Niño de 13 años se suicida tras no soportar burlas de otros niños por su peso ¿por qué dejamos que esto pase?
“Ningún padre debería tener que enterrar a su hijo, y ningún niño debería tener que pasar por el dolor que pasó mi hijo”, dice su padre. No dejemos que vuelva a pasar.
Mariel Reimann
“Ningún padre debería tener que enterrar a su hijo, y ningún niño debería tener que pasar por el dolor que pasó mi hijo”, dice el padre de Danny Fitzpatrick, en un video que desgarra el alma de cualquier persona que lo ve.
¿Por qué como adultos dejamos que esto pase? ¿Son los niños los únicos responsables? ¿Por qué las víctimas son las que necesitan tratamiento psicológico? ¿Por qué apoyamos la supuesta teoría de que los niños pueden ser crueles? ¿Quién le devolverá la vida del hijo de este hombre?
Podríamos seguir haciendo preguntas por horas, desde la ira, la impotencia, el dolor por sólo pensar en el sufrimiento por el que ese niño debe haber pasado en ese momento en el que decidió quitarse la vida, pero lo más importante es que como padres dejemos de preguntarnos, y tomemos cartas en el asunto.
Hace dos años la maestra de mi hija más grande me llamó a la escuela para decirme que mi hija se había portado mal. Si conocieran a mi hija, sabrían que portarse mal y ella, no van de la mano. Su timidez y buen corazón, la hacen la víctima perfecta del bullying. Yo acudí sorprendida y pregunté que pasó. “Está llorando por que no pudo ir a la fiesta que hacemos los viernes por que no trajo la tarea durante toda la semana”, me explicó su maestra con un tono exasperado.
En la escuela que ella iba, les daban un billete hecho en el establecimiento que sólo tenía valor en ese lugar, cada vez que traían la tarea. Los viernes tenían una pequeña “fiesta” a la que sólo podían asistir los niños que tenían el dinero por las tareas. Aparentemente, mi hija no tenía el dinero y su maestra la dejó sola, luego de que los demás niños se le burlaron.
Yo estaba segura de que mi hija había llevado la tarea todos los días, ya que yo la había revisado, y se lo dije a su maestra. Ella me discutió que no, por que si no, tendría el dinero. Pero lo que en realidad pasó, fue que otra niña, le pegó a mi hija, le quitó el dinero y luego se le burló por que ella no pudo ir a la fiesta. La maestra sólo tendría que haber sido capaz de saber que mi hija sí había hecho su tarea, y que algo más estaba pasando. Sin embargo ella decidió seguir el camino más fácil.
Ese fue el último día que mi hija asistió a esa escuela.
A la otra niña no le pasó nada, y a mi hija la trataron como si tuviera un retraso por no defenderse.
¿Cuántos niños deben morir para que nosotros de verdad hagamos algo?
“Era un niño con un alma pura, no tenía ni un hueso de malo en su cuerpo”, explica su padre en el video publicado en su muro de Facebook.
“Me di por vencido con mis maestros … no hicieron NADA”, dice parte de la nota que Danny dejó en su vivienda en Nueva York antes de quitarse la vida. Por el otro lado, la directora de la escuela dice que hicieron todo lo que podían, que “las quejas de Danny no fueron a parar en oídos sordos”. Sin embargo, hay una vida menos entre nosotros.
Si nosotros, como adultos, fuéramos a nuestro trabajo y comenzáramos a burlarnos de nuestros compañeros, quedaríamos despedidos de inmediato. El bullying no es muy bien tolerado en el mundo de los adultos, pero ¿por qué lo toleramos en el de los niños? ¿Qué les estamos enseñando al dejarlos que se burlen de otros, que acosen a quien es “diferente”?
Cómo podemos enseñarles a nuestros hijos a no destruir a los demás según los expertos
Antes de colocar lo que los expertos dicen, me gustaría decir que el primer paso es enseñarles con el ejemplo. Si ellos nos ven burlándonos de los demás, criticando, usando el sarcasmo y las bromas pesadas para humillar, lo más probable es que ellos lo vean como algo bueno.
Según Kids Health, como padres debemos:
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Tomar al bullying (acoso) como algo serio. A esto lo logramos no tolerando ese tipo de situaciones en el hogar, no haciéndoselo a nuestra pareja o a ellos. Lo hacemos cuando establecemos reglas de qué está bien y qué mal, y por nada en el mundo las cambiamos.
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Enseñar a nuestros hijos que deben tratar a los demás con amabilidad y respeto. Debemos dejarles en claro que no va a ser mejor persona por llamar la atención de los demás mientras humilla a alguien por su peso, color o timidez, sino que al contrario, ese comportamiento es degradable.
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Involucrarse en la vida social de nuestros hijos. No debemos permanecer como entes inertes de sus vidas afuera del hogar; debemos conocer a sus amigos, y en especial a quienes no lo son. Debemos saber cómo se comportan, qué hacen y cómo se relacionan con los demás.
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Darles aliento cada vez que tengan un buen comportamiento. Si sólo nos enfocamos en enojarnos cuando hacen algo mal, pero nunca los alentamos o notamos lo que hacen bien, podemos estar fomentando el bullying en ellos. El notar y apreciar sus buenas conductas, los inspira a ser mejores.
Y nunca dejes de buscar ayuda. Si no te escuchan en un lugar, golpea otra puerta. No bajes los brazos y no trates a tu hijo que es víctima del bullying como si fuera él quien tiene el problema.
“Tú puedes abrazar a tus hijos cada noche y cada día por el resto de tu vida y de la vida natural que ellos vivan. Yo no podré hacer eso, nunca más”, termina diciendo el padre de Danny.