Los primos, esos amigos especiales que marcan nuestra vida para siempre
Son casi hermanos, son esos amigos que no elegimos pero que adoramos tener. ¡Gracias primos, por los maravillosos momentos compartidos!
Fernanda Gonzalez Casafús
Tener primos y pasar la infancia con ellos es simplemente estupendo. Las travesuras tienen más sabor, y la complicidad con ellos va en aumento a medida que pasan los años. Son como hermanos, y también son grandes amigos que la familia nos dio.
Cuando veo a mis hijos jugar con sus primos, y ser consentidos por sus primas más grandes, no puedo sino regocijarme en ese cariño, pues yo no lo viví, y me hace muy bien ver que mis hijos pueden gozar el placer de crecer junto a sus primos.
No tuve la dicha de crecer junto a mis primos. Los que tengo viven muy lejos y no los veo casi nunca. En mi infancia eran como desconocidos, y además son varones, algo que nunca me dejó afianzar del todo la relación, pues no teníamos demasiado en común.
Por ello, cuando veo el amor que se profesan mis hijos con sus cuatro primos y primas, me desarmo de ternura, pues es maravilloso forjar este lazo desde la infancia.
Los primos, los primeros amigos
Seguramente recuerdes momentos vividos junto a tus primos desde la más tierna infancia. Es que, ellos comienzan a ser nuestros amigos desde que somos muy pequeños, y es gracias al amor familiar que esa relación avanza y se perpetúa en el tiempo.
Los primos son los primero amigos con quienes aprendemos a compartir, a jugar, a honrar a la familia e incluso, aprendemos el valor de la reconciliación luego de las peleas.
Puede que la vida nos vaya alejando después de un tiempo, pero esos recuerdos quedan marcados a fuego en nuestro corazón. Por ello, siempre es importante volver a revivir esas memorias junto a ellos, en las reuniones y encuentros.
Una complicidad sin límites de edad
Así sea que los primos se lleven pocos o muchos años de diferencia, la complicidad siempre estará a la orden del día. Con ellos aprendemos a ser fuertes, a no tener miedo, a trepar y saltar, y a conocer el valor de la hermandad y la amistad.
Ellos van a formar parte de los primeros recuerdos de la infancia, y es por ello que es tan importante alimentar esa relación y honrarla, pues se trata de una amistad leal y de sangre, que tiene un vínculo muy fuerte basado en el amor de los hermanos, sendos padres o madres.
Ellos son la protección y la compañía
Convivir con los primos muchas veces es una tranquilidad para los padres. Los primos se cuidan como hermanos, se protegen y se vigilan. Cuando los hijos comparten momentos en la infancia o adolescencia junto a sus primos, los padres se sienten más seguros pues entre ellos existe ese lazo íntimo que los compromete a la responsabilidad de cuidarse respectivamente.
Con los primos más grandes, los niños se sienten cuidados y protegidos. Y cuando es al revés, es maravilloso ver cómo pretenden resguardar a los más pequeños de la familia.
Las Navidades y fiestas familiares con los primos son recuerdos que quedan marcados a fuego; pues luego, cuando pasen los años habrá muchas historias por contar a sus hijos en la mesa familiar. Tener una pandilla de primos es simplemente fantástico, tanto para los niños como para sus padres.
Fomentar el vínculo
Mis hijos adoran a sus primos y primas. Con los pequeños, pasan horas de juegos y aventuras; pasar el tiempo con ellos es motivo de diversión y locas ocurrencias. Junto a sus primas, quienes ya son adolescentes, pasan momentos cálidos conversando, o pintando, y hasta a veces jugando rudo. Tienen primos para elegir, de todos los gustos, y son muy afortunados por ello.
Mi marido y su hermano organizan cada año “el día de los primos”, donde cada uno se reúne con toda su familia, y todos hacen el esfuerzo para no faltar. Es bonito presenciar ese encuentro, pues aunque pasen los años y todos sean adultos, el cariño prevalece y es como si el tiempo jamás hubiese pasado. Las anécdotas comienzan a surgir y ríen una y otra vez de aquellas aventuras de la infancia.
Fomentar el vínculo con los primos es una tarea de los padres. Somos nosotros quienes debemos alimentar ese amor de manera sincera y respetuosa. Promoviendo encuentros, hablando bien de ellos siempre, no haciendo diferencias con uno u otro, y ayudando a que el cariño fraternal crezca día a día.
Algunas de estas acciones para fomentar el vínculo familiar, son:
Proponer más encuentros familiares
Intervenir en las disputas y abogar por la reconciliación
Mantener siempre un contacto fluido
Programar vacaciones familiares
Nunca hablar mal de los primos
Una verdadera tribu familiar
Cuando en una familia hay muchos niños, de repente te encontrarás con muchos de ellos correteando por la casa en el cumpleaños de la nona, o riendo y gritando en la cena de Año Nuevo.
Inclusive para aquellas parejas que tienen solo un hijo, los primos vienen a representar ese hermano de sangre, y ello es sumamente positivo. Los primos componen una verdadera tribu familiar, donde debería existir el apoyo mutuo y la solidaridad, para que esos niños crezcan emulando el comportamiento de los adultos, y esa relación fraternal no se fracture jamás.
El vínculo con los primos es para siempre. Ellos son nuestras raíces y nuestra historia en el árbol de la vida. ¡Gracias primos por los maravillosos momentos vividos!