Por qué no debemos castigar a los niños cuando sacan malas notas

Castigar de cualquier manera no corrige calificaciones, a la larga solo genera rencor hacia quien lo ejerce.

Emma E. Sánchez

Hace unas pocas semanas terminamos el ciclo escolar, los maestros ahora están por concluir su periodo de receso y en unos días más estaremos juntos preparando el siguiente ciclo.

Una de las primeras cosas que se organizan son los periodos de evaluación y  siempre, sin falta, al estar reunidos en consejo docente, surge la inquietud de mis maestros diciendo:

 “Maestra, recuerde a los padres de familia que no deben pegarles a los niños si sacan malas calificaciones

Si bien ya cada día son menos los padres que golpean o castigan a sus hijos, todavía por ahí quedan algunas familias o personas que tienen entre sus creencias que hacer esto evitará que sus hijos saquen malas calificaciones.

Los castigos no sirven

Hay que hablar con sinceridad:

Primero, las calificaciones escolares no surgen de la nada, sino que son el resultado de un proceso de evaluación que normalmente dura meses. Por lo que no son una sorpresa para nadie.

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Casi siempre, los maestros anuncian con tiempo la manera de evaluar, los trabajos que se presentarán, las fechas de los exámenes y muchas veces hasta guías de estudio les dan. Y si los padres dicen desconocer todo esto, es su responsabilidad preguntar e indagar sobre el tema.

Segundo, las  calificaciones no son la mejor ni la única manera de evaluar a un niño y mucho menos para definirlo. Entonces ¿Por qué esperar que un regaño o un golpe corrija lo que en muchos casos es responsabilidad de un adulto?

Recuerda: los castigos no mejoran las calificaciones ni ninguna otra situación y a la larga solo generan resentimientos.

Ni premios ni castigos

Muchos pedagogos y psicólogos no estamos de acuerdo con que los niños reciban premios o recompensas por hacer lo que deben hacer. Los niños deben ser amados por se quienes son, así de simple y no hacerle sentir que solo es valorado por las calificaciones que obtiene.

Los niños pueden aprender sobre el esfuerzo, la dedicación y el esfuerzo pero nunca por un número obtenido.

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El niño es el último culpable

O en mejores palabras, es el último responsable en una cadena que inicia con los padres, sigue con los docentes y finaliza con el niño.

Sentir orgullo por el trabajo bien hecho

Desde pequeño, un niño puede comenzar a comparar cuando uno de sus trabajos está bien hecho y otro que no, cuando en uno se esforzó y en otro no y lo más importante; cuando a él le gusta y está satisfecho con su mejor esfuerzo.

No se trata de hacerle los trabajos sino de mostrarle cómo puede hacerse algo bien hecho con la mejor de nuestras actitudes.

Los niños también deben descansar

La infancia es la edad comprendida dentro de la educación primaria y donde los niños requieren de mucho movimiento, juegos, amigos y pasar algún tiempo de ocio.

Algunos padres creen que durante el periodo vacacional deben poner a estudiar a los niños para que a su regreso puedan aventajar y mejorar sus notas. Pero lo cierto es que los niños necesitan alejarse de la escuela y los estudios para que su mente pueda relajarse y continuar con su desarrollo.

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No castigues su desarrollo por calificaciones; de hecho, si el niño descansa y se divierte, lo más probable es que su mente esté lista y fresca para el siguiente ciclo escolar.

¿Qué podemos hacer en lugar de castigar?

Te recomiendo que de entrada, hables con los profesores de tu hijo, revisen juntos el ciclo escolar e identifiquen las áreas de oportunidad y qué cosas muy puntuales se pueden hacer.

Una vez que tienes estos puntos muy claros, con mucha sinceridad repasa la situación familiar: ¿sucedió algo en casa durante ese tiempo?, ¿tu hijo pasó o está pasando alguna dificultad?, ¿tiene problemas para concentrarse?, ¿cómo se relaciona con los otros niños?

En muchas ocasiones detrás de las calificaciones, hay una problemática más de fondo.

Fortalecer el diálogo y la comunicación

Platicar a diario con tu hijo sobre las cosas que le gustan, sus amigos e intereses, te ayudará a conocerlo mejor y entonces cómo ayudarle mejor con su proceso de aprendizaje.

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Tal vez sea una buena idea organizar un área privada para su estudio, o modificar la que ya tiene, ubicarla en un lugar más cercano a ti, con menos distractores, con más iluminación, trabajar con horarios establecidos, hacer rutinas, juegos, concursos, tener juegos en familia para reforzar la concentración, tener una hora para revisar los trabajos o cualquier estrategia que pueda resultarles como familia.

Iniciar con el pie derecho

Con buen ánimo y con metas muy concretas, juntos pueden iniciar bien el ciclo escolar y trabajar con disciplina y constancia. Haz siempre equipo con los docentes y con frecuencia mantente informado sobre las notas. No esperes hasta el último momento para saber cómo le va a tu hijo en la escuela.

Por último, recuerda: una nota no define a tu hijo y a él le debe quedar perfectamente claro que tú le amas por quien es él, no por las calificaciones que lleva a casa.

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Emma E. Sánchez

Pedagoga y Terapista familiar y de pareja. Casada y madre de tres hijas adultas. Enamorada de la Educación y la Literatura. Escribir sobre los temas familiares para ayudar a otros es mi mejor experiencia de vida.