No hay nada de malo con que sientas tristeza, mas luego prepárate para ser feliz
Nada de malo hay en sentir tristeza, lo malo es que no te permitas sentirla y dejarla salir.
Erika Patricia Otero
“Las paredes que construimos a nuestro alrededor para mantener fuera la tristeza,
también impide que entre la alegría”.
Todos sabemos lo que es sentirse triste. Las razones que nos llevan a sentir tristeza difieren de una persona a otra. Es así como a unas personas solo les basta un día gris y lluvioso para que su ánimo decaiga, mientras que otros requieren una situación dolorosa para sufrir. Lo cierto es que todos pasamos por muy malos momentos.
Nada de malo hay en dejarse llevar por esa emoción; es más, debería ser un deber de amor propio el permitirnos llorar, gritar, quejarnos y sufrir si una situación nos lastima. Lo que no es bueno es reprimir ese dolor o no buscar frenarlo cuando ya sale de control.
Reprimir nos lleva a acumular malestar, y como consecuencia, a explotar en un ataque de ira; o a enfermar por acumulación de estrés. Ahora bien, sabes que tu tristeza llegó a su punto más alto cuando pensamientos compulsivos por hacerte daño comienzan a bombardearte y te sientes impulsado a lastimarte. Esto es lo que muchas veces ocurre con una depresión profunda.
¿Tristeza o depresión?
La diferencia es grande. Tristeza todos sentimos en algún momento, ya que es un estado de ánimo. En cambio, la depresión es un trastorno del estado de ánimo que sí o sí requiere tratamiento psicológico o psiquiátrico, según sea el caso.
Expresa tu dolor, ¡déjalo salir!
Tú que te conoces tan bien, sabes la mejor manera en la que desahogarte te permitirá liberar dolor.
Si te funciona hablar con alguien o llorar hasta quedar seco, no lo dudes y hazlo. ¿Lo tuyo es aislarte? hazlo hasta que te sientas bien, y si eso no ocurre, busca la manera de retomar tu vida. Gritar o escribir una carta, y quemarla o enviarla a la persona que te lastimó, pero debes sacar ese dolor. ¿Te gusta hacer ejercicio para sacar estrés? ¡Hazlo y no tardes! mereces desahogarte y volver a ser una persona feliz.
No permitas que nadie te diga que estás exagerando; es tu dolor y mejor que nadie sabes cuánto daño te causa, sigue procesándolo hasta que salga. Quien te juzga, o nunca sufrió o no puede ponerse en tus zapatos; hazle saber que necesitas alguien que te escuche.
Hay personas que no saben mucho sobre empatía o su inteligencia emocional es muy baja y no pueden ponerse en tu lugar; no es su culpa, pero no tienes por qué lidiar con eso.
También van a haber amigos que estarán ahí para ti sin juzgarte, te van a abrazar, escuchar y hasta llorar contigo; aprovéchalos, son pocas las personas que te quieren de verdad fuera de tus familiares.
¿Para qué sirve llorar?
Llorar es la manera más común en que las personas expresan su impotencia y dolor.
¿Que para qué sirve? Para depurarte, lavar tu sufrimiento, desahogarte y para ser libre. Preguntarse para qué sirve llorar es como preguntarle a alguien para qué come. Llorar para muchas personas es una necesidad surgida de su condición humana. Nada de debilidad hay en alguien que llora, ya se trate de un hombre o una mujer.
Un hombre no es menos “macho” si un día llora ante el rompimiento de una relación o la muerte de un familiar. Una mujer no es una “drama queen” porque llore más que otra; es solo la manera que tiene para desahogarse.
Cuidado -eso sí- con la mujer que llora para manipular; es tan peligrosa como el hombre que amenaza con pegar para que te quedes a su lado. Toda expresión de dolor debe ser moderada, tanto para el que sufre como para el que consuela. Debe serlo, porque el que sufre no desea que sientan lástima por él o ella. Y quien consuela no desea ser manipulado por lágrimas para permanecer al lado de alguien que ahora usa su llanto para hacer que permanezcas a su lado.
No hay nada de malo en que sientas tristeza. Deja que el tiempo pase sobre ti y te permita superar y sanar el dolor. Prepárate, porque saliste de ese momento más fuerte y valiente para enfrentarte a la vida. Ya nunca más volverás a sufrir en la misma magnitud por una situación similar. Pasaste la prueba y ahora la vida te espera para que las disfrutes y no para que la veas pasar.