Las familias pueden ser eternas. Y los matrimonios, para toda la vida
Es tiempo de rescatar el verdadero valor del matrimonio; si te casaste, que sea para toda la vida.
Shaysiu García
Son muchas las parejas que se casan con ideas preconcebidas sobre el matrimonio. Unos los hacen por tener a alguien a su lado con quien compartir siempre, otros con el deseo de formar un hogar, algunos más con la idea de que alguien los haga felices y otros tantos por algún interés personal, conveniencia, incluso despecho, desamor y miedo a la soledad. Pero una minoría lo hace con todos los sentidos puestos en el verdadero significado del matrimonio.
Casarse con un concepto equivocado, ya es indicio de que algo no va a funcionar del todo bien. Es como si usaras una licuadora para hacer el café y la cafetera con la intención de licuar: el resultado no va hacer el esperado, pues cada artefacto está hecho para cumplir con una función específica. Igual sucede con el matrimonio.
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Un error común que he escuchado una y otra vez en muchas parejas, es casarse con la idea de que si no funciona, sencillamente se divorcian. Como si se tratara de probar suerte en una universidad nueva o un trabajo diferente, o tan fácil como cerrar un negocio. Iniciar el matrimonio con esa idea formada te predispone a la separación, en lugar de tener una posición de compromiso de por vida.
El matrimonio, un pacto de amor
Cuando tomas este compromiso de manera legal, estás adquiriendo una obligación y responsabilidad ante la sociedad y frente a la que ahora será tu familia. Cuando lo asumes frente a un altar, estás además haciendo un pacto —en este caso, de amor—, legitimado ante los ojos de Dios.
Ahora bien, te recuerdo lo que simboliza un pacto. Un pacto es un acuerdo, alianza, trato o compromiso, donde los involucrados aceptan respetar aquello que estipulan. El pacto establece un compromiso y fija la fidelidad hacia los términos acordados o hacia una declaración, por lo tanto, obliga al cumplimiento de ciertas pautas.
Hoy en día, muchas parejas han olvidado el verdadero significado de esta palabra y la promesa que un día hicieron ante Dios, de amarse hasta que la muerte los separe. Con el tiempo, ésta verdad la han tomado como un cliché y no como lo que realmente es: un acto espiritual de gran valor y peso.
La tentación del divorcio
Si bien es cierto que en toda relación va haber problemas y diferentes etapas que enfrentar, no cualquier razón es suficiente para pensar en la opción del divorcio. Una gran causa de estas separaciones es pensar que las emociones que acompañan la etapa del enamoramiento son infinitas. Este periodo en realidad dura muy poco, pero justo cuando se acaba es cuando comienza a fluir el verdadero amor, que pese a no provocar la sensación de “maripositas en el estómago”, da paso a la disposición de ambos para amarse y luchar por mantener su unión, la armonía y el bienestar de ambos.
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Si has considerado esta opción, piénsalo no dos veces, sino unas cien veces. Estas serían unas razones que podrías considerar antes de renunciar al matrimonio eterno:
1. Los hijos
No es que ellos deban tenerte atado a una relación sin futuro, pero es importante considerar lo importante qué es que ellos crezcan viendo sus padres juntos y la influencia que tiene para su educación, salud mental y sus emociones.
2. Conocer a alguien más, implica ciertos riesgos
No estoy de acuerdo con aquel refrán que dice: “Más vale malo conocido, que bueno por conocer”. No lo comparto en lo absoluto, pero sí debes tener en cuenta que corres el riesgo de que esa persona nueva no cumpla tus expectativas y sea lo que realmente esperas. Pese a ello, lo elegiste para ser tu compañero de por vida y juntos pueden pulir aquello de su personalidad que resulte necesario para encontrar la armonía y la felicidad.
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3. El enamoramiento también va a cesar, pero empieza lago mejor
Aunque puedas sentir esa maravillosa sensación de cuando se está enamorado al inicio de una relación, tienes que saber que en algún momento también va a menguar. Quizás no será tan romántico, caballeroso y detallista como lo era cuando quería conquistarte. Pero si ustedes trabajan por ello, éste será solo el comienzo de algo mejor: un amor más maduro, más profundo y sólido que compensa con creces los pequeños detalles perdidos en el tiempo.
Creo totalmente en las restauraciones matrimoniales y en los grandes milagros que Dios ha hecho y aún está dispuesto hacer en las familias que estén dispuestas a luchar. Busca ayuda para fortalecerte y superar las adversidades. Divorciarse no siempre es la mejor solución. No te unas a la estadística de los divorciados, sé ejemplo de que todavía se puede amar para toda la vida, ¡hasta que la muerte los separe!