Papá, gracias por tus imperfecciones

¿Alguna vez has agradecido por los errores e imperfecciones de tu papá? Si no, este artículo es para ti.

Denhi Chaney

Incluso el mejor papá del mundo es imperfecto. Uno de los mejores regalos que nuestro padre nos puede dar, es simplemente ser humano, con todo lo que implica. Ahora, muchos nos quedamos atascados en esas imperfecciones y en la forma en que nos han impactado. Cabe decir que de ninguna forma quiero minimizar el dolor que muchos de estos errores han causado, sin embargo siempre existe la opción de decidir cómo reaccionar ante ellos: aprendemos de éstos o los resentimos por el resto de nuestros días.

Cuando tenemos a nuestro primer hijo, adquirimos una perspectiva más amplia y una mayor compasión; pronto nos damos cuenta de que a pesar de nuestros mejores esfuerzos cometemos errores, y sí, muchas veces con ello llegamos a lastimar a nuestros hijos. No obstante, no es necesario tener un hijo para entender y aceptar que las imperfecciones de tu papá pueden enseñarte tanto como sus virtudes, si tú permites que así sea. Te presento algunas ideas para aprender, en lugar de resentir:

1. Tu fracaso, mi enseñanza

Pocas cosas enseñan más que ver la decepción en la cara de tu papá, incluso algunas lágrimas y luego, para tu sorpresa, ver cómo se levanta y supera su fracaso como todo un héroe, cuando apenas un minuto antes se sentía tan abatido. La vida está llena de fracasos y desafíos, tal hecho es inevitable. Sin embargo, ver cómo nuestro padre los supera, es una enseñanza de gran valor que no se podría dar en una vida llena de aparentes triunfos.

2. Un perdón sincero

La imperfección lleva consigo errores, pequeños y grandes, e intentar enmendar las relaciones lastimadas por éstos requiere de un perdón sincero. De la misma forma, buscar el perdón de los otros, a quienes hemos lastimado, nos brinda un aprendizaje que va directo al corazón: nos volvemos más humildes, somos más aptos, incluso, para perdonarnos a nosotros mismos. Y ello nos lleva a reconocer los esfuerzos de humildad de nuestro papá imperfecto.

3. Una lección sin acción

Muchas veces aprendemos de nuestros padres no por lo que hicieron, sino por lo que no hicieron. Casi todos podemos enumerar las muchas cosas que nuestro padre no hizo, lo que nos faltó. Sin embargo, muchas veces son estas mismas cosas las que nos preparan para un futuro en donde nos convertiremos en padres y buscaremos dar a nuestros hijos lo que sentimos que de niños nos faltó. Esto implica una gran oportunidad para cambiar tu perspectiva y buscar remediar, en lugar de sentir rencor y frustración toda tu vida por las cosas que no tuviste.

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No es necesario –y en efecto, no es posible– tener un papá perfecto para aprender de él. No dejes que el rencor o el resentimiento sea un obstáculo para que aprendas de tu padre, como persona y como padre. Recuerda, sus imperfecciones pueden ser tus más grandes enseñanzas, si así lo permites.

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Denhi Chaney

Denhi Chaney es egresada de la Universidad de Brigham Young con maestría en Terapia de Matrimonio y Familiar. Denhi también es esposa y madre de un niño. Puedes contactarla en .