Niños desobedientes tienen más probabilidades de ser ricos, dice la ciencia

Si tu hijo es voluntarioso, caprichoso o hasta desobediente, tal vez tienes a un futuro millonario en tus manos.

Emma E. Sánchez

Este es uno de esos estudios que a veces la gente mal interpreta y confunde lo correcto con lo que no lo es.

Así que vamos a comentar con detenimiento la investigación publicada por Vix pues los resultados pueden ser un tanto controversiales.

Inicialmente, Research Gate compartió con sus lectores una investigación donde se estudió a niños de entre 8 y 12 años buscando predecir su ocupación y éxito cuarenta años después según sus conductas y características en la infancia.

Así que se estudiaron miles de niños y tras pasados 40 años, los investigadores regresaron para ver en qué se habían convertido y estos son los descubrimientos:

  • Los que siendo niños rompieron casi todas las reglas, llegaron a ser adultos distinguidos en su trabajo y con mayores remuneraciones salariales

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  • Los que fueron caprichosos llegaron a ser los más competitivos

  • Los más exigentes llegaron a ser los mejores al negociar contratos y obtener mejores dividendos

Interesante ¿verdad?

Definitivo, pero ahora, estos resultados en ningún momento quiere decir que nosotros como padres debemos de convertirnos en laxos o permisivos ante conductas de este tipo que presentan los niños cuando son pequeños. De hecho, cuando los padres establecen límites y consecuencias claras y firmes, los niños hacen de estas conductas aparentemente “poco apropiadas” sus grandes habilidades sociales hasta que se convierten en sus cualidades y fortalezas.

Por ejemplo, un chico desafiante, bien encaminado, tiene grandes oportunidades de convertirse en adultos ricos según esta increíble investigación.

Entonces ¿está mal enseñar a los niños a ser obedientes o reprenderlos por ser caprichosos? No, definitivamente no pero debemos de ser muy cuidadosos de no estar coartando o quebrando el carácter y voluntad del niño.

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Por ejemplo, la obediencia no es mala cuando se hace con conocimiento, confianza y se solicita con mansedumbre y con el ejemplo, pero cuando es exige de manera intransigente, bajo coerción o como forma de control, solo se estará violentando el carácter y el espíritu del niño.

Si a un niño caprichoso, no se le enseña a obtener lo que busca por medio del esfuerzo personal y la perseverancia, entonces se volverá manipulador y jamás tendrá la capacidad de ser considerado hacia las necesidades de los que le rodean.

Un chico caprichoso es la semilla de dos frutos, una dulce como lo es la perseverancia y otro amargo como la desidia y la dejadez. Solo nosotros como padres tenemos de cultivar uno u otro fruto mediante el cuidado y guía que le proporcionamos día a día a nuestros hijos durante sus años de infancia y formación.

Observa a tu hijo y descubre las habilidades y facultades que posee de manera natural, aquellas que puede cultivar y sobre todo, las conductas que se deben vigilar o erradicar.

Tu eres el jardinero y tu hijo la tierra fértil, tú eres quien lo conoce mejor que nadie y quien posee las mejores semillas para su vida.

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Emma E. Sánchez

Pedagoga y Terapista familiar y de pareja. Casada y madre de tres hijas adultas. Enamorada de la Educación y la Literatura. Escribir sobre los temas familiares para ayudar a otros es mi mejor experiencia de vida.