Padres separados y nuevas parejas. Cómo y cuándo involucrar a tus hijos
Involucrar pronto a tus hijos en tu nueva relación de pareja no siempre es buena idea.
Paty Alarcon
Después de una separación, muchos padres y madres piensan en volver a tener una pareja. “Tengo derecho a rehacer mi vida”, es un argumento muy común bajo el cual cada vez más personas se lanzan a la búsqueda de la felicidad a lado de un nuevo amor y una nueva vida.
Ciertamente tienen derecho a hacerlo, sin embargo, existen algunos aspectos dignos de tomar en cuenta y que de no tener el cuidado suficiente, pueden afectar profundamente la relación con sus hijos. No se trata solamente de que la nueva pareja le caiga bien o no a nuestros vástagos y viceversa. Sin duda éste el punto de partida, pero igualmente relevante es la forma y el tiempo en que se da este acercamiento.
Por lo mismo vale la pena tener en cuenta los siguientes aspectos:
Para los hijos no es fácil asimilar la separación de sus padres
Es en realidad un evento doloroso y no en pocas ocasiones traumatizante, en especial si ocurre en los primeros años de la infancia. El período de adaptación a las nuevas condiciones de vida puede resultar estresante y generalmente requiere de un tiempo más o menos prolongado para que se habitúen. Casi siempre van a extrañar al padre o madre con el que no viven. Por lo mismo:
Aceptar que mamá o papá tienen una relación afectiva con otra persona no es asunto fácil
Es un proceso que requerirá tiempo y comprensión. Para algunos padres y madres resulta relativamente fácil relacionarse con una nueva pareja y quizás por esta razón piensen que apenas establecida la relación es momento de hacer partícipes de ella a los hijos sin tener en cuenta que tal vez para ellos la perspectiva sea diferente.
¿Es el tiempo correcto?
Involucrar prematuramente a nuestros hijos sin esperar a que la relación de pareja madure en la convivencia, confianza y estabilidad puede ocasionarles mayor sufrimiento que bienestar. Expertos en psicología recomiendan a los padres y madres separados en busca de nuevos horizontes amorosos ser cuidadosos en la convivencia con los hijos y no relacionarlos prontamente con la pareja en turno, mucho menos si no hay certeza de planes a futuro. Es mejor primero convivir solo con la pareja durante el tiempo suficiente para consolidar la relación.
¿La nueva relación crece, es fuerte, y estable?
Como cualquier convivencia de pareja, tendrá altibajos y necesita pasar por varias fases para madurar. Es importante no creer que por ser una segunda o tercera oportunidad las cosas irán bien como por arte de magia. Al fin y al cabo es volver a empezar con todos los retos que implica. Si la relación no logra concretarse en algo de mayor seriedad y fracasa en poco tiempo, nuestros hijos serán espectadores una vez más de una ruptura cuando apenas se adaptaban a la nueva persona. Si esto se repite con más parejas, su estabilidad emocional y su concepto de las relaciones interpersonales se verán en mayor o menor medida determinados por esta situación.
Un acercamiento paulatino
Si se logra pasar a un terreno más formal y con francas posibilidades de formar una familia entonces sí es bueno acercar a los hijos, pero es recomendable hacerlo de manera paulatina, dando tiempo para la aceptación y acoplamiento. Es fundamental respetar el tiempo y el ritmo de cada una de las partes y mantener siempre un diálogo abierto.
No es tarea sencilla pero vale la pena esforzarse si lo que queremos es una buena integración familiar fundamentada en el respeto, la comunicación y el cariño, dando su espacio, su tiempo y su lugar a nuestra nueva pareja, a nuestros hijos y por supuesto a nosotros mismos.