Mi hijo adolescente terminó la secundaria, pero ahora no quiere hacer nada
El adolescente se encuentra en una encrucijada entre la etapa de dependencia que debe abandonar para enfrentarse a una nueva etapa, que le exige tomar decisiones y desprenderse poco a poco de sus padres, quienes deberán armarse de amor y paciencia.
Diana Cantor Martinez
El título de este artículo alude a un lamento de madres y padres impotentes frente a la inactividad de su hijo, una vez que ha concluido sus estudios de secundaria. Si esta experiencia no la hubiese vivido en lo personal no me atrevería a escribir sobre ella, y confieso que en ocasiones llegué a sentirme defraudada de mí misma y de mi papel como madre. Sin embargo, hoy, después de casi dos años del día en que mi hijo se graduó del colegio, por fin sus sueños e ilusiones van tomando forma. Como padres nunca terminaremos de aprender, pero reconforta saber que podemos enfrentar cada etapa de la vida de nuestros hijos con paciencia, y preparándonos para ello.
Hay muchos adolescentes auto-motivados, que van un paso adelante, mientras que otros se encuentran en una encrucijada: la etapa de dependencia que deben abandonar para enfrentarse a una nueva etapa que les exige tomar decisiones y desprenderse poco a poco de sus padres; lo cual constituye todo un reto. Lee a continuación cómo puedes ayudar a tu hijo:
¿Qué sucede con un adolescente cuando se enfrenta a un periodo de transición tan importante?
Diane E. Papalia y Sally Wendkos Olds, en su libro Psicología del desarrollo, en el apartado dedicado a la adolescencia y citando la teoría de Erikson (1968), anotan que la tarea central de la adolescencia es resolver el conflicto de identidad; es decir, “convertirse en un adulto único con un rol significativo en la vida”. Para las autoras del libro, durante la adolescencia la búsqueda de “quién soy” se vuelve particularmente insistente. Con base en su investigación sobre los adolescentes en diferentes sociedades, Erikson concluyó que uno de los aspectos más cruciales en la búsqueda de la identidad es decidirse por seguir una carrera.
Saber esto nos permite entender que para nuestro hijo, que recién terminó la secundaria, no resulta fácil enfrentarse a nuevos retos en la vida, y una actitud paciente y cálida que oriente y apoye este periodo de transición por el que cruza lo ayudará a superarlo, fortaleciendo nuestra relación con él.
Ahora, ¿qué podemos hacer, como padres, para ayudarlo?
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No confundirlos. Según Papalia y Wendkos los adolescentes sienten una tensión constante entre su necesidad de alejarse de sus padres y su dependencia de ellos. Por su parte, los padres también tienen sentimientos encontrados: los deseos de que sus hijos sean independientes y el de conservarlos en la dependencia. Encuentran difícil la partida y como resultado les dan “mensajes dobles”, pues dicen una cosa pero comunican la opuesta mediante sus acciones. Lo que debemos hacer entonces es ser consecuentes entre lo que decimos y lo que hacemos.
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Permitirles que asuman ciertos riesgos. No podemos, como padres, pretender que nuestros hijos aprendan a volar si no les permitimos usar sus alas; debemos confiar en los valores que les hemos inculcado y permitirles tomar ciertas decisiones, cuidando siempre su integridad y manteniendo una comunicación constante con ellos.
Muchos padres pueden caer en el error de elegir la carrera que sus hijos deben estudiar, o incluso pueden descalificarlos o subestimarlos frente a sus elecciones. Permita que su hijo se equivoque en cuanto a esto, déjelo pensar y elegir en libertad; se trata de su propia vida y de lo que hará en adelante. -
Darles tiempo. Este es quizá uno de los aspectos que más nos preocupa, ¡el paso del tiempo! Sin embargo, si aún el adolescente no tiene claro qué carrera estudiará, o lo sabe pero no se siente con la suficiente decisión para iniciarla, como padre habría que ser un poco más flexible al respecto y permitirle que haga un curso por uno o dos semestres, algo que le guste, lo motive y que resulte de crecimiento y aporte para su vida; mi hijo, por ejemplo, asistió a clases de inglés.
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Asignarles responsabilidades. Aunque su hijo se encuentre en un estado de confusión temporal y como padre lo comprenda, también deben mantenerse las responsabilidades que su hijo tiene en casa y si puede, asígnele nuevas, que requieran desenvolverse socialmente y enfrentarse a la vida real.
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Permitirles trabajar, ¿sí o no? Muchas familias requieren que muy pronto el adolescente se vincule a la vida laboral, a fin de ayude con los gastos en el hogar. Frente a esto, considero que el adolescente aún depende en lo económico de los padres, mientras no tenga todas las herramientas para enfrentarse a la vida laboral. Aun así, si es estrictamente necesario, podemos ayudarle a encontrar alternativas, procurando que se vincule a empleos que le gusten y en jornadas de medio tiempo; recuerde que él es muy joven para que la responsabilidad económica del hogar recaiga sobre sus hombros.
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La comunicación con él. No se enfrasque en discusiones con su hijo, no tome personal todo lo que él dice, trátelo con respeto, no lo descalifique. Para las autoras del libro , el tipo de paternidad que parece brindar un buen equilibrio sigue siendo la democrática, pues ofrece calidez y aceptación, capacidad para proceder según las reglas, normas y valores; voluntad para escuchar, explicar y negociar, otorgarles autonomía y animarlos a formar sus propias opiniones (incluso esta es una tarea desde la niñez). La calidez parece fortalecer el desarrollo de la autoestima y las destrezas sociales.
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Armarse de valor y sobre todo de paciencia, fe y confianza en Dios, lo ayudarán a usted como padre a atravesar esta etapa tomado de la mano de su hijo, en la que la relación con él se verá fortalecida, lo cual repercutirá en forma positiva en las decisiones que su hijo adolescente deba tomar en su vida.
Si quiere conocer un poco más acerca de los cambios que experimenta su hijo, no deje de leer este otro artículo.