No le soluciones todo: las dificultades preparan a tu hijo para hacerle frente a la vida
Las dificultades de la vida son necesarias para que tus hijos puedan ser valientes, perseverantes y enfrentarse a los retos en el camino.
Erika Patricia Otero
Cuando una persona decide tener hijos, puede que no esté pensando en todos los retos que este rol trae consigo.
Yo no tengo hijos, me hubiera gustado tener uno; sin embargo, siempre pensé que ser madre implica mucho más que solo querer serlo. La maternidad involucra además de sacrificios y entrega, la capacidad de proveer a los hijos estabilidad mental, emocional y económica. Yo tenía muchas de esas cualidades, pero mi situación monetaria por muchos años fue más que precaria.
Sé lo que es crecer en un hogar con muchas limitaciones económicas. Como niña, me daba cuenta de los retos que mis padres atravesaban para superar el día a día. En mi adolescencia, tras la separación de mis padres, las cosas no mejoraron. Cada día pensaba en cómo poder ayudar a mi madre. Yo, una niña de 12 años pensando en todos los problemas que habían en casa, mi vida era un caos.
Esa fue la mayor razón por la que decidí no tener un hijo, no iba a hacer que él o ella pasaran por lo que tuve que vivir yo. En lo que a mí respecta, un hijo merece una vida mejor de la que tuve, si no puedo dársela, no lo traeré a este mundo a pasar dificultades.
El gran error de los padres: creer que los hijos no se dan cuenta de nada
Los niños son seres maravillosos. Un niño puede adaptarse a los cambios con una facilidad abismal; tanto, que si te mudas de país, pronto aprenderá ese idioma. Es posible incluso que haga amistades más pronto de lo que tú lo harías. De la misma manera que los niños se adaptan a los cambios, también se les debe hablar de las dificultades de la vida, pero muchos progenitores prefieren tapar el sol con un dedo.
La situación es que los padres se empeñan en creer que sus hijos no se dan cuenta de sus dificultades, pero están muy equivocados. Sí, los niños son inmaduros mentalmente hablando. El mundo adulto puede ser muy complejo para ellos, pero los problemas que te afectan a ti, también los daña a ellos. Es por esa razón que los padres deben aprender a hablar con los niños sobre las dificultades de la vida.
Cómo le puedes enseñar a tus hijos sobre las dificultades de la vida
Primero y principal es no mentirles. Cuando le mientes a tus hijos pueda que te crean, pero si en algún momento se dan cuenta de la verdad, entonces van a aprender a mentir e incluso van a juzgarte duramente por el engaño.
Segundo, explícales de manera simple el problema o la dificultad por la que están pasando. Supongamos que estén a punto de vender cambiar de casa porque ya no pueden pagar la renta; pues eso, solo dile que están pasando por problemas de dinero y que el cambio será por un tiempo.
Tercero, no te desquites con ellos. Muchas personas suelen perder el control cuando están desbordados por las dificultades. No está nada mal desahogar la frustración; lo que no es correcto, es gritar a los hijos o ignorarlos al estar enfocados en los problemas. Si lo haces, les estás enseñando lo que ellos “tendrían que hacer con sus chiquillos”.
Cuarto, mantente positivo. Puede ser todo un reto mantener una buena actitud en momentos de dificultad. Aún así, cuando lo haces, puedes pensar mejor y tener paciencia para enfrentar el problema.
Es vital que puedas hacer estas cosas. La razón es que tus hijos aprenden de ti y van a replicar esos comportamientos con los demás.
Enséñale a tus hijos a ser resilientes
Este es quizás lo mejor que podrás enseñarles a lo largo de sus pequeñas vidas.
Para empezar, la resiliencia es la capacidad que puede llegar a desarrollar cualquier persona para hacerle frente a las dificultades. Cuando una persona se convierte en alguien resiliente, es capaz de mantener una buena actitud en el periodo de dificultad. También se hace capaz de superar los problemas y transformarlos en oportunidades.
Cuando los padres pasan por problemas, lo que primero quieren hacer es a proteger a los hijos. Protegerlos es la respuesta instintiva para evitarle sufrimiento. Sin embargo, permitir que se den cuenta de lo que está viviendo la familia, les ayudará a tener un contacto real con la vida.
Cuando un niño aprende desde pequeño a tener calma, buen ánimo y paciencia, será más fuerte emocionalmente hablando. Además de esto, estará más capacitado para responder a los problemas típicos de la adolescencia y adultez; de esta manera, su vida será mucho más plena.
Una fábula sobre la importancia de permitir a los niños que se enfrenten a los problemas
La historia cuenta que un hombre encontró en su jardín un capullo de mariposa. Curioso por ver cómo salía de este, la llevó a su casa para ver el proceso.
El día que la mariposa comenzó a salir de su capullo, el hombre vio un orificio pequeño en este. Entonces, observó por horas la lucha de la mariposa por salir. Vio que ella luchaba por salir a través del pequeño agujero, hasta que llegó un momento en el que pareció que ya no iba a luchar más.
Fue entonces cuando él, sintiendo lástima por la mariposa, decidió ayudarla. Agarró una tijera y cortó un poco el agujero para que ella pudiera salir por este, y eso ocurrió. Sin embargo, al salir la mariposa tenía el cuerpo muy hinchado y unas alas pequeñas y dobladas.
El hombre continuó mirando a la espera de que las alas se desdoblaran y crecieran lo suficiente para soportar su cuerpo. Nada de eso ocurrió, la mariposa solo podía arrastrarse en círculos con su cuerpo hinchado y sus alas dobladas. Jamás logró volar.
Lo que ocurrió fue que el hombre, en su bondad y afán no comprendió que ese agujero pequeño y el esfuerzo de la mariposa por salir por este, eran parte natural del proceso que forzaba fluidos del cuerpo de la mariposa hacia sus alas. Esto permite que las alas alcancen el tamaño y fortaleza necesarios para volar. Al facilitarle las cosas a la mariposa, lo que hizo fue que la privó de su desarrollo y crecimiento normal.
La enseñanza es que si se nos permite progresar en todo sin obstáculos, nos convertimos en seres incapaces de enfrentar la vida. Las dificultades de la vida son necesarias para hacernos valientes, perseverantes, fuertes y capaces de enfrentarla.
Ve a tu hijo como esa mariposa y permítele que crezca. Protégelo, pero dale las herramientas para que se pueda enfrentar a la vida. Es la única manera de ayudarlo a prepararse para la vida.