Mi hijo permite que lo traten mal, ¿qué hago?
Nuestro acompañamiento amoroso es el que hará la gran diferencia siempre y lo ayudará a saber elegir sus amistades.
Marilú Ochoa Méndez
Cuenta los minutos para que llegue la hora de prender la consola. ¡Al fin, son las cinco! Emocionado, se dispone a jugar, pero -el rato que tanto esperó- se convierte en un momento triste y desconcertante. pues su “mejor amigo”, según tu hijo, le dice que no jugará con él, y lo ridiculiza frente a varios más.
No conforme, al día siguiente, tu hijo vuelve a conectarse, y al primero que busca, es al amigo que ayer lo hizo sentir mal. Descubres con tristeza, que -como esperabas-, el pequeño, lo vuelve a rechazar.
¿Te ha sucedido? A mí sí, y es de lo más frustrante. Mi primera reacción fue pedirle que bloqueara al supuesto amigo. Se involucraron después sus hermanos mayores, y trataron de convencerlo. No funcionó. Mi siguiente deseo fue castigarle el videojuego, me dolía profundamente ver que se exponía él mismo a esta situación dolorosa.
Hoy, agradezco que hayamos pasado juntos por esta situación, pues me ayudó mucho a comprender más a mi pequeño, a entender que muchas veces me proyecto en los conflictos de mis hijos, y a comprender la grandeza del corazón de los niños. Te cuento más a continuación.
Aprendí que no se trataba de mí
La situación me afectaba. Me dolía el estómago de ver que un pequeño de ocho años tuviera la “saña” (así lo veía yo) de maltratar a la luz de mis ojos (mi hijo), volviendo una actividad que debería ser lúdica (jugar videojuegos) en un tormento para él.
Esta situación me pareció de extrema urgencia, y me ardía el alma por ponerle una solución rápida e indolora. Tardé un par de días -cuando me serené al fin- en comprender que no se trataba de mí, sino de mi hijo, y que de esta situación podíamos aprender mucho juntos.
Al final, luego de algunos tropiezos, comprendí tanto la situación, como mis reacciones, y pude dejar de lado mis instintos sobreprotectores. A continuación, te enlistaré tres aprendizajes valiosísimos que me llevo de esa experiencia.
1 Busca con atención lo que tu pequeño necesita
¿Qué “bien” desea conseguir tu hijo o hija para tolerar o permitir el “maltrato” de otro amiguito?. Tal vez se siente solo, y desea compañía, tal vez desea pertenecer al grupo social, tal vez desea retarte y rebelarse ante tu autoridad. Tal vez solamente está aburrido.
Cada situación que experimentamos en casa es una bella oportunidad para aprender sobre la resiliencia, el perdón, el autoconocimiento y reforzar la autoestima de nuestros hijos, y nuestra relación con ellos.
Date el tiempo para observar a tu hijo, platicar con él y sondear su entorno, eso te ayudará a encarar la situación para obtener una solución permanente y enriquecedora.
2 Indaga la situación sin prejuicios
Ninguno de los niños involucrados es “malo”. Recuerda que son solo eso, niños. Tú, como adulto eres el que puede poner etiquetas: “es manipulador”, “maltrata a mi hijo”.
Aquí la invitación es a que analices todos los lados de la situación. ¿Qué sucede en realidad?. Y para ello, te he desglosado mis sugerencias en los siguientes puntos
¿Qué le sucede a tu hijo con lo que pasa?
Si se enoja, se entristece, se frustra, o es indiferente, por dar algunos ejemplos.
¿Qué desea hacer tu hijo con lo que sucede?
¿Desea aún así pedir al amigo que juegue con él?, ¿desea buscar otros amigos?.
¿Quiere o necesita que hagas algo por él en esa situación?
A veces, acudiendo a “salvar” a nuestros pequeños, podemos invalidarlos.
3 Ayudar a tu hijo a reevaluar lo sucedido, y guiarlo a decidir lo mejor para él
El punto anterior nos ayudará a dejar de lado “lo que sentimos cuando nuestro hijo sufre”, que nos invita solamente a protegerlo. En cambio, sentarnos junto a él para analizar qué ha sucedido, cómo lo hace sentir y qué opciones tiene para sentirse mejor, es empoderarlo e invitarlo a encontrar soluciones para los problemas.
Las ideas que te sugiero considerar en este punto son las siguientes:
No es sano permitir el maltrato
Papá, mamá, ¿qué crees tú que es el maltrato? Será valioso que le digas lo que ves en la situación vivida, y que luego le preguntes su punto de vista, y si él o ella se han sentido mal tratados, o es solamente una percepción tuya.
Independientemente de si esa situación concreta tu hijo la vive como maltrato o no, será siempre valioso que le aclares que nunca es sano permitir que lo traten mal.
Es importante decir lo que necesitamos y deseamos
Invita a tu pequeño a que exprese su sentir ante las situaciones que viva: si un amigo lo trata de una manera impropia o descortés, puede hablarlo siempre, y externar que no lo desea. Ya sea que la otra persona lo escuche o no, es importante que él lo exprese siempre.
Evita poner un buen momento por encima de tus sentimientos
A veces, decirle a nuestros hijos: “no permitas que te traten mal”, no es claro. Ayuda mucho ser concretos y decir por ejemplo: “Está bien, deseas jugar, pero ¿la pasas igual de bien con ese amigo que te pone calificativos hirientes?”.
Siempre hay maneras para divertirte
Nuestros niños viven solo en el ahora, es difícil que comprendan que “mañana” o “más tarde”, podrán vivir un buen momento. Les cuesta en ocasiones posponer la gratificación. Es importante que les recordemos que el mundo no se acaba porque no hayan logrado jugar en ese momento con quien lo deseaban o de la forma que imaginaban. Siempre pueden encontrar nuevas formas de divertirse, y nuevos amigos para volverlo a intentar.
Nuestro acompañamiento amoroso es el que hará la gran diferencia siempre, démonos el tiempo para dialogar, reflexionar y convenir vías de crecimiento que generen un ánimo listo para salir adelante de los conflictos con un crecimiento siempre constante.