Los sacrificios que hacemos por nuestros hijos son actos puros de amor
Todo lo que haces por tus hijos lo haces por amor ¿Qué cosas de tu vida sacrificas por ellos?
Adriana Acosta Bujan
Una de las mejores bendiciones que nos otorga la vida es convertirnos en padres. Los hijos son el reflejo del amor puro e incondicional, que nos fortalece, motiva e impulsa a seguir adelante a pesar de las adversidades. Por ellos, somos capaces de hacer cosas que parecen imposibles, con tal de verlos felices y realizados.
Es común escuchar que los padres hacen muchos sacrificios por sus hijos, confundiendo esa idea con las responsabilidades y obligaciones que adquirimos al ser padres. El sacrificio se trata de emplear un gran esfuerzo para alcanzar un objetivo, incluso implica poner en riesgo la propia vida, y las responsabilidades son el cumplimiento de responder ante un hecho.
Los sacrificios tienen maravillosas recompensas
Sería ideal que los hijos reconocieran cada sacrificio que hacemos los padres, sin embargo, ningún padre sacrifica a la espera de encontrar una retribución igualitaria. Al contrario, sacrificamos por que los amamos y no hay mayor satisfacción que verlos felices. Siempre damos sin esperar recibir nada a cambio.
El mayor regalo de los sacrificios es ver las maravillosas recompensas que nos fortalecen el alma y corazón. Pero ¿Qué sacrificamos los padres?
1 Tiempo
La mayoría de los padres sabemos que el tiempo es oro y que debemos estar con los hijos en todo momento para ayudarlos, cuidarlos y guiarlos, ya que forma parte de las responsabilidades. Sin embargo, en ocasiones el tiempo que deseamos estar con los hijos no lo podemos dar como quisiéramos, puesto que las obligaciones llegan a absorbernos por completo.
Sacrificamos tiempo de calidad y dejamos pasar experiencias inolvidables a lado de ellos; esto provoca un sentimiento de culpabilidad, pero con el paso del tiempo hacemos lo imposible por cambiar las situaciones que nos alejan de la dicha de estar con los hijos.
2 Sentimientos
Los padres podemos sentirnos abatidos, tristes, preocupados y desolados, pero cuando estamos con los hijos, estos sentimientos los transformamos por alegrías, risas y felicidad. Podemos decir que somos capaces de sacrificar y ocultar los sentimientos, para que ellos no se agobien por nosotros.
En ocasiones ellos nos verán llorar, pero de algún lado sacamos esa fortaleza interna que elimina todo sentimiento negativo, con tal de verlos tranquilos y seguros.
3 Economía
Seguramente todas las familias en algún punto de la vida, hayan enfrentado una crisis económica, que implicó vivir en austeridad por un tiempo, para luego lograr ese equilibrio financiero.
Con esa idea, los padres sacrificamos nuestros gustos o necesidades, incluso una deliciosa comida, con tal de que los hijos tengan lo que necesitan; ya que la prioridad en estos casos son los hijos más que nada en el mundo.
4 Sinceridad
Todos los padres sabemos que mentir es algo que debemos evitar, puesto que va en contra con los principios de la crianza. Sin embargo, los padres estamos dispuestos a sacrificar una verdad dolorosa y llegar a mentir para que ellos no sufran.
Puede ser que estemos cometiendo un error, pero es inevitable; ya que nuestro objetivo es ver a felices a los hijos. Podemos engañar a los hijos diciéndoles que todo está bien, cuando nuestro mundo interior se derrumba poco a poco.
Por ejemplo: llegan recuerdos a mi mente cuando mi padre me ocultó la terrible enfermedad de mi madre (cáncer), todo fue por no verme sufrir ante su partida inevitable.
5 Trabajo
En ocasiones los padres estamos dispuestos a trabajar horas extras para tener la suficiente solvencia económica y así poder cubrir con todas las necesidades que los hijos requieren. Incluso podemos emplearnos en trabajos que no sean de nuestro agrado o satisfacción, teniendo que soportar injusticias o malos tratos.
Además, es común escuchar hablar del sueño americano, donde los padres se van a trabajar a otro país dejando a sus hijos, con tal de mandarles dinero y lograr que ellos tengan una mejor calidad de vida.
6 Salud
Desafortunadamente, algunos padres han tenido que pasar por la terrible experiencia de ver a sus hijos entre la vida y la muerte ¡Es una situación que no se la deseo a nadie! Por tal motivo, todo padre está dispuesto a entregar su vida de ser necesario por los hijos, aun poniendo en riesgo su propia salud y bienestar.
7 Cansancio
Los padres podemos sentirnos muy cansados y agotados, pero cuando se trata de estar con los hijos, estamos dispuestos a sacrificar nuestros más terribles malestares; sabemos que ellos nos necesitan y que debemos estar al pendiente de sus cuidados.
Por ejemplo: los padres están dispuestos a desvelarse horas y horas, hasta no ver que sus hijos han llegado a casa bien, o cuando un hijo se enferma no importa el cansancio con tal de cuidarlos hasta que sanen por completo.
8 La propia felicidad
Algunos padres suelen sacrificar su propia felicidad para que los hijos tengan bienestar. Por ejemplo: existen madres que viven en situaciones preocupantes de violencia por parte de su pareja y aun así soportan esos malos tratos por evitar que sus hijos crezcan dentro de una familia disfuncional.
O también puede ser el caso que los padres enfrenten la partida de los hijos, simplemente porque ellos desean ser independientes, o que algún padre quiere realizarse como profesionista y tenga que dejar ese sueño a un lado, por no poder tener los medios de lograrlo.
Existen muchos ejemplos donde los padres sacrificamos nuestra propia felicidad con tal de ver a los hijos alcanzar sus metas.
Hacer sacrificios por amor a los hijos no es algo que se deba lamentar, al contrario, es parte de la vida y de ser padres. Puede ser que nuestros esfuerzos no sean recompensados o reconocidos, sin embargo, nunca dejarás de sentirte satisfecho y gratificado, cuando veas a tus hijos realizados y felices.
Incluso, algún día tus hijos harán los mismos sacrificios que realizaste tú cuando ellos formen sus propias familias, en ese momento valorarán y comprenderán todo el esfuerzo, dedicación y compromiso que empleaste, todo por amor.