Los 5 pecados capitales de la maternidad

Que seamos madres no significa que no fallemos. Y estos pecados capitales están a la orden del día ¿Cuáles cometes tú?

Fernanda Gonzalez Casafús

Vengo haciendo mi carrera de madre a prueba de ensayo y error. Sí, lo sé, como tú. El manual de cómo ser madre lo escribimos a la par de nuestras corridas al médico, de ropa manchada con comida y de aquellos mechones que se escapan de una cola de caballo atada la noche anterior.

Y en todo ese tumulto, en la carrera hacia eso que queremos ser pero no llegamos, entre las pilas de ropa por lavar y las ganas de tirarse a dormir 8 horas seguidas, gritamos, nos devoramos el postre que quedó en la heladera, o nos martirizamos -al mismo tiempo- con el último álbum de fotos de esa amiga soltera que tiene el cuerpo perfecto.

Somos humanas, y nuestro corazón está lleno del amor más rebosante que jamás imaginamos, pero también nos come la culpa de sentirnos a veces algo devastadas y superadas por una situación que nunca deja de ser nueva, porque cada día en la maternidad es único e inigualable.

Los pecados capitales

La espada de Damocles nos persigue día a día a las madres en una sociedad que pretende que seamos esas mujeres invencibles que todo lo hacen bien. Y, como dice el dicho, el que mucho abarca, poco aprieta. Aunque seas una “madraza”, una empresaria o jefa exitosa y tengas todo bajo tu control dentro y fuera del hogar, en algún momento puedes llegar a sentirte a punto de explotar.

Mi casa es enorme y no tengo a nadie que haga el aseo por mí. Nos arreglamos con mi marido, pero para serte sincera, en este momento hay ropa colgada en la silla, una taza del té de anoche sobre la mesa de la computadora, y unos bloques que hace tres días les pido a mis hijos que guarden.

Advertisement

La pereza me persigue cuando en vez de disponerme a guardar, me siento a ver las redes sociales. La gula se apodera de mí cuando en vez de dejarle ese bombón a los niños, me lo como. Y la ira y el orgullo calman mi ego cuando no pido perdón a mis hijos por haberles gritado.

Y así, como mamá, cometo los siguientes pecados capitales, una y otra vez.

1 Pereza

Las madres no tenemos mucha chance de procastinar; sin embargo, muchas veces dejamos cosas inconclusas o nos invade el espíritu remolón. Pero, ¡es que a veces estamos tan cansadas!

A pesar de dejarnos llevar por la pereza, las madres muchas veces sentimos culpa. Así que es muy probable que luego de haber jurado que la maqueta de tu hijo la harías con las cosas que encuentras en casa, te veas volviendo de la tienda con papeles de colores, brillos y apliques. Sí, la pereza nos invade, pero somos madres, y estamos perdonadas; y además, casi siempre ganamos la pulseada a la holgazanería.

2 Gula

Dicen que ser madre es dejar la última porción de pastel de chocolate en el refrigerador. Pero, ¿quién no se ha comido a escondidas unas cuantas cucharadas de helado?

Advertisement

La glotonería es nuestra fiel compañera cuando nuestros hijos dejan sobras en su plato, o cuando comemos aquellas golosinas que ellos no comen. Pero además, saborear aquello que nos gusta -y sabemos que disparan la balanza- nos da ese pequeño placer que a veces necesitamos.

3 Ira

Las madres somos leonas. Pero no siempre la misma leona. Unas veces somos felinos enjaulados, domesticados. Y otras tantas dejamos ver nuestro lado salvaje. Y cuando la ira se apodera de una mamá leona, la calma puede tardar en llegar.

La cólera, el enojo y la ira son sentimientos que nos dan mucha culpa a las madres y los cuales nos lleva bastante tiempo dominar. El arte de no sucumbir a este pecado es todo un reto, y es una trampa mortal, pues deja un pésimo ejemplo a nuestros hijos.

Cuando aprendes a contar hasta diez y a manejar tu paciencia, caes en la cuenta que la ira es un pecado que lastima el alma de quien la padece, más de quien la recibe.

4 Codicia

En una sociedad de consumo en la que vivimos, vemos a muchos padres enfrascados en esa competencia desleal de darles a sus hijos el mejor celular, el último modelo de zapatillas deportivas o el juguete más caro.

Advertisement

La codicia es uno de los peores pecados de la humanidad, y si la trasladamos a la vida parental, hace mella en nuestra familia. La ambición desmedida se traduce también en horas extra de trabajo, poco tiempo con los hijos y la familia, o en esa avidez por tener lo mejor y lo último sin reparar en que lo verdaderamente importante es el amor de quienes tenemos cerca.

5 Orgullo

El peor error que podemos cometer con nuestros hijos es mostrar ese orgullo que no nos deja volver atrás. La falta de arrepentimiento, el engreimiento, o la avidez en demostrar quién tiene el poder o la razón, hacen que muchas veces nuestros hijos no comprendan que equivocarse es humano.

Pedir perdón por nuestros errores, abrazar cuando es necesario, bajar la cabeza y explicar que podemos equivocarnos, son signos de dignidad y honra, sendos valores insoslayables en cualquier persona.

Los pecados capitales en la paternidad están a la orden del día. Somos humanos, nos equivocamos y volvemos a escribir nuestra historia una y otra vez. El punto de quiebre está en comprender nuestras falencias y actuar en consecuencia.

No temas equivocarte, no te culpes por caer. Levántate y vuelve a pisar; deja tu huella, pues sobre ella caminarán tus hijos. Demuéstrales que aunque mamá y papá cometan errores o “pecados capitales”, allí estarán dispuestos siempre a redimirse y hacer siempre lo mejor por ellos.

Advertisement
Toma un momento para compartir ...

Fernanda Gonzalez Casafús

Fernanda es Licenciada en Periodismo, especialista en Redacción Digital y Community Managment. Editora de contenidos y redactora en Familias.com. Nacida en Argentina y mamá de dos, ama los animales, la danza, la lectura y la vida en familia. Escribir sobre la familia y la maternidad se ha convertido en su pasión.