Nunca eres demasiado joven para aprender, ni demasiado viejo para cambiar
A veces sentimos que estamos demasiado hechos o maduros para cambiar, pero el deseo y el poder de cambiar está dentro de ti. ¡No lo dejes escapar! Te comparto, como ejemplo, la historia de un abuelo que cambió su vida.
Isis Lugo
La historia de un anciano
Siempre me ha gustado escuchar, una y otra vez, que una persona me cuente su vida. Uno nunca se imagina por todo lo que han tenido que pasar y qué decisiones han tomado que los han llevado a ser lo que son ahora. Hay historias fascinantes llenas de valor, entusiasmo y perseverancia, pero hay una en particular que me ha dejado una lección muy importante en mi vida.
Hace algunos años, conocí a un abuelo maravilloso, amoroso, amable y servicial que luchó siempre por ayudar a sus hijos y nietos a estar unidos como familia, así como a ser buenas personas. Muchos miembros de su familia habían desviado poco a poco su camino, encontrándose lejos de ser lo que este abuelo deseaba, por lo que sufría constantemente.
El cambio está en ti
Muchas personas le decían que dejara de preocuparse por sus hijos, que disfrutara su vejez, a sus nietos, su jubilación, pero él no hacía caso. Seguía buscándolos, sirviéndoles e invitándoles a ser mejores personas, pero siempre con pobres resultados.
Una vez, alguien le preguntó la razón por la que seguía intentando traer de vuelta a sus hijos al camino del bien. Casualmente yo estaba ahí para escuchar la respuesta. Comentó que él fue militar toda su vida. Vivió una vida alejado de su familia por los viajes constantes que su trabajo requería, viviendo entre personas con distintas costumbres, creencias e ideologías. Pasó tanto tiempo solo, que fácilmente se dejó llevar por las pasiones del momento, los vicios y el egoísmo. Cuando volvía a casa y veía a su familia, en vez de disfrutarlos, pasaba el tiempo de mal humor o perdía la paciencia fácilmente con sus niños, por lo que prefería irse a pasar tiempo con sus amigos a lugares de mala muerte.
Cuando llegó el momento de su jubilación, sus hijos habían crecido lejos de él y su amada esposa era ahora de edad avanzada. Recordó todas las noches en que su pareja y sus niños le suplicaban que se quedase con ellos o que los acompañara a la Iglesia y le vino un gran remordimiento. Era demasiado tarde para recuperarlos, había pasado mucho tiempo y ahora él era viejo.
Pasó algún tiempo deprimido y solitario, hasta que su esposa, que nunca había perdido ni su amor ni su esperanza en él, le hizo un simple comentario amoroso, que cambió su vida: “El cambio está dentro de ti”.
Todo por amor
Este abuelo, dice que esas palabras penetraron profundamente su corazón y decidió que, a pesar de su avanzada edad, todavía era tiempo de borrarlo todo, para empezar de nuevo. Y así lo hizo: tomando esa frase, “el cambio está dentro de ti”, como una constante fuente de motivación, luchó contra sus malos hábitos, adquirió buenas costumbres, pidió perdón y empezó a dar todo el amor que se había guardado por tantos años. Por eso lo hacía, por amor, para recuperar el tiempo perdido y demostrar al mundo que nunca es demasiado tarde para volver atrás por su familia.
Cada vez que recuerdo la historia de ese hombre, pienso en que siempre hay tiempo para dar otra oportunidad, para pedir perdón, para ser mejores. Las decisiones que tomamos hoy en día siempre afectarán nuestro futuro, pero no tiene que ser para mal; por eso existe el arrepentimiento y el perdón. Como el doctor Russell M. Nelson dijo una vez: “El uso sabio de la libertad para tomar sus propias decisiones es crucial para su crecimiento espiritual, ahora y en la eternidad. Nunca serán demasiado jóvenes para aprender, ni demasiado viejos para cambiar. El deseo que tienen de aprender y de cambiar proviene del anhelo divinamente infundido de progresar eternamente. Cada día brinda la oportunidad de tomar decisiones para la eternidad.”
Cada vez que cometo un error o me alejo un poco de mi familia, tarde o temprano vienen esas palabras a mi “Nunca serán demasiado jóvenes para aprender, ni demasiado viejos para cambiar” y “El cambio está dentro de ti”. Aunque sea difícil recuperar lo perdido, siempre tendremos la esperanza de que exista una segunda oportunidad.