Manojos de gratitud, plenitud de dicha

Este artículo se centra en la importancia de la gratitud como fuente de dicha, una persona agradecida vive en plenitud, y es capaz de ver un regalo en todo y en todos.

Marta Martínez Aguirre

Cada año, por difícil y duro que haya sido el invierno, la primavera llega para regalarnos el gozo de la vida: los espacios se llenan de perfumes y colores, una brisa suave parece darnos la señal de que el tiempo de lluvias y tormentas ha partido, para invitarnos a un nuevo despertar.

Con la primavera todo resucita; no hay faceta de nuestras vidas que no se llene de esperanzas, y es entonces cuando nuestros corazones expresan una honda y profunda gratitud por la vida. Pero no necesitamos que el invierno pase para estar agradecidos.

Siempre digo que una vida gozosa y eterna comienza aquí y ahora, en el momento en que dejo que la gratitud llene mi alma. Últimamente observo personas que sufren, agobiadas porque alguien o algo les falta, y sienten que han fracasado, porque no entienden cómo no logran alcanzar eso que tanto anhelan.

Así van por la vida, con una lista de cosas que se les debe, “no tengo un buen auto”, “no puedo comprar una vivienda”, “mi matrimonio no es como lo proyecté”: siempre ven la falta, sin reparar en la presencia.

La gratitud es la solución más sencilla que he visto a este tipo de dolores, la queja paulatinamente se esfuma y los sentimientos de frustración desaparecen para dar lugar a un corazón que honra lo que posee y recibe todo como un don inmerecido.

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La gratitud es la llave misteriosa que abre las puertas de la dicha, sin embargo es un valor que no todos poseen o han podido desarrollar. Ser agradecidos no es tarea sencilla sin embargo podemos desarrollar esta actitud si deseamos experimentar la felicidad.

Pistas para desarrollar la gratitud:

En primer lugar, detén tu sentimiento de urgencia

Vivimos en una sociedad sumergida en la prisa, las conexiones a Internet son cada vez más rápidas, con un clic se te abren las ventanas del mundo, los medios de transporte son cada vez más ágiles, hasta el tiempo para compartir en familia es cada vez más escueto porque tienes algo pendiente. Entonces, una sencilla herramienta es detener el reloj de tus ansias. Es muy importante que hagas por lo menos tres pausas a diario, e intenta que cada pausa dure unos cinco minutos. Respira honda y profundamente y mira a tu alrededor, verás que hay motivos suficientes para estar agradecidos. Aún en un CTI, en una sala de urgencias, o en un funeral. ¿Cómo es posible esto? Por ejemplo, mientras observas con dolor ese ser conectado a tubos y aparatos, puedes dejar que te invada la gratitud por el tiempo vivido, por su influencia en tu vida, por la tibieza de sus palabras, por las caricias cómplices que te regaló; si estás en un funeral, seguramente puedes dejar que tus lágrimas se transformen en oraciones de gratitud por los momentos vividos o por esa mirada que te hacía sentir especial.

Reconoce que cada instante vivido es único y no se vuelve a dar

La gratitud viene de la mano de la unicidad personal y del entorno. La gratitud necesita de que reconozcamos que cada instante se da una vez en la vida y no podemos volverlo a tener. Entonces te sugiero que saborees ese trozo de pastel que tanto te agrada y siente gratitud por disfrutarlo; ese paseo en el parque en familia, por simple que sea, es un motivo para agradecer porque no volverá a repetirse del mismo modo o de la misma manera; ese sol que se oculta y pinta el cielo de fuego y te maravilla, mañana será distinto, así cada acto hecho o recibido, cada instante, es único y es razón para dar gracias y reconocer como parte del milagro cotidiano de estar y sentirnos vivos.

Comienza a ver todo como una sorpresa inesperada

Los niños saben muy bien a qué me refiero, ellos miran cada regalo o cada hecho sucedido con los ojos bien grandes y lo expresan en sus caritas, pero los adultos hemos perdido esa capacidad de asombrarnos, y sentir gratitud, pues vivimos mirando el mundo con los ojos entornados. Entonces sorpréndete por lo que tienes delante de ti, por ese amanecer que está detrás de tu ventana, o esas arrugas que te aparecieron repentinamente, ellas confiesan que has vivido, maravíllate con el olor de la tierra húmeda, el pasto recién cortado, la bandada de pájaros en vuelo, porque son escenarios de la naturaleza que han sido diseñados con ternura para ti.

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Deja que tu corazón agradecido se exprese

Muchas veces dejamos de ser agradecidos porque nos hemos olvidado de expresar gratitud. ¿Quién no ha cantado en la ducha en momentos donde el espíritu estalla y la vida tiene sabor a manjar?, ¿quién no ha dado un abrazo a alguien cuando vio el resultado del análisis médico indicando que todo estaba bien, o ha gritado de entusiasmo cuando vio el “aprobado” en el examen o en el boletín de las calefacciones de los niños? Expresa la gratitud con gestos visibles, un abrazo, una caricia, una flor, una sonrisa, un detalle amable o un beso apasionado.

Diseña una vez a la semana una lista de motivos para estar agradecidos y luego agradece en oración o exprésalo como desees

Déjame decirte algo: la gratitud tiene el color del baúl de la abuela, es imposible ser agradecidos si no hacemos memoria, la gratitud va dirigida hacia algo o hacia alguien que nos transformó. Agradece por tus seres queridos, los vivos y los que han partido, todos dejan o han dejado perlas de amor en tu vida, agradece por las mantas que te abrigan a la noche, por el calzado en tus pies, por esa corrida hacia el autobús que se va, signo visible de tu capacidad de moverte libremente.

Recuerda siempre que la gratitud es un manojo de flores que nos perfuma con el aroma de la felicidad.

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Marta Martínez Aguirre

Marta Martínez es de Uruguay. Posee una licenciatura en Psicología, y un posgrado en Logoterapia. Ama todo lo que hace y adora servir. Es especialista en atención psicológica domiciliaria. Contacto: