividades para fomentar la solidaridad en nuestra familia
1. Juego de roles
Por lo menos una vez al mes, el mismo día, los miembros de la familia deberán asumir roles que le corresponde cumplir a otros. Por ejemplo, un domingo al mes, la mamá asume una de las responsabilidades del hogar que tiene el papá, como llevar a lavar el automóvil o cosas similares; el papá plancha la ropa de la semana o el hijo corta el césped. A través de este juego cada uno de los integrantes de la familia logra ponerse en el lugar del otro y comprender lo que aporta al beneficio de todos.
2. El descubrimiento
Escoge un día de la semana en el que todos los miembros de la familia permanezcan en casa. Asigna a cada uno de ellos la misma tarea: observar a los demás y descubrir en ellos sus cualidades. Cada uno deberá ir anotando las cualidades que ve en los otros y al finalizar el día deberán reunirse para poner en común lo observado. Es decir, todos leerán en voz alta lo anotado y explicarán por qué creen que los demás tienen esas cualidades. Este es un juego que nos permitirá descubrir las cualidades de cada uno de los miembros de nuestra familia, con objeto de valorarlos y comprenderlos un poco más.
3. Labor social
En algunas épocas del año se presentan situaciones que afectan a cientos de personas: inundaciones, derrumbes, sismos, entre otros, suelen dejar mucha gente damnificada. Planea con tu familia una labor social específica para realizar cuando sucedan estas cosas. Puede ser llevar ropa, alimentos o abrigo a quienes lo están necesitando. Lo ideal es que todos tus familiares participen y tengan claro qué hacer y en qué momento. Esta actividad fomenta la solidaridad con aquellos que no son familiares o amigos, y fortalece a la familia.
El bien común también es responsabilidad nuestra y no solo de nuestros gobernantes. Por eso te invitamos a vivir la solidaridad en todos los momentos de tu vida.