¡No pierdas la cabeza! 6 maneras sencillas para entender a tu hijo adolescente
Tener uno o más hijos adolescentes en casa puede ser en verdad todo reto a tus nervios. Para salir adelante y ganar la batalla a las hormonas juveniles, prepárate leyendo estas recomendaciones.
Emma E. Sánchez
Una de las etapas más complejas del desarrollo humano es la adolescencia. Y en los últimos años, los adolescentes han cambiado tanto en relación con lo que somos sus padres actualmente. Lo que para nosotros, hace 30 años, era divertido, hoy ya no lo es más y la escala de valores en definitiva ha cambiado de forma radical. ¿Qué ha pasado?
El problema viene cuando queremos criarlos como a nosotros nos criaron en un mundo totalmente diferente.
Entonces, ¿qué podemos hacer? Por mi parte, te propongo 6 sencillas maneras para entender a tu hijo:
1. Nunca es tarde para límites y disciplina
Tal vez pienses que a esta edad ya es muy tarde establecer límites o disciplinar a un adolescente que ya te está causando problemas. Pero, ¿sabes?, la adolescencia es la segunda oportunidad que la vida nos presenta para ordenar a nuestros hijos, aunque cuesta un poco de más trabajo. Sí, en apariencia, porque es exactamente el mismo que cuando era pequeño, sólo que ahora ya estamos más viejos y cansados. Ese es el precio de la factura que debemos pagar si no hicimos nuestro trabajo cuando los hijos eran pequeños.
Cuando hablamos de disciplina y límites nunca nos referimos a gritos, golpes o castigos, ni nada similar, me refiero a dar estructura y lineamientos de conducta en casa, más el cumplimiento de la palabra empeñada y delimitar las consecuencias claras a la falta u observación de éstas.
2. Parecerá un muro, pero escucha
Hablar con tu hijo, no regañarlo, platicar de lo que sucede, confiarle cosas y ser honesta. En estas edades tendrás muchas charlas que más se parecerán a monólogos, porque los muchachos no contestan, poco hablan y practican mucho “la sordera al padre”; pero, aunque no lo creas, las palabras entran a su corazón más que a su mente, por eso debes hablar con calma, con una voz suave, sin esperar mucha respuesta; habla desde tu corazón hasta el suyo, por ejemplo cuando van en el automóvil, tal vez hasta audífonos lleve, pero créeme, tu adolescente te escucha.
3. A levantar la cara y afrontar consecuencias
Uno de los ejercicios más fuertes que nos hace no sólo crecer, sino hasta madurar, es enfrentar las consecuencias de nuestros actos. A tu hijo le ayudarás mucho cuando le permitas hacer frente a sus consecuencias y no a resolverle la vida. Esta es la primera oportunidad que la vida te presenta para dar la lección que formará a un buen adulto, y si no la enseñas de forma adecuada, te llegará una factura muy cara cuando tu hijo mayor cometa errores serios y tú ya seas demasiado viejo para poder resolverle la vida. En esto, no hay segundas oportunidades.
4. Saber lo que se espera de él
Siembra en tus hijos, sin importar su edad, cosas buenas, grandes, bellas y nobles. Diles todo lo que ellos pueden hacer y hasta dónde pueden llegar, dales la confianza y la seguridad que necesitan.
La exigencia y la motivación en equilibrio hacen maravillas.
5. Echar una mano a otros
La adolescencia tiene algo de romántico: busca lo idílico, lo noble, lo justo. Los muchachos buscan defender las causas perdidas y sueñan con hacer algo especial con sus vidas. Ahora sólo te falta encauzar ese potencial y el servicio a los demás es una de las mejores maneras.
Busca alguna organización civil, religiosa o gubernamental donde pueda participar, o qué mejor que trazar un propio proyecto donde tu adolescente pueda practicar y desarrollar muchas habilidades.
6. El amor, que lo puede todo
No hay secreto más grande que el amor. El corazón más duro se ablanda, los oídos más sordos escuchan y las heridas más profundas sanan. Amar no es consentir o mimar, comprar todo lo que pide o dejarle hacer todo lo que quiera, y mucho menos pagarle por lo que debe de hacer como estudiar o ser cariñoso contigo.
Tener un adolescente en casa requiere de organizarse, ser constante y amarlo sinceramente.