Mi hijo tiene amistades que no me gustan, 5 recomendaciones útiles para ayudarlo
Durante la adolescencia y la juventud las amistades pueden llegara a ser determinantes para el éxito o fracaso de un joven. Estar alertas sobre las amistades de nuestros hijos es muy importante.
Emma E. Sánchez
¿Recuerdas tus amistades de la adolescencia? ¿O de tu juventud? ¿Hubo ocasión en que alguno de tus amigos no le agradara a tus padres? Seguro que sí.
Durante estas etapas de adolescencia y juventud encontramos a quienes llegarán a ser nuestros mejores amigos, compañeros de vida o incluso con quien, en el futuro, haremos negocios y compartiremos trabajos y tendremos experiencias importantes. De ahí que la elección de nuestros amigos sea un tema tan relevante para los padres de todas las épocas.
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Ahora, nuestros padres ya descansan (un poco) de la responsabilidad de cuidar de nuestras amistades, y el turno de preocuparnos y ocuparnos al respecto es nuestro ahora: si es tu caso que tu hijo tiene en este momento amistades que no te agradan o te preocupan, es muy importante que leas con atención las siguientes cinco recomendaciones para que las pongas en práctica a la brevedad:
1. No lo pongas entre la espada y la pared
Lo más importante que no debes quitar de tu mente es el amor que le tienes a tu hijo: amor sabio, inteligente, amor que, por favor, cuídate de no confundir con dominio o sobreprotección. Piensa esto: si presionas demasiado a tu hijo para que deje algo o a alguien que para él es importante, lo más probable es que primero se aleje de ti que de las cosas y personas que considera valiosas. Por eso, por favor, sé prudente, sé inteligente y nunca vayas a presionar de más o a pretender obligar. Eso no funciona y trae consecuencias catastróficas.
2. Debe saber que sus padres confían en él
Vivir y ejercer la libertad es uno de los dones más especiales que vivimos los seres humanos. En casa se nos dan alas y aprendemos a volar a lo largo de nuestra vida. Escoger nuestras amistades nos prepara para, posteriormente, saber elegir a nuestra compañera o compañero de vida; hacerlo y experimentar las consecuencias buenas y malas son parte del aprendizaje. El joven debe saber que sus padres confían en él y en sus buenas decisiones, y que si él necesita de su apoyo, consejo o ayuda, ellos estarán ahí.
3. ¿Cómo es tu hijo con sus amigos?
Si te sientes temerosa o tienes dudas sobre los amigos que tiene tu hijo, te recomiendo que lo animes a que los lleve a tu casa con frecuencia: a pasar un rato con los videojuegos, a salir con la familia a pasear al parque o al campo, a celebrar un cumpleaños y cualquier otra actividad en la que tengas oportunidad de conocerlos mejor y descubrir cómo son y sobre todo, cómo es tu hijo cuando está con ellos y por qué los estima y desea su compañía. Sé observadora, pero actúa con mucha prudencia.
4. Fuera etiquetas
A veces, los padres cometemos el error de juzgar por las apariencias. Juzgamos y etiquetamos a los demás por su educación, su religión, su color de piel, su estrato social y mil cosas más, cometiendo errores muy graves. Si alguien no te agrada puede ser porque hay algo en esa persona que te provoca una sensación que no te agrada de tu propia persona o de tu propia historia, pero tu hijo no tiene por qué pagar ese precio.
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5. Aprende a ser un padre
Si tu hijo se está sintiendo atraído por algo nuevo y diferente, acompáñalo a descubrirlo juntos; pídele que te explique, que te enseñe, que te muestre por qué le gusta tanto y te descubra la magia de lo que a él le apasiona. No lo juzgues, no lo critiques, da tu consejo si lo pide y expresa tu opinión si es positiva.
Un padre alimenta, cría y protege a un pequeño, pero la paternidad y la maternidad se pulen con los adolescentes y se refinan con los jóvenes adultos. El título de buen padre y amigo se recibe de manos de tu hijo cuando como adulto vuelve a ti una y otra vez a contarte de su vida, de sus éxitos y fracasos como quien habla con su mejor amigo.
Esa es tu meta, no la pierdas de vista y trabaja para alcanzarla.