Qué es el síndrome de alienación parental
Danitza Covarrubias
En los últimos tiempos se han ido nombrando realidades novedosas a partir de las cuales se construyeron nuevas concepciones dentro de las diferentes áreas del conocimiento.
Dentro de los casos de divorcio se encontraron demandas y situaciones preocupantes, que tal vez ya se habían dado anteriormente, pero en las cuales probablemente no se ponía atención. Surgió entonces el nuevo término legal de “síndrome de alienación parental”.
Este concepto no es de origen psicológico ni psiquiátrico. No es un trastorno. Es un término legal que se utiliza en temas de divorcio, custodia legal de los hijos, patria potestad.
Alienación parental
Este síndrome se refiere a la situación extrema de cuando uno de los progenitores, a través de mentiras, genera que los hijos odien al otro progenitor.
Por ejemplo, si una mamá tiene a su hijo, y el papá da dinero, busca ver a su hijo, pero la mamá lo impide, y ésta le dice al hijo que su papá se olvidó de él, que no lo quiere, que incluso ya hizo su vida con otra familia. Incluso puede demandar por abuso sexual, o maltrato físico sin ser éste el caso. Este sería un caso de alienación parental.
Generalmente estas situaciones suelen relacionarse estos casos con una venganza por lo que sucedió en la relación de pareja a través de los hijos. Los padres que alienan a los hijos suelen tener perfiles psicológicos complicados.
La corresponsabilidad
Cuando uno de los progenitores comete la alienación, suele ser porque responsabiliza por completo a su excónyuge del término de la relación.
En casos aún más graves puede ser por perfiles psicópata, donde construyen una nueva vida y no desean compartir la relación con los hijos.
Para que los hijos tengan una relación sana con sus padres es fundamental que ambos asuman la responsabilidad propia de la ruptura de la relación. Es necesario trabajar profundamente en el crecimiento de conciencia, de cuáles son los errores y aprendizajes que la relación les deja. De esta manera, si ambos asumen su responsabilidad, ninguno tiene que cobrarle al otro nada. Ambos pueden mirar hacia adelante, hacia su propio futuro, y por supuesto, a sus hijos.
El alma rota del niño
Los niños que sufren este tipo de síndrome son niños con daños emocionales severos. Muchas veces los padres se burlan de ellos por tener sentimientos hacia el progenitor rechazado. Es una forma de maltrato infantil, puesto que no se respeta su derecho a la verdad, a ser atendido en sus necesidades afectivas, y muchas veces también sufren abuso verbal, incluso físico.
La importancia de la parentalidad corresponsable
Ante un divorcio, lamentablemente no estamos formados para asumir las consecuencias. Suele caer toda la tarea en la espalda de la madre. Suele generarse en el divorcio una guerra, donde en el fuego cruzado, los más lastimados son los hijos.
Ambos se atacan también en la manera de llevar su parentalidad, o en acusar al otro de cómo el niño vive su relación con el padre o madre.
La situación ideal es que ambos padres compartan la custodia, y la responsabilidad del bienestar, tanto económico como emocional, de los hijos. Ambos progenitores están obligados a responder por los menores. Es derecho de los hijos poder tener y amar tanto a su papá, como a su mamá.
La responsabilidad personal ante la parentalidad
La maternidad o paternidad es un asunto individual. Esto quiere decir que, mientras ambos puedan relacionarse con los hijos, ambos están construyendo una relación particular con el menor. Muchas veces se confunde también este síndrome cuando algunos padres o madres no asumen su poca responsabilidad y vinculación con el menor, y culpan al otro progenitor por el rechazo de los menores.
Se pierde también de vista que los menores tienen derecho a sentir, y a necesitar cercanía o lejanía con las personas de su alrededor. Los niños se dan cuenta también de cómo los tratan sus padres, o de quién está ahí siempre presente y al pendiente de ellos.
Por otra parte, todos los padres cometemos errores, y esto tampoco debería ser causa para que el otro progenitor nos ataque y abone en los menores un rechazo a ese padre o madre.
El peligro de este síndrome
En algunos casos el peligro de este concepto es usarlo a diestra y siniestra. Lamentablemente, la realidad de las parejas divorciadas es que generalmente uno, o ambos progenitores, se desentienden de las necesidades de sus hijos.
Cuando uno de los padres asume al 100% la responsabilidad de los hijos, puede generar mucha ira por la injusticia vivida, por la frustración al no poder cubrir todas las áreas que demanda una labor tan titánica como lo es criar a un niño.
Efectivamente, esta rabia pudiera generar hablar mal del progenitor, o molestarse ante emociones del menor cuando lo extraña, etc., pero cabe resaltar que en este caso no se trata de síndrome de alienación parental, puesto que no está basado en una mentira, sino en una realidad.
Esto no significa que sea sano hablar mal a los menores de alguno de sus padres, sin embargo, es natural que la carga sobrepase, y se llegue a este tipo de situaciones.
Es importante tomar en cuenta todo el contexto para no caer en un error de categorización, es decir, catalogarlo erróneamente como un síndrome de alienación parental sin que lo sea.
Es un tema delicado en el que los especialistas deben intervenir para poder delimitar y definir si hay o no un síndrome de alienación parental. Busca ayuda cuando lo consideres necesario, por el bien de tu hijo y de toda tu familia.