Mejor no te cases
Hay elementos que son vitales en una relación de pareja. Si no los posees o los desarrollas, mejor no te cases.
Denhi Chaney
La sociedad nos enseña que la persona más importante es el individuo: cada uno de nosotros. Y entonces, cuando comprendemos que somos una persona separada de las demás, nos bombardean con la idea de que lo que queremos, deseamos y aspiramos, debe dirigir nuestra vida. Esto sin importar a quién tengamos que ignorar (o pisotear) para lograrlo. En pocas palabras, a veces nos comportamos y quedamos estancados en la madurez emocional de un niño de dos años, por quien todos tienen que sacrificarse por su felicidad.
Mejor no te cases
La vida nos enseña, sin embargo, y a veces cruelmente, que no podemos relacionarnos con los demás con esta actitud y mentalidad, en especial si hablamos de una relación matrimonial. Estoy convencida de que si abandonáramos esta forma de pensamiento muchos problemas que veo y trato en mi consultorio de terapia no existirían, o el curso de esta recuperación sería a lo sumo de unos cuantos meses y no un compromiso de más de un año. Es por eso que digo -aunque suene duro- que si no estás dispuesto a hacer ningún sacrificio mejor no te cases, porque una relación de pareja precisa de estos sacrificios. Aquí mis cuatro razones:
Sacrificios
- De tiempo
No cabe duda de que muchas veces tenemos que sacrificar el tiempo que le dedicaríamos a nuestros intereses por hacer algo por la otra persona. Por supuesto que a menudo eso resulta un sacrificio y no pequeño, puesto que a veces lo que más deseamos son unos minutos de soledad, o salir a pasear al parque, o al cine.
- De paciencia
Muchas veces el soltero siente que no tiene ninguna obligación de ser paciente con nadie. Es más, muchas personas viven sin saber nunca cómo ser paciente, no porque no quiera, sino porque le han enseñado que no debe serlo. Ninguna relación matrimonial sobrevive sin aceptar que muchas veces, aunque no se quiera, nuestra pareja necesita de paciencia y nosotros debemos dársela.
- De egoísmo
Ante todo, cuando uno se casa promete sacrificar el egoísmo por una actitud más humilde y comprensiva. Y esto precisamente se torna más difícil cuando, por el bien de la relación, se decide hacer el sacrificio y olvidar que tenemos orgullo y egoísmo.
- De metas personales
Muchas veces nuestras metas personales tienen que esperar o ser modificadas, pues no benefician a la relación e incluso causan conflicto. En esos momentos ponemos tales metas en espera y decidimos crear objetivos mutuos, que promuevan la felicidad de ambos.
Aunque la lista es corta, podemos ver que una relación de pareja necesita de sacrificios que cuando no estamos dispuestos a hacer contribuyen a que la relación se deteriore, y eventualmente se marchite. De modo que si aún no estás casado piensa bien si estás dispuesto a hacer sacrificios, y si ya estás en una relación decide sacrificar algunas cosas y verás que tu matrimonio mejorará.