¿Qué es la psicología inversa y cómo utilizarla con tus hijos?

Conocer cómo aplicar la psicología inversa para criar a nuestros hijos puede ser una buena estrategia.

Adriana Acosta Bujan

Hoy en día es muy frecuente escuchar el término de psicología inversa como una estrategia que nos ayuda a criar a nuestros hijos y hacer que ellos nos hagan caso. Algunas veces, por más que les digamos lo que tienen que hacer pareciera que ellos no escuchan y hasta nos retan pasando por alto nuestra autoridad.

Antes que nada, debemos saber que implementar la psicología inversa no siempre funciona, pues hay que comprender bien cómo se utiliza y en qué momentos son los ideales para aplicarla, de lo contrario, el efecto no siempre será bueno e incluso hasta puede traernos consecuencias devastadoras.

Para poder comprender qué es la psicología inversa, primero tenemos que conocer lo que se le llama reactancia psicológica, pues con esta información podremos entender cómo es que reacciona nuestro cerebro ante diversas situaciones.

Hacer todo lo contrario

La reactancia psicológica es una reacción que hacemos de manera inconsciente haciendo todo lo contrario a lo que nos han dicho que hagamos, simplemente porque creemos que nuestro derecho a la libertad y de opinión está siendo amenazado.

Por ejemplo: si le dices a tu hijo que tiene que dormirse temprano para que vaya a la escuela al día siguiente, seguramente no te hará caso, pero si le dices que no toque alguna cosa, por instinto querré tocarla y explorar; así funciona nuestro cerebro.

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Ahora bien, ¿cómo se relaciona este término antes mencionado con la psicología inversa? Es muy sencillo, pues la psicología inversa tratará de influir en la persona de manera deliberada para que haga lo que realmente queremos, ordenando precisamente todo lo contrario y así obtener buenos resultados.

Por ejemplo: si tu hijo no para de llorar porque no le compraste ese juguete que vio en el súper mercado, entonces le dirás que llore más fuerte, así tu hijo se calmará y dejará de hacer su berrinche.

Otro ejemplo es cuando tu hijo no quiere comer verduras, puedes decirle “Apuesto que no eres capaz de comer verduras durante una semana”.

¡Cuidado!

Esta estrategia tiene que utilizarse en ciertos momentos y situaciones, no es muy recomendada utilizarla cuando solo quieres manipular a las personas, porque puede resultar contraproducente. Incluso si no la aplicas de manera correcta puedes destruir la autoestima de tu hijo.

Por ejemplo: si tu hijo no es muy seguro de sí mismo, no sería correcto que le digas “No creo que lo consigas”, pues podrías poner en riesgo su seguridad, confianza y autoestima.

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¿Cómo se puede emplear?

1. Desafía sus habilidades

Como lo mencionábamos anteriormente, debes tener cuidado al aplicar esta estrategia. Todo depende de conocer bien a tu hijo y saber qué habilidades puedes explotar en él. Ahora bien, este punto se trata de hacer retos constantemente cuando crees que tu hijo es capaz de alcanzarlos y que por alguna razón no se atreve o le da flojera hacerlo.

Así que pon a prueba sus habilidades desafiándolo, te comparto algunas ideas: “Te desafío a correr hasta esa valla de enfrente”, “Te desafío a crear un cuento más divertido que el mío”, “Te desafío a comer toda la sopa antes que todos”, “Te desafío a dormirte antes de que llegue tu papá”.

2. Dale la razón

En ocasiones, las órdenes que les damos a nuestros hijos pueden convertirse en una guerra de poderes interminable, acabando siempre en discusiones, peleas y gritos. Al final, ellos harán lo ordenado pero de mala gana.

Si aplicas la psicología inversa, y dejas que tu hijo sienta que triunfó y sepa que te diste por vencida, es probable que ceda a tu petición al darse cuenta que lo que quería no era ganar la discusión , sino tener la última palabra.

Por ejemplo: “Esta bien puedes jugar más tiempo videojuegos, al final mañana la maestra te pedirá tu tarea”, “Está bien, no te bañes, pero mañana tus amigos se sentirán incómodos al estar contigo”.

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Si tu hijo está diciendo palabrotas “groserías” y tú le ordenas que no lo haga, puedes utilizar la psicología inversa, diciéndoles que él es libre de decir las palabrotas que quiera y quedar mal ante los demás. Probablemente deje de decirlas, porque solo quería ganar la discusión y en realidad no quiere quedar mal ante sus amigos.

3. En los deberes escolares

Algunas veces los profesores utilizamos la psicología inversa para que los estudiantes terminen sus actividades, por ejemplo, se les dice a los alumnos que ciertas actividades de los libros son muy avanzadas para ellos, y por lo tanto se les haría complicado realizarlas y entenderlas.

Así, de este mismo modo, tú puedes hacer lo mismo con tus hijos, haciéndoles creer que las actividades que realizan son de otro nivel intelectual, así ellos lo harán y terminaran haciendo sus tareas escolares.

Ahora bien, recuerda que la psicología inversa puede traer consecuencias, lo primero que te recomiendo es siempre intentar hacer una petición directa, educada y argumentada, si no tienes los resultados esperados, entonces puedes aplicar esta estrategia. Pero cuidado, esta solo funciona con personas seguras de sí mismas, no lo hagas para manipular.  

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Adriana Acosta Bujan

Adriana Acosta estudió comunicación, es madre y abuela, y actualmente se dedica a la enseñanza e investigación a nivel universitario en Puerto Vallarta. Publica sus escritos esperando que ayuden a las personas que leen sus útiles vivencias.