No es autoengaño. Pero sin ello, tu relación se viene abajo
En una relación descubrimos cualidades y atributos, también debilidades y cosas no tan agradables. Pero sin esta cualidad, toda relación pierde vida. ¿Quieres saber cuál es y cómo usarla?
Arelly Vela Catzín
Alguna vez escuché esta ilustración: en los pasillos privados de tu corazón hay una habitación, la del reconocimiento. Allí van a dar tus pensamientos cuando encuentras cosas positivas de tu cónyuge. Y, de vez en cuando, te gusta visitar este lugar, cuyas paredes lucen frases amables que describen los buenos atributos de tu pareja, como: “Sincero”, “Inteligente”, “Diligente”, “Excelente cocinero”, “Ojos hermosos”. Son cualidades que has descubierto de tu esposo o esposa, que se han grabado en tu memoria. Y cuando piensas en ellas el aprecio que tienes por tu cónyuge se incrementa.
Al final de otro pasillo oscuro de tu corazón, sin embargo, se encuentra la habitación del menosprecio y por desgracia, también lo visitas. En sus paredes está escrito todo lo que te molesta y te irrita de tu cónyuge. Esto llegó allí por frustración, sentimientos heridos y desilusión de las expectativas sin cumplir. Está cubierta de las debilidades, fracasos, malos hábitos, palabras hirientes y malas decisiones de tu pareja. Si permaneces lo suficiente en esta habitación te deprimes y comienzas a expresar frases como, “Mi esposa es sumamente egoísta” o “Creo que me casé con la persona equivocada”.
Es parte de una disciplina
Esta ilustración es acertada para ejemplificar que en toda relación no podemos evitar ver “las dos caras de la moneda”. No es autoengaño. Es disciplina para buscar lo mejor. Si hablamos del matrimonio es probable que la mayoría de las cosas de la habitación del reconocimiento se hayan escrito en las primeras etapas de la relación. Podrías resumirlas como las cosas que te gustaban y que respetabas de tu amado; lo que te agradaba de tu princesa. Eran reales, honorables y buenas. Y pasabas mucho tiempo en esta habitación pensando en ellas antes de casarte y al principio de tu matrimonio. Sin embargo, quizá te des cuenta de que ya no visitas este cuarto especial con la misma frecuencia que antes. Esto se debe a que esta habitación compite con la otra habitación cercana, la del menosprecio. En este lugar algunas personas escriben frases cargadas de odio, ensayan los reproches para la próxima discusión, las heridas emocionales se infectan y añaden más comentarios mordaces a las paredes. Aquí se guardan las municiones para la próxima gran pelea, y la amargura se propaga como una enfermedad. Las personas se desenamoran en esta habitación.
Debes saber que pasar tiempo en la habitación del menosprecio arruina los matrimonios. Allí se planean los divorcios y se preparan planes violentos. Cuanto más tiempo pasas en este lugar, tu corazón más desprecia a tu cónyuge. Y tal vez digas, “Pero estas cuestiones son reales”. Es cierto, pero también lo son las que se encuentran en la habitación del reconocimiento. Todo el mundo fracasa y tiene áreas que necesitan crecimiento. Todos tienen asuntos que resolver, heridas y un bagaje personal. Es un aspecto triste del ser humano. Todos hemos pecado, pero tenemos la tendencia lamentable de minimizar nuestros propios atributos negativos, mientras que colocamos bajo la lupa las fallas de nuestra pareja.
Vayamos a la verdadera cuestión: el amor conoce la habitación del menosprecio y no niega que existe; sin embargo, elige no vivir en ella. Debes tomar la determinación de dejar de correr a esta habitación y pasar tiempo allí luego de cada incidente frustrante en tu relación. No te hace bien y consume la alegría de tu matrimonio.
Un capítulo de la Biblia que habla sobre el amor dice: “El amor todo lo cree, todo lo espera” (1 Corintios 13:7). de las personas. Es el amor el que cambia tu perspectiva de las cosas. El amor obra de la siguiente manera en una relación:
1. Le da el beneficio de la duda a las personas
No juzga por un comentario, una mueca o un presentimiento. Recuerda que hay una habitación del reconocimiento. Escucha y se muestra comprensivo.
2. Se niega a completar lo que no sabe con suposiciones negativas
No se queda en la habitación del menosprecio. No hace conjeturas apresuradas. Sabe tolerar, sabe esperar y tiene disposición para aceptar los errores.
3. Cuando nuestros mayores temores prueban ser verdad, el amor hace todo lo posible por enfrentarlos y seguir adelante.
Concede segundas oportunidades. El amor sabe soportar. Ve oportunidades en medio de los problemas.
4. El amor se concentra en las cosas positivas
Mira las circunstancias de manera optimista, no se deja derrumbar. Sigue adelante.
Las dos razones (quizá las únicas) por las que debes entrar a la habitación del menosprecio es para saber cómo orar por tu cónyuge, y para escribir “Cubierto por amor” con letras inmensas en las paredes. Al elegir meditar en todo lo positivo, descubrirás que se podrían escribir muchas más cualidades maravillosas de carácter en estas paredes. Hay sueños y esperanzas por cumplir; hay talentos y habilidades que pueden ser descubiertas. Debes desarrollar el hábito de frenar tus pensamientos negativos y concentrarte en los atributos positivos de tu pareja. Este es un paso crucial en el aprendizaje para guiar tu corazón a amar de verdad a tu cónyuge. Es una decisión que debes tomar, ya sea que tu cónyuge lo merezca o no.
Puedes construir buenas relaciones, empezando con tu cónyuge. ¿Cuál es la habitación que más visitarás a partir de ahora? ¿Cuáles habilidades o cualidades te faltan incluir en las paredes de esta habitación? ¡Te invito a comenzar ahora!