Niños prisioneros, cruda realidad
¿Es tu hijo un niño prisionero? Averígualo acá.
Camila Ignacia Gómez González
En la mayoría de las cárceles alrededor del mundo, los internos pasan 2 horas al aire libre, considerándose esto como un derecho. Sin embargo, un estudio recientemente hecho en Gran Bretaña deja al descubierto que nuestros hijos pasan en promedio 30 minutos jugando fuera de casa, es decir, ¼ del tiempo que un reo de una cárcel de alta seguridad, pasa al aire libre.
El dato sin duda alguna es impactante, pues no se encontró ninguna relación entre la percepción de la seguridad del barrio donde se vive, con los escasos tiempos en que los niños son autorizados por sus padres a jugar fuera de casa. Esto, aun cuando la mayoría de los padres recuerdan haber pasado gran parte de su infancia jugando con otros niños al aire libre.
Pero, ¿por qué es tan importante revertir esta situación? ¿Qué beneficios puede traer que un niño sea libre de jugar en la calle? Te lo cuento a continuación.
1. Les ayuda a controlarse y a tomar decisiones
Salir a jugar sin la intervención de un adulto, les entrega la oportunidad de comenzar a solucionar problemas por sí mismos. De hecho, para ser aceptados por el grupo deben tener la capacidad de saber esperar y controlar ciertas actitudes a la hora de jugar.
2. Les permite explorar el mundo
Imaginar que una rama es una espada, que las casas son castillos y los árboles dragones que vienen de otros mundos, no es simplemente un juego. Es la manera en que los niños tienen la oportunidad de descubrir el mundo sin tantas estructuras y normas. Les ayuda enormemente a desarrollar su imaginación, la fantasía y a ver que las cosas sencillas aportan mucho a la hora de jugar con sus pares.
3. Aprenden a ser responsables e independientes
Al estar jugando sin la intervención de los adultos, los niños logran comprender que las decisiones que tomen les traerán diferentes consecuencias. Además, deben ser capaces de evaluar las diferentes opciones para poder jugar de manera armónica con los demás niños, logrando hacerse responsables de sus actos.
4. Desarrollan sus propios intereses
Generalmente, las actividades o los juegos que se realizan en la escuela son impuestos, pero en la calle esto no sucede. Cada juego en el que se involucran, lo hacen porque les interesa, se apasionan en ello y son libres de dejarlo cuando quieran. Esa libertad que les ofrece el juego al aire libre, les permite de manera directa descubrir sus verdaderos intereses.
5. Bajan los niveles de estrés
Al correr, saltar y jugar, sus sentidos les entregan sensaciones que les resultan placenteras, por lo que los niveles de estrés a los cuales son sometidos en el colegio disminuyen en gran medida cuando se les permite jugar al aire libre, con otros niños de su edad.
6. Combate el sedentarismo
Jugar fuera de casa también significa estar en movimiento constante ya que, al jugar, los niños corren, saltan o trepan sin parar. Con este tipo de actividades, dejamos atrás el sedentarismo y damos paso a la actividad física, beneficiando no solo su salud, sino también su desarrollo cognitivo.
Por todos estos motivos, te invito a abrir la puerta de casa y dejar que tus hijos comiencen a salir a jugar. No te permitas robarles el valioso tiempo de descubrir el mundo por sí mismos, no dejes que tu hijo se convierta en un prisionero má