Mujeres de fe: nuestra fortaleza individual y colectiva

Es posible que como mujeres de fe no hayamos potenciado nuestra influencia en el mundo que nos rodea.

Wendy Rojas

Cuando una mujer de fe está decidida, no hay fuerza humana que la detenga. Todas nosotras, individual y colectivamente, tenemos un potencial ilimitado y debemos aprender a canalizar nuestra energía y esfuerzos para lograr el bienestar propio y el bien común. En nuestra era moderna, hemos sido dotadas de toda clase de oportunidades para superarnos y enriquecer nuestra mente, nuestro entorno y hacer que todo a nuestro alrededor simplemente sea mejor.

Mi madre dedicó muchas horas y pláticas a enseñarnos que la fe en Dios es la base más sólida y eficiente para la vida. Sobre esta base se puede construir todo lo que abarca nuestra visión, todo lo que sinceramente anhelamos y todo lo que nuestro esfuerzo y perseverancia —con la ayuda de Dios— nos brinden.

Habrá momentos en tu vida en los que enfrentarás desafíos, pruebas, obstáculos o como quieras llamarle a esos puntos de tu camino, donde te verás en la necesidad de tomar decisiones para seguir adelante. En esos momentos, como los que enlisto a continuación, podrás hacer mejor uso de lo que la vida te ha dado: experiencia, sabiduría, fortaleza y temple.

¡Se quemó la estructura de mi vida!

Supongamos por un momento que los planes que tenías para tu vida y la seguridad que sentías en tus actividades y hasta en la rutina cotidiana se esfuman repentinamente. Toma unos momentos para retomar el balance y ten fe de que en todos los casos, Dios tiene un plan para tu vida, y nada de lo que te sucede lo toma a Él por sorpresa. Confía en Su sabiduría y misericordia y a la larga, descubrirás que donde tú tenías una casita Él está construyendo un castillo. Como si fuera poco, también está dispuesto a ayudarte, consolarte y aliviar tu dolor a medida que tú te apoyas en Él y sigues adelante.

Mi familia y amigos no apoyan mi fe

No eres la primera y no serás la última mujer que deba recorrer parte de su camino en lo que parece ser la soledad absoluta. Sin embargo, muchas mujeres de fe pueden decirte que cuando decides seguir el camino que Dios te abre, lo primero que encuentras, es que no lo transcurres sola. Hay muchas otras mujeres que, además de inteligentes y exitosas, también ejercen su fe todos los días, y sus acciones incluyen apoyar, abrazar y alentarse unas a otras en el camino de la vida.

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Soy menos que todos los demás

Muchas veces caemos en el error de sentirnos menos que otros, de comparar nuestro peor comportamiento con el mejor comportamiento de los demás, y de sentirnos culpables por no ser una persona perfecta. Linda Reeves, educadora estadounidense, dijo recientemente en una conferencia especial para mujeres: “Las pruebas y tribulaciones que vivimos pueden ser justo lo que necesitamos para acercarnos a Dios y aferrarnos a Él… Cuando nos sintamos desanimadas al comparamos con otras personas, debemos preguntarnos: ‘¿Es esto lo que Dios quiere que piense de mí misma, o será que el enemigo está tratando de desanimarme?’ Debemos recordar que Dios, en su amor infinito, desea siempre edificarnos, y nunca derribarnos”.

Unamos nuestras fuerzas como mujeres de bien para alentarnos unas a otras. Hoy día existe una gran necesidad de mujeres verdaderas que vivan para ayudar a quienes las rodean a lograr sus metas y objetivos. Aprendamos a alegrarnos por lo bueno que llegue a la vida de nuestros semejantes (especialmente si parece que en la repartición de bendiciones no nos tocó igual que a los demás). Solo así, uniendo esfuerzos, podremos llenar el mundo de bondad, un día a la vez.

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Wendy Rojas

Wendy Rojas nació en Guatemala y es madre de tres hijos.