Las cosas que realmente valen en la vida no se compran con dinero
Cierra los ojos y piensa ¿Qué te hace feliz? Si has sonreído, ahí es.
Fernanda Gonzalez Casafús
Volvía de compras con los bolsos cargados. Zapatos, un collar bellísimo y un par de menesteres innecesarios que luego andarían tirados por allí. Lo sabía, pero en ese momento llenaban un vacío. Lo que realmente quería, no podía comprarlo con dinero.
Aunque llevaba una vida majestuosa llena de placeres, y aunque tenía un trabajo envidiado por muchos de mis allegados, llegó un momento en que ni todo el dinero del mundo podía comprar lo que yo anhelaba en ese momento: abrazar a mi familia.
No pretendo hablar desde el conformismo o la mediocridad, sino desde lo más prístino y esencial del ser humano, y eso es la búsqueda innegable e incansable del amor y de las relaciones sociales. Somos felices cuando somos amados, tengamos o no tengamos dinero.
Y tú me dirás ¡sin dinero tampoco somos felices!
Pues claro, nos dignifica tener una vida de comodidades y placeres logrados a través de nuestro esfuerzo. Pero dime algo ¿qué haces cuando compras un coche nuevo?, ¿y qué es lo primero que haces cuando quieres festejar algo? Corres a buscar con quién compartirlo, ¿verdad?
Y de eso se trata:de compartir la vida, de rodearnos de nuestros afectos, de cultivar nuestras relaciones y nuestras amistades con esfuerzo, dedicación y paciencia. Porque ningún oro del mundo va a comprar lo que vale un buen amigo, una gran madre o un buen esposo.
Las cosas más lindas de la vida no son cosas
Haz este ejercicio: cierra los ojos, y piensa en aquello que te hace feliz. Sí, un buen carro y unas merecidas vacaciones en la playa también nos hacen felices ¡y cómo! Pero no me refiero a eso. Me refiero a lo que llena tu alma, a lo que te trae paz, a lo que te desborda de alegría.
Ya sea tu pareja, tu familia, tus amigos, tus hijos o tu mascota, todo cierra en un círculo perfecto: el amor, el que damos y recibimos. Las cosas que más nos hacen felices en la vida no son justamente cosas, sino momentos, personas, tiempo compartido, abrazos sinceros, encuentros esperados, entre otras cosas intangibles.
Tanta frivolidad en el mundo a veces nos hace insensibles ante las cosas que realmente valen la pena. Nos preocupamos por tantas cosas banales y nos olvidamos de tantas otras más importantes. Y en medio de todo ello caemos en la cuenta de que el dinero puede comprar un reloj, pero jamás comprará el tiempo que perdimos con quienes nos amaban de verdad.
Cosas que no puedes comprar con dinero
Amor
Tiempo
Paz mental
Amistad
Una sonrisa genuina
Felicidad
Salud
Bienestar familiar
El abrazo de tus hijos
Humildad
Respeto
Empatía
Todas estas cosas son valores en la vida que el dinero no puede comprar. ¿Qué otra más agregarías tú a la lista?
Los niños, grandes maestros
Cuando llegan las Fiestas o alguna fecha especial, los padres solemos buscar el regalo más caro para homenajear a nuestro hijo. El consumismo imperante hace estragos en nuestras convicciones, y pensamos que más es siempre mejor.
Sin embargo, en los niños, esa operatoria no siempre es válida. Se sorprenden por el increíble regalo que reciben, pero al rato están jugando con la caja. Juegan con el juguete de moda por un tiempo, pero luego caes en la cuenta de que tal vez no era necesario gastar esa fortuna; al fin y al cabo vuelven siempre a su viejo y querido peluche descosido.
A mis hijos les encanta jugar con sus juguetes, y de hecho trato de inculcarles que los cuiden. Pero cuando los veo más tiempo jugando con barro y arena que en la sala jugando con muñecos y figuras, me doy cuenta que los adultos debemos ser grandes observadores, para aprender el mensaje que nos dejan nuestros hijos.
Ellos son felices sin tantas ostentaciones. A los niños les hace feliz jugar con otros niños, así sea a correrse, a trepar y saltar. Ellos nos enseñan que ser feliz no depende de un objeto, y con sus abrazos y besos nos demuestran que seamos ricos o pobres, les demos mucho o poco, ellos nos aman por quienes somos con ellos.
Cultivar las relaciones te hará rico
Nos vamos sin nada de esta vida. De nosotros quedará el recuerdo de lo que hicimos como personas y de la clase de valores que profesamos. Tus hijos te recordarán por tu cariño, tus palabras y tu forma de ser con ellos. Les des una fortuna o no les des nada, si te brindas con amor, serás la persona más valiosa del mundo para ellos.
Cultivemos nuestras relaciones. En un mundo carente de empatía y afectos, enseñemos con el ejemplo; brindemos nuestro cariño y fortalezcamos los lazos que están débiles o a punto de romperse. No nos dejemos llevar por cosas triviales, y profundicemos aquellos vínculos que valen la pena y no queremos perder.
El dinero puede ayudarnos a cumplir nuestras metas y sueños, pero jamás comprará nuestra capacidad de soñar. Ama, ríe, comparte la vida en familia y con amigos. Sé feliz con lo que tienes y no te atormentes por lo que no tienes.
Todo llegará a ti en su justo momento. Mientras tanto, no te olvides: las cosas más importantes en esta vida no son cosas, y ni la más grande fortuna del mundo podrá comprarlas.