Manual de SUPERVIVENCIA para recién casadas

Encontraste un hombre maravilloso y decidiste dar el gran paso, pero la vida de casada es toda una odisea. ¿Cómo sobrellevarla sin sufrir en el intento? ¡Lee este artículo!

Marilú Ochoa Méndez

¿Recuerdas a Aurora, Bella, Blanca Nieves, Encantada y a Ariel? Sus historias de Disney nos emocionaron mucho. Vivían aventuras maravillosas, y cuando encontraban al hombre de sus sueños, al final siempre conseguían estar con él. Nosotras, llevadas de la mano de esas hermosas historias, vivimos con mucha emoción la aventura de encontrar un buen hombre con el que podamos compartir nuestra vida y casarnos con él. Lo que Disney no nos informó es lo que sucede cuando, después del glamour, nos encontramos frente a frente desde el amanecer hasta el anochecer con quien creíamos conocer a fondo. ¿Y el “felices para siempre”?, ¿por qué me desespera su forma de sacar la pasta de dientes?, ¡otra vez sin papel higiénico!, ¿por qué duerme tanto?…

Para colaborar con este pequeño temblor entre tus expectativas y la realidad, te coloco un breve manual que espero te sea de utilidad.

1. Tu hogar ¡es tuyo!

Comienzas una vida nueva. ¡Procura que sea nueva! Trata de que cada uno deje atrás costumbres negativas y vicios. No será fácil, porque las han traído consigo luego de vivirlas varios años, pero puedes hacerlo. Evita traerte “consejos” e imposiciones de fuera. “Mi mamá me dijo que si cedo en algo, ya me amolé”… Este y muchos consejos nos pueden parecer un ancla segura (por la experiencia de quien nos ha aconsejado), pero también pueden provocar mucha desunión. ¿Qué pensarías de tu esposo si escucha a tu suegra que le dijo claramente que nunca permitiera que tú llegaras a casa después de las 9 pm? ¿No te parecería que es un tema que les compete solamente a los dos, y que él te traicionaría si no te considerara para esto? Ten cuidado, no debes “cuidarte” de tu marido, más bien, considera hoy y siempre a tu compañero y dale prioridad.

2. Crea tu forma de comunicarte

En el noviazgo era fácil comunicarse. Cada uno era atendido en lo básico en casa y las horas de convivencia eran el oasis que les brindaba el descanso y emoción del día a día. Ahora, ambos tienen que generar esos momentos colaborando juntos en el hogar. Siempre que te sientas bien o mal ante una situación: comunícate. Hazlo de forma tranquila, sin claves, sin asumir un rol de madre (sin regañar). Le hablas a tu igual. Reconoce sus logros y pídele que reconozca los tuyos, y no dejes pasar ningún problema importante sin comunicarte. No es algo fácil al inicio, pero la paciencia y el amor sanan cualquier malentendido. Lograr una buena comunicación será una inversión básica para su felicidad. No se cansen de volver a empezar, vale la pena.

3. Recuerda: todo se pasa

Recuerdo mi primer conflicto con mi esposo, fue el primer descalabro que interrumpió la luna de miel que vivíamos, aún luego de terminar el viaje. Me dolió muchísimo porque “nunca creí que él me haría algo así”, y pensaba que el mundo se iba a acabar. Incluso, me parecía que todo era gris. Y es que estaba aún en el amor enamorado, ese en el que los sentimientos se desbordaban. Poco a poco, he aprendido que permitir que nos invadan los sentimientos no siempre tiene finales felices. Lo ideal ante el primer problema, es procurar poner las cosas en su justa dimensión, y si de momento no podemos, esperar. Me gusta mucho un verso de Teresa de Ávila que dice así: Nada te turbe, nada te espante todo se pasa, Dios no se muda, la paciencia todo lo alcanza, quien a Dios tiene nada le falta sólo Dios basta.

Advertisement

4. Evita medir y pesar todo

Si yo cocino, tú lavas. Si yo lavo, tú doblas. Parece lógico (y sería maravilloso), pero no siempre es así. Es muy importante dividir las labores, y que ambos estén satisfechos con la distribución. Aquí, siempre la premisa debe ser que ambos lo den todo, sin medir y sin pesar. Que ambos den el 100% en vez de detenerse hasta el 50%, porque de ahí comenzamos con la cuenta contable que solamente da dolores de cabeza.

5. Disfruta y sacude tu mundo: ¡haz lo que antes no podías!

Ahora son cómplices. Diviértanse mucho y alóquense. Si querías irte de parranda toda la noche, ¡ahora es cuándo!, hagan viajes, cumplan sueños. Creen los momentos inolvidables que serán material de los cuentos de sus hijos.

6. Sé sincera, haz todo porque quieres, no por deber hacerlo

Algunas mujeres se casan sintiéndose princesas, y después de poco tiempo se sienten sirvientas. Todo sentimiento es válido porque expresa algo importante. Puede ocurrirles algo parecido a los hombres. No des por hecho nada, y siempre expresa lo que te preocupe. Si vas a asumir un rol, hazlo con amor, acomételo, pero libremente y por voluntad. De otra manera, luego se guardan rencores que se convierten en gigantes y que pueden aplastarlos.

7. Corrige siempre el rumbo

Tendré que quedarme corta, ¡hay tanto por decir! Mi consejo final es, ¡corrige siempre el rumbo! Ahora tengo casi 12 años de casada, y aún tengo cosas que corregir. ¡Qué padre! Mientras haya vida hay esperanza. Si has comenzado con algunos desaciertos, quédate tranquila, tu esposo y tú desean con toda el alma armonía y felicidad, y eso es el combustible necesario para conseguirla. No te desanimes nunca, más bien pon manos a la obra.

Para terminar, procura orar mucho con él, pidan a Dios la fuerza para construir un hogar fuerte, que de pronto hijos generosos y fuertes y que muestre al mundo, que a veces se ve tan negro, la alegría de convivir con una familia feliz.

Advertisement
Toma un momento para compartir ...

Marilú Ochoa Méndez

Enamorada de la familia como espacio de crecimiento humano, maestra apasionada, orgullosa esposa, y madre de siete niños que alegran sus días. Ama leer, la buena música, y escribir, para compartir sus luchas y aprendizajes y crecer contigo.