Nadie puede hacerte sentir inferior sin tu consentimiento
Si tú no te crees lo suficiente valioso, no importará lo que el otro diga. Entonces, ¿cómo logramos ese amor propio que tanto necesitamos para blindarnos?
Danitza Covarrubias
Tener relación con las demás personas implica que seamos afectados por los demás y, asimismo, afectar a los demás. Pensamos que pueden lastimarnos, o que podemos lastimarnos. Sin embargo, esto no es así exactamente.
En estos pequeños puntos te explico un poco de esto.
Cuando “nos hacen” sentir inferiores
En la relación con las personas suele suceder que nos digan cosas, o nos traten de manera tal que nos sentimos inferiores. A veces un “qué gorda te ves”, o “qué tontería estás diciendo”, o un “eres un exagerado”. Otras, no son palabras, sino acciones. Como por ejemplo, dejarte a ti todas las responsabilidades y tareas.
Como en la escuela, que en trabajos en equipo no hacían su parte las personas, y una persona sola terminaba haciendo todo el trabajo. A veces tan solo miradas;miradas lascivas, de desprecio. Hay muchas maneras de trato que denotan un trato, o tal vez debiéramos decir “maltrato”.
A veces sucede en relaciones que no son importantes, otras en relaciones fundamentales como nuestros padres, o nuestra pareja. Como quiera que sea, esas palabras son como dagas que duelen en el corazón. Pero, ¿porqué a algunas personas les afecta, y a otras no?
Cuando nos sentimos inferiores
A veces las palabras de los demás hacen eco. Un eco de algo que alguien importante dice de nosotros. Por ejemplo, si un compañero de la escuela dice “eres un gordo” toma relevancia cuando papá o mamá, o algún hermano dice lo mismo.
De manera similar, puede hacer eco con alguna inseguridad personal. Por ejemplo, si alguien dice “qué pregunta más tonta” puede ser algo que en realidad tú mismo piensas de ti. Suele generarse por lo que dicen las personas significativas, las personas que te cuidaron cuando eras pequeño. Sin embargo, hay algunas otras que son propias, y que al escucharlas en la voz de los demás se reafirman.
En realidad, lo que duele es que se confirme nuestra idea. O que alguien que amamos piense eso de nosotros. O que esa voz haga un eco desde un pasado muy añejo de la voz de alguien más que te lastimó.
Encuentro del diálogo externo con el interno
Estos momentos, en los que alguien más pone voz a palabras que reavivan una herida, es un momento de encuentro. El encuentro del pasado con las heridas que aún hoy permanecen.
Es el banderazo para comenzar el camino hacia la sanación personal, para la exploración de la historia. Es el espejo que nos muestra que hay dolores que revisar, y poder recuperarnos. Recuperar al ser genuino que fuimos y que sigue ahí debajo de las heridas.
Darte cuenta
Cuando nos sentimos suficientes, cuando nos amamos, las personas de alrededor podrán decir muchas cosas, pero no nos mueve de manera importante. Tal vez reflexionemos un par de minutos, pero al descartar sus palabras podemos recuperar el bienestar y seguir adelante.
Cuando tenemos un sentimiento de inferioridad, -independientemente del origen-, entonces es ahí donde tenemos que trabajar. Esto no quiere decir que podemos permitir, ni secundar que alguien nos trate de manera irrespetuosa. Sin embargo, si tú no te crees lo suficiente valioso, no importará lo que el otro diga. Está en ti la sensación, el auto-maltrato, que solo se verá reflejado en tus relaciones interpersonales.
Hacerte cargo
Una cosa es darte cuenta. Puede ser que lo sepas, y lo veas, y aún así seguir en lo mismo. Otra diferente es hacer algo al respecto. Empezar a descubrir tu herida personal, y sanarla es lo que te dará la fuerza para poner los límites a los demás.
Además de esto, suele suceder que ya no te quedas en relaciones en donde no te sientes apreciada y querida por los demás. Los demás te tratan como tú te tratas, pues te rodeas de personas con las mismas ideas y creencias. Esto incluye a la idea de cómo te concibes; es por esto que modificar tus creencias de ti mismo, tu trato hacia ti, tiene repercusiones en tus relaciones.
Transformarte para respetarte
El poder transformarte transformará tus relaciones. Cambiar la manera en la que te concibes, en la que te tratas. Poder mirarte al espejo frente a frente, con amor y respeto; poder darte a ti mismo lo que deseas, ya sean objetos o paciencia y amor. Cuando puedas tratarte de esa manera, es entonces cuando tendrás un referente lo suficientemente sano para poder medir la manera en la que te tratan las personas.
Es entonces cuando mantendrás relaciones que te nutran, que te den el trato que mereces. No porque ellos cambiaron, sino porque tu visión se haya transformado. Porque esta visión hará que tu entorno se modifique, al elegir a personas en tu mismo nivel de amor propio y de conciencia. Personas, que al amarse como tú, no necesitarán de humillar a otros para brillar. Seres humanos con los que puedas caminar acompañado, brillando juntos.