Lo que las abejas me enseñaron acerca de proteger a mi familia.

Lee este artículo y descubriras por qué la familia es la base de la sociedad y para que nunca olvides que siempre podemos recurrir a nuestros seres amados para superar las dificultades de la vida.

Erika Otero Romero

Hace algunos años llegó a casa un enjambre de abejas que en Colombia conocemos como ‘Angelitas’; esta especie en particular es pequeña, cada abejita mide alrededor de 4 milímetros y producen una miel exquisita; podría decirse que son parte del jardín trasero de mi casa y le dan vida a los días de verano. Me agradan mucho más este tipo de abejas porque son por completo inofensivas para los seres humanos y los animales. Cierto día, unas abejas negras un poco más grandes que las angelitas intentaron invadir la colmena que ellas tienen en la pared del patio, fue increíble ver cómo defendieron su panal hasta el punto que muchas murieron para proteger su casilla y vencer a las invasoras, más sorprendente aún fue que sólo pasaron dos días para reconstruir la entrada de su hogar.

Este acontecimiento con las abejas angelitas me hizo pensar en nosotros los seres humanos y en mi familia en particular, en cómo a través de los años, hemos superado obstáculo tras obstáculo y nos hemos mantenido firmes en medio de las tempestades gracias a que hemos permanecido unidos.

Somos miembros de una sociedad cuya célula principal es la familia, muchos son los retos diarios que debemos enfrentar y superar; al igual que pasó con las abejas angelitas en mi casa, después de cada desafío debemos reconstruir nuestro hogar para seguir adelante con nuestras vidas, como si nada hubiera pasado, aprendiendo de nuestros errores y sobre todo, apoyándonos incondicionalmente.

Es por esta razón, que hoy quiero exponer algunas herramientas que nos ayudaran a luchar por el bienestar de nuestros hogares y el de nuestras familias y serán de provecho en medio de los dilemas de la vida.

Nunca olvidemos que familia solo hay una

No importa cuántos problemas podamos llegar a tener con nuestros padres e incluso con nuestros hermanos, siempre que haya lazos fuertes y nos sepamos amados por los nuestros, podemos recurrir a ellos en busca de compañía, consejo o apoyo moral, cualquiera sea el caso.

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Nuestra familia es la única que brinda apoyo incondicional

Puede ser que tengamos un círculo de amigos muy valiosos, sin embargo, en algún momento nos veremos obligados a regresar el favor que nos hayan hecho; no pasa así con nuestra familia, ejemplo de ello son nuestras madres y padres que nos dan todo de sí sin esperar nada a cambio, lo que hagamos por nuestros padres a manera de agradecimiento por su entrega ya es cuestión personal.

Si dejamos nuestro hogar debemos recordar que siempre podremos regresar a él

Respecto a esto hablo con conocimiento, hace algunos años fui en busca de mejores vientos a otro país; recuerdo que al momento de embarcarme en esa aventura mi padre me dijo esta frase: “nunca olvides que éste es tu país y la casa siempre será TU casa”, nunca lo olvidé. Cuando los malos tiempos me llegaron en el país donde había emigrado, sin dudarlo regresé a mi hogar y fui recibida por mi familia de una manera que nunca olvidare.

Debemos estar dispuestos a defender nuestro hogar

Cuando digo “hogar” no me refiero a un lugar físico, hablo de la relación que se establece entre familiares, esa cercanía y afectos que van más allá de lo que se puede expresar. Los infortunios pueden llegar en cualquier momento y es nuestro deber que no nos tomen por sorpresa llegado el caso, debemos estar dispuestos a dar todo de nosotros para salir adelante a pesar de las dificultades.

Siempre debemos luchar por la felicidad, recordemos que ésta tiene un precio y que las cosas buenas no están diseñadas para quienes buscan las cosas fáciles de la vida; piensen en sus padres, hermanos, tíos, primos y abuelos, cuando alguno de los miembros de nuestra familia tiene un problema todos sentimos pesar y queremos que se resuelva pronto, en ese momento nos mantenemos unidos y hacemos lo que esté en nuestras manos para apoyar a nuestro ser amado en desgracia. ¡Podemos ser como las abejas, si luchamos unidos venceremos unidos!

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Erika Otero Romero

Psicóloga con experiencia en trabajo con comunidades, niños y adolescentes en riesgo.