Los mándalas como estrategia de relajación para niños
El pintar mándalas, representaciones o diagramas del hinduismo o budismo, es una buena estrategia para ayudar a los niños a relajarse y mejorar su desempeño académico.
Isis Lugo
Los mándalas (o mandalas) son diagramas o representaciones esquemáticas y simbólicas del macrocosmos y el microcosmos, utilizados en el budismo y el hinduismo donde se representa el espacio sagrado (el centro del universo y soporte de concentración). Por lo que generalmente es representado como un círculo inscrito dentro de una forma cuadrangular, que simboliza los cuatro puntos cardinales, cada parte adornada con diversos diseños geométricos o de la naturaleza. Son dibujos bastante vistosos y que pueden llenarse de muchos colores. Fuera del simbolismo religioso, este tipo de dibujos nos permite aplicarlos como técnica de relajación para niños, especialmente aquellos con TDAH o algún otro tipo de trastorno que afecte la conducta, pues favorece la atención y la creatividad, entre otras habilidades.
La estrategia es sencilla, pero es necesario considerar algunas cosas antes de realizarla:
- Imprimir o dibujar los mándalas en hojas con fondo blanco. El grosor depende del material que utilizaremos para darle color, eligiendo papel grueso si usaremos pinturas de agua, o papel delgado si serán crayones o lápices de colores.
- Preparar el área de trabajo, eligiendo un lugar limpio y cómodo. Se recomienda una superficie plana como una mesa o el suelo, una silla a la altura del niño o un tapete si éste estará en el piso. Conviene colocar también, en el caso de la utilización de pinturas de agua, periódico o una bolsa de plástico extendida debajo del área donde se realizará la actividad.
- Tener los materiales a la mano, colocando en el lugar de trabajo lo que se necesitará para que no exista la necesidad de suspender la actividad por falta de algún aditamento. Es importante pensar en todos los detalles que se pueden presentar a la hora de darle color a un dibujo, algunos niños necesitarán una goma de borrar para corregir algún trazo, otros derramarán pintura por accidente y necesitarán un nuevo dibujo. El prever este tipo de situaciones nos dará la oportunidad de que la actividad sea placentera para el adulto y el niño.
- Adecuar los materiales si es necesario. Por ejemplo, si el niño es pequeño o tiene algunos problemas de motricidad, podemos utilizar colores o pinceles gruesos. Si tiene problemas de visión (miopía, astigmatismo, etc.) el dibujo puede imprimirse en un tamaño mayor, delineando muy bien el contorno de las figuras para que puedan ser vistas mejor con un plumón, o incluso dándoles relieve con silicón líquido para que pueda sentir dónde acaba el dibujo. Todas las adecuaciones que se hagan deben responder a las necesidades específicas de cada niño.
Una vez que tenemos todo preparado, iniciamos la actividad dando a elegir al niño, entre dos o tres dibujos, el mándala que desee pintar. Le indicaremos que puede utilizar los colores o trazos que desee, mientras respete el contorno del círculo. Podemos pedirle que nos explique lo que ve representado y su plan para darle color o simplemente dejarlo para que en silencio realice la actividad. Ayudamos a la relajación del momento poniendo música clásica o sonidos de la naturaleza como fondo, en un volumen muy suave, que apenas se escuche y, si el niño lo tolera, añadir el aroma de una vela o un perfume.
En mi experiencia, el pintar mándalas ayuda a que los niños puedan relajarse y mantener la atención durante otras actividades académicas o que requieren un trabajo de razonamiento arduo, como las matemáticas o la lectura. Aunque también funciona para que, después de que estuvieron trabajando mucho tiempo, el pintar los prepara para descansar o seguir con otras actividades.
Usualmente se pueden combinar ambas variantes, dejando que el niño pinte la mitad del mándala antes de la actividad y la otra mitad después de haberla terminado. Cuando el dibujo esté coloreado completamente servirá para decorar el salón de clases, guardarse en una carpeta o ponerlo en un lugar visible de la casa por unos días.
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