Nuestros hijos necesitan de nuestro tiempo más que nunca
La casa, el trabajo, la vida misma ¿Y si nos detenemos por un momento a mirar a los ojos a nuestros hijos?
Emma E. Sánchez
Manuel y Rocío de lunes a viernes se levantan a las 5:30 a.m. Se bañan y comienzan a vestirse mientras despiertan a los niños; tienen 3 hijos: un adolescente y dos en educación primaria. A las 6:30 procuran desayunar algo juntos, pero la realidad es que no todos se sientan a la mesa, pues hay que salir a las 7:00 a.m. en punto, de lo contrario se toparán con tráfico y el colegio no admite que los niños lleguen pasadas las 7:30.
Cuando lo logran, y cada niño está su escuela, los padres van a sus respectivos trabajos. Manuel tiene oportunidad de salir a las 4:00 p.m. de la oficina y pasa por los niños 4:30 p.m. y a las 5:00 juntos pasan a recoger a Rocío quien va saliendo del trabajo.
Como cada quien comió en la escuela o el trabajo, van al supermercado a comprar lo que haga falta para el desayuno o para la tarea de los niños.
En promedio, la familia regresa a casa a las 6 p.m. cansados, pero hay que hacer tareas y preparar lo necesario para ir a la escuela al día siguiente. Los niños se bañan al terminar los deberes, cenan, los padres siguen con pendientes de trabajo o ven algo de televisión. Los niños se van a dormir a las 9:30 p.m. y los padres a las 10:30 poco más o menos para al día siguiente volver a repetir toda la historia.
¿Te suena familiar esta historia?
Para miles de familias con niños en edades escolares, esta es la historia de su vida durante toda la infancia de sus hijos.
Todos los adultos decimos lo mismo: “trabajamos para darles a ellos lo mejor que podemos” y verdaderamente los padres se sacrifican y se esfuerzan continuamente, pero también hay mucho de cierto que, en medio de todo el trabajo y el cansancio, los padres solemos olvidar y dejar de largo lo más importante que podemos dar a los hijos: nuestro tiempo.
Los niños requieren de nuestro tiempo, de nuestra presencia y de nuestra atención constantes, pues de esta manera los niños pueden saberse y sentirse amados.
¿Qué podemos hacer para poder destinar más tiempo a nuestros niños en este mundo tan demandante?
Elegir una escuela para tus hijos, no para ti
Con cierta pena hay que decirlo: los padres escogen los colegios de sus hijos pensando en ellos, en los horarios extendidos, en el grupo de amigos que también tienen a sus hijos ahí, los costos, lo cercano a casa y todo aquello que para ellos se acomode de manera más conveniente. Y las necesidades del niño, desafortunadamente, quedan en segundo plano.
Los niños necesitan de un colegio donde puedan desarrollarse en un sistema amigable a sus habilidades, intereses, ritmo de aprendizaje y donde se sienta cómodo y bienvenido.
Hay familias, donde inclusive cada hijo debe asistir a una escuela en particular por sus características particulares.
Sí, esto es más complicado para los padres la mayoría de las veces, pero ¿no es ese nuestro esfuerzo y sacrificio?
Revalorar las clases extras
Nuevamente, muchos padres pagan clases extras de todo y cualquier cosa para tener a sus hijos ocupados mientras ellos salen del trabajo y usan estas clases como “niñeras” que calman la conciencia pues de lo contrario, los hijos estarían solos.
En verdad, revalora la cantidad de horas extras que tu hijo está teniendo; esto puede también agotar a los niños, frenar sus deseos y gustos por aprender música o practicar un deporte. No creas que todo para ellos es diversión y juego.
El agotamiento infantil es una realidad que está causando serias consecuencias en los procesos de aprendizaje y desarrollo infantil. ¿Vale la pena?
En serio, mide el tiempo del uso de la tecnología en casa
Iniciando por los adultos y luego por los hijos, debemos dedicar menos tiempo a las redes sociales y más a las relaciones personales con otros, especialmente con los más pequeños.
Las tabletas no son “niñeras” ni “chupones”, ellos no te pueden sustituir.
Cuida la alimentación
Otro fenómeno que se da es que cuando los padres corren del trabajo a la escuela y a la casa, la alimentación y la nutrición de la familia se ve muy alterada. La familia comienza a consumir comida rápida y el sobrepeso se anida en casa.
Mamá regresa a casa
Este es el punto más difícil y criticado por muchos, pero resulta ser la clave y respuesta a muchas problemáticas de los niños y jóvenes actuales.
En la medida de lo posible mamá, regresa a casa, tu ayuda y apoyo es único e invaluable.
Cada una de nosotras sabemos nuestra realidad personal, cada una sabe qué hacemos y en qué podemos esforzarnos un poco más. Te invito a que con mucha sinceridad, puedas revisar y hacer un esfuerzo más para dedicarle tiempo a los hijos, inclusive jugar con ellos un momento será maravilloso.
Deja la culpa, disfruta tu familia y todo tomará su justo lugar. Lo estás haciendo muy bien.