Mis 3 versiones de Semana Santa
Un tiempo para divertirse o un tiempo para la reflexión, ¿se puede todo en la Semana Santa?
Emma E. Sánchez
Durante el tiempo que viví con mis padres, el tiempo de la Semana Santa y Pascua lo vivíamos de dos maneras particularmente diferentes; una, con la familia de mi madre a la que llamábamos “las vacaciones religiosas” y la otra con la familia de mi padre “las vacaciones divertidas” y de ambas tengo maravillosos recuerdos, que si me permites, me gustaría compartir contigo:
Las vacaciones religiosas
Recuerdo con especial cariño ir a la casa donde mis dos queridas tías se esmeraban mucho por que pudiéramos pasar un tiempo de recogimiento y oración. Se evitaba la música estridente, los juegos y todo aquello que nos “distrajera” de conservar sagrados esos días. Una de mis tías, Matiana, se sentaba en un sillón a ver las películas clásicas de la temporada: Los diez mandamientos, Ben Hur, El manto sagrado e inevitablemente lloraba al contemplar a Jesús sufrir la crucifixión. Creo que los principios de mi vida espiritual se fundaron en el amor y devoción que mi tía me trasmitía por Jesús. Ver las películas juntas nos dio la oportunidad de platicar temas importantes como la Resurrección, la vida eterna y la Expiación. Escuchar de ella esas primeras enseñanzas encendió mi fe y el deseo de aprender más de Cristo.
Algo que también atesoro con mucha alegría es la emoción que a mí y a mis primos nos causaba compartir en familia los platillos de la temporada, ¡era increíble! Poder saborear tantas cosas deliciosas que solamente en estas fechas podíamos comer ¡no tenía comparación!
En ese sentido, te invito a
Las vacaciones divertidas
Estas consistían en viajar con la familia paterna a nadar, acampar y hacer todas las cosas divertidas que el campo ofrece a los niños. Dormíamos en nuestras bolsas al aire libre, junto a la fogata. Mi tío Paco nos contaba historias de suspenso que nos hacían gritar de emoción, luego, cansados de todas las actividades del día nos quedábamos dormidos. En esos momentos, en medio de toda la diversión, también pensaba en Jesucristo y el sacrificio que había hecho por mí, me sentía muy feliz por mi familia, mis primos, la comida pero algo me hacía falta…
Mi propia versión de la Semana Santa
Ahora que junto con mi esposo he formado mi propia familia, hemos creado nuestra propia versión de la Semana Santa:
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Buscamos pasar tiempo con la familia, tiempo significativo y enriquecedor donde tengamos oportunidad de conversar y compartir historias de la vida, del pasado y también ¡divertidas!
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Preparamos la comida que más nos gusta a todos y tomamos turno para cocinar y hacer el aseo.
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El domingo de Resurrección, antes de que salga el sol, salimos a una caminata a un cerro cercano y esperamos ver el alba juntos, es una experiencia sumamente especial donde mi papá, por lo regular, lee la historia del Evangelio de Lucas donde los ángeles anuncian la Resurrección de Cristo, ¡es imposible no sentirse emocionado! Estar en medio de la naturaleza, con un espíritu de adoración y reflexión une a la familia y a los amigos, nos da tiempo para meditar y agradecer por las maravillas de la creación.
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Dedicamos tiempo para ver películas y videos que hablen de este tiempo tan especial y por supuesto que también vemos alguna de las viejas películas que emocionaban tanto a mi tía.
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Buscamos leer pasajes de la vida de Cristo y comentamos nuestras impresiones y sentimientos.
Esta versión, la nuestra, ahora es una tradición familiar que deseo seguir viviendo al lado de mi familia. Me gusta mucho y ahora tengo la certeza de que ¡no me falta nada! Te invito a que durante esta Semana Santa tomes el tiempo de reflexionar y que esto pueda convertirse en una tradición familiar.
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