Los riesgos y las ventajas de ser mamá luego de los 35
Mil cosas pueden hacer que postergues el momento de ser madre. ¿Te animarías a los 40? Te comparto cuatro razones por las que vale la pena intentarlo.
Erika Gaytán
“Cuando me casé con mi marido, acordamos unir nuestras fuerzas y conocimientos para montar un negocio en donde pudiéramos trabajar juntos. Un par de años después le expuse la idea a mi esposo de empezar a aumentar la familia, pero no quiso porque ese tiempo viajaba mucho y no se le hacía justo dejarme durante el embarazo. Después, nos saturamos de trabajo y tampoco pudimos. Hoy en día el negocio anda muy bien, tenemos que trabajar mucho todavía pero ya lo tenemos consolidado. Mi esposo es el mejor, nos llevamos muy bien. Otra vez tengo la inquietud de tener hijos pero ya estamos grande. Cuando hemos externado nuestro deseo a familiares o amigos, se burlan de nosotros y aseguran que lejos de vernos como papás, vamos a ser sus abuelos. Yo sé que no va hacer nada fácil pero somos un matrimonio sano y con muchas ganas de tener hijos y educarlos”.
Esto me lo compartío una compañera de trabajo, recientemente. Tener un hijo y educarlo no son cosas que se deban tomar a la ligera, pero tenerlos a muy corta edad no garantiza la mejor educación. De hecho, es cuando más se pueden cometer errores. Ninguna edad puede garantizar al cien por ciento el éxito total en tarea tan importante, sin embargo, si estás en la situación de mi compañera, déjame compartir contigo algunas cosas a considerar y que acaso te ayuden a definir por qué sí debes animarte a tener un hijo aunque andes rondando los 40.
1. Padres estables
Después de los 40 años, por lo regular, un matrimonio ya está consolidado, es firme, con cimientos bien puestos. La pareja conoce sus defectos y virtudes, los cuales ya han sido tolerados por ambas partes, por lo cual es difícil que el matrimonio sufra alguna ruptura. Poe ello, el bebé podrá llegar a un hogar estable.
2. Tiempo de calidad
Por lo mismo que ya se tienen varios años de matrimonio, ya pasaron por etapas en las que la pareja requiere de “divertirse”, extender su luna de miel, etcétera. Ahora ya pueden centrar su atención en un pequeño y dejarse cautivar por su existencia, con todo lo que conlleva (preocupaciones, alegrías, sorpresas, etcétera).
3. Conocimientos ajenos
Aunque uno nunca aprende en cabeza ajena, la experiencia de otras personas puede ser muy útil para ti, desde los cuidados del embarazo (alimentación, ejercicios, etcétera), los primeros meses del bebé (alimentación, baño, cólicos), hasta su propio desarrollo y crianza, desde pequeño (ejercicios psicomotores, alimentación, educación).
4. Estabilidad económica
Un matrimonio maduro puede proporcionar una vida más desahogada a su hijo, cuando se han dedicado a trabajar por varios años siendo solo dos personas. Esto ayuda a ofrecer una vida más desahogada, pues ala llegada de una hijo ya se cuenta con una casa propia y amueblada.
No olvides que debes consultar antes a un ginecólogo para que te haga los estudios necesarios y lleves el cuidado que se requiera durante el embarazo. No te desanimes, de acuerdo al Centro de Control de Enfermedades de Estados Unidos de América (2011), la fertilidad de mujeres entre 40-44 años se incrementó un 6% del 2007-2009 y de 45-49 años la tasa fue de 17%.
Si de verdad quieres ser madre, no te niegues la oportunidad de intentarlo; recuerda que “no hay peor lucha, que la que no se hace”. ¡Anímate y haz crecer a tu familia!