Por qué “El fin justifica los medios” no es una buena opción en el matrimonio

Erika Patricia Otero

Todos los matrimonios existentes pasan por problemas de comprensión. Es verdad que esto puede llenarnos de impotencia. Resulta molesto tratar de mantener en pie una relación con alguien que no te comprende.

También es sumamente frustrante buscar dar solución a un malentendido y que la otra persona por orgullo no quiera escuchar. A la vez, entristece que la persona que se ama no sepa pedir perdón o perdonar. Todas estas situaciones pueden llevar al cónyuge, por efecto de la desesperación, a tomar medidas absurdas a favor de remediar los problemas.

Es comprensible que queriendo mantener la armonía de la relación, ambos cónyuges busquen la manera de hacerlo. Sin embargo, hay que tener cuidado con los medios que se usen para llegar a una reconciliación o entendimiento.

Es justo buscar ayuda de algún terapeuta de pareja. Hasta es comprensible que se llegue a suplicar un cambio. Sin embargo, algo inadmisible es que se llegue a la manipulación para ser atendido.

Cuida el valor de tus acciones dentro de tu relación

Es fácil pensar que manipular a la pareja para conseguir un fin se justifica, pero no es así.

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Cualquiera sea la argucia a la que recurras, es caer bajo. Pese a eso, recurrir a terminar una relación amorosa con el fin de que las cosas cambien, es peor. La razón es que se usa cuando se tiene conocimiento de que la pareja le ama realmente. Es terrible porque arrincona a la otra persona a tomar medidas desesperadas con el fin de no perderte.

Puede ser que de primer momento no te parezca algo grave, pero sí que lo es. Debes saber que la primera vez que pruebes esta “táctica” vas a quedar tentada a usarla tantas veces como sea necesario para hacer que tu compañero acceda a tus caprichos. Es como cuando alguien amenaza con quitarse la vida para retenerte a tu lado; así de injusto es.

Consecuencias de manipular a tu pareja

Tanto tú como tu cónyuge van a sufrir serias consecuencias en su personalidad y valores, así como en su manera de actuar.

Empecemos por ti. Vas a cambiar mucho desde el primer momento que te des cuenta que tu actitud de manipulación dio resultado.

Tus valores y el respeto que sientes por tu pareja se irán perdiendo paulatinamente. Reemplazarás la honestidad, por mentiras que respalden tu manera de actuar. Te volverás mezquina y calculadora; todo lo que hagas tendrá un fin que solo te beneficiará a ti.

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Ahora hablemos de los cambios que tu actitud tendrá en tu cónyuge. Puede ser que en un principio tu pareja no se dé por enterado de lo que sucede; sin embargo, sabrá que “algo” no funciona.

Poco a poco se irá dando cuenta que está siendo objeto de un juego cruel donde no es el beneficiario. Eso llevará a tu pareja a elegir su amor propio y respeto por encima del amor que pueda tenerte; finalmente, cumplirá tu deseo y dará la relación por terminada.

No hagas lo que no deseas que te hagan

Esto es una regla básica para toda relación humana. Si quieres ser amado y respetado, entonces ama y respeta a tu cónyuge; también va a la inversa.

Ahora bien, ¿No deseas que te dañen? No juegues con el amor que te dan. Trata de solucionar los inconvenientes de la mejor manera posible, pero jamás jugando a dañar al otro para tenerlo cerca.

La única manera de tener una relación amorosa real es dando la cara a la raíz de los problemas.

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Nada sacas con manipular a quien dices amar, porque cuando lo haces demuestras posesión, no respeto ni confianza.

Algo que debes tener siempre muy presente, es que una relación es de dos personas, ambas deben tomar decisiones porque estas perjudican a ambos. Si tú o tu pareja por separado desean tomar el control, lo que provocarán es una lucha de poderes que no llegará a buen fin.

Añádele a todo lo anterior el hecho de que cada decisión que tomen va a estar colmada de desconfianza, ansiedad, miedo e incertidumbre. Esto, porque no tendrán certeza de lo que pueden esperar del otro.

Todo esto no es más que la antesala al fin de un amor que pudo se diferente si las decisiones hubieran sido otras.

Los problemas construyen o destruyen, depende de ti

Es importante que tengas presente que los problemas pueden ser vistos de dos maneras: obstáculos o escaleras. Los primeros no te dejan progresar; y los segundos te ayudan a crecer y hacerte fuerte.

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Eso es lo que los conflictos matrimoniales hacen a una relación: o la debilitan por medio de manipulación y/o violencia; o la fortalecen por medio de la negociación y la comprensión. El camino lo eligen ustedes.

Si en algún momento sienten que no pueden lidiar con los problemas que se les presentan, busquen la ayuda de un terapeuta de parejas. Este les ayudará a encontrar un punto que les beneficie a ambos.

Mientras tanto, hablen francamente y con respeto de lo que les molesta, de los que les gusta o disgusta. Traten de ceder, no se dejen dominar por el orgullo, dense su propio espacio y les garantizo que no habrá un solo problema que no puedan solucionar.

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Erika Patricia Otero

Psicóloga con experiencia en trabajo con comunidades, niños y adolescentes en riesgo.