Lo que las redes sociales dicen de ti
Usar las redes sociales para fomentar la superficialidad, la discriminación y la violencia, es atentar contra nosotros mismos; recuerda que "con la vara que mides, serás medido".
Yordy Giraldo
El ya conocido y viejo refrán: “cría fama y échate a dormir”, bien podría ser usado como eslogan de las redes sociales. Y es que, aunque al hacer uso de ellas nuestra intención sea la de mostrar la mejor versión de nosotros mismos, lo cierto es que a veces pareciera que ponemos todo el empeño en perjudicarnos.
No importa que solo publiquemos nuestras mejores fotos, demos “me gusta” a toda imagen de persona, animal o planta en desgracia o nos esforcemos por retwittear todas las figuras religiosas que encontremos, el resultado final no siempre es como para presumir. Y es que inconscientemente —quiero suponer— estamos mezclando conceptos. Confundimos franqueza con desvergüenza, la libertad con el exceso, la legalidad con la justicia, el amor con el deseo. A una opinión la llamamos argumento y al fanatismo convicción. Nadie quiere aprender o nutrirse de los conocimientos o formas de pensar del otro, sino tener la última palabra. El resultado final es vergonzoso. Nos ocultamos en el derecho que tenemos a expresarnos, pero no reparamos en el derecho de quien nos lee y que finalmente, termina siendo víctima de nuestro poco tacto e irresponsabilidad. Incluso, son cuantiosas las ocasiones en que terminamos dañándonos a nosotros mismos. Es por ello que comparto contigo algunos de los ejemplos más comunes de cómo ciertas conductas en las redes sociales, pueden perjudicar nuestra imagen.
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Formas en que hablas mal de ti en las redes sociales:
1. Expresarte con groserías
Cada quien es libre de actuar como le dicte su conciencia y de hecho no pretendo decirle a nadie cómo comportarse, sino hacer notar cómo ciertos comportamientos te hacen ver a los ojos de los demás. En ese sentido, considero que si hay algo que habla muy mal de una persona, es un lenguaje incapaz de ir más allá de las ofensas. Sé prudente en la forma que te expresas y cómo te diriges a las personas.
2. Escribir con faltas de ortografía
Yo soy la primera en admitir que no tengo la mejor ortografía, pero me esfuerzo siempre por trabajar en ello. Haber ido a la escuela y no tener deficiencias de aprendizaje no te exime que tus textos se caractericen por sus errores ortográficos, cosa que puede ser interpretada como que eres una persona a la que no le interesa superarse.
3. Postear fotos subidas de tono
Quizá lo que deseas es presumirle al mundo tu belleza y buena genética y lo admito, todos necesitamos un poco de atención de vez en cuando, especialmente los jóvenes que están afianzando su autoestima. Sin embargo, hay de fotos a fotos, y las que abusan del erotismo terminan luciendo desesperadas, superficiales y de pocos valores morales.
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4. Opinar sin argumentos
La libertad de expresión es un derecho de los seres humanos que todos debemos respetar, pero cuando esa libertad pone de manifiesto tu desconocimiento, pones en entre dicho tu capacidad para hablar del tema y corres el riesgo de que nadie tome en cuenta tus palabras. Por ello, lo mejor es enterarnos desde todas las aristas de aquello que queremos opinar, antes de hablar.
5. Incitar al odio, la discriminación y al racismo
Creo que este es uno de los peores hábitos que podemos desarrollar al ampararnos en el anonimato de las redes sociales. Nos ungimos fiscales de todas las causas y despreciamos todo lo que no esté de acuerdo con nuestra forma de pensar o ver la vida. Pedimos justicia para lo que nos interesa y quemamos en la leña verde de la opinión pública aquello con lo que no comulgamos.
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Un poeta griego de nombre Hesíodo, tiene frases interesantes al respecto. Él dijo: “Una mala reputación es una carga ligera de levantar, pesada de llevar, difícil de descargar”, y que “Si hablas mal, se hablará de ti peor”. Ambas frases muy a tono para estos tiempos, donde nos sentimos con derecho a todo y sin obligaciones de nada.