¡Qué gran bendición es el tener dificultades!
A nadie le gustan los problemas y todos tratamos de evitarlos pese a que, paradójicamente, son una bendición ¿Quieres saber por qué?
Isis Lugo
Los problemas cotidianos del mundo
Todos los días los noticieros nos informan, principalmente, de las cosas malas que pasan en el mundo: el hambre, las guerras, los problemas económicos y la disolución familiar que están por doquier. Y cuando apagamos el televisor y nos vamos a dormir, deseamos que estas cosas no ocurran nunca, sobre todo a nuestra familia pues no queremos verlos sufrir. Pero si algo he aprendido en mi corta vida, es que las dificultades pueden resultar ser una gran bendición para nuestras vidas. De hecho, puedo asegurar que gracias a las dificultades que tuvieron que pasar mis antepasados, es la razón por la que nací en esta parte del mundo y puedo tener ahora mi propia familia. ¡Estoy tan agradecida por las dificultades!
Sé que suena muy extraño el que diga que estoy agradecida por los problemas por los que tuvieron que pasar mis abuelos y padres, y no faltará quien piense que lo digo porque no los tuve que pasar yo. Y sí, claro, también agradezco porque no los viví yo, pero mi idea va un poco más allá de ese punto de vista superficial, dejen que les cuente la historia.
Nunca sabemos a dónde nos llevará la adversidad
Cuando mi padre tenía ocho años, mi abuelo paterno murió, dejando a mi abuela con cinco hijos pequeños y uno a punto de nacer. Él era el sustento de la familia y al estar ausente, sería muy difícil que salieran adelante en el lugar en el que vivían. Por ello tuvieron que mudarse a una ciudad lejana, del otro lado del mar, a vivir con un familiar que les brindó su apoyo y les dio trabajo. Mi abuela tuvo que trabajar largas horas para mantener a sus seis niños y ofrecerles educación. Con el paso del tiempo, mi padre dejó sus estudios universitarios para encontrar un trabajo atendiendo una tienda, y así poder ayudar a que sus hermanos estudiaran una carrera universitaria. Fueron años muy duros, en los cuales mi abuela no podía comprarse siquiera unos zapatos nuevos. Parece imposible que alguien pudiera sobrevivir ante tantas dificultades por tantos años, pero lo hicieron. Con paciencia, amor y mucho, mucho trabajo.
Si ellos se hubieran quedado en esa ciudad, tal vez habrían sobrevivido igual, pero sin progresar. Seguramente no hubieran tenido la oportunidad de estudiar a nivel universitario y yo no hubiera nacido, pues al mudarse de ciudad, mis padres se conocieron, en la tienda donde mi papá y mi abuela trabajaron durante tanto tiempo.
Las bendiciones de perseverar
Sin todo eso que sucedió, mi familia sería diferente. Me siento bendecida porque mis familiares perseveraron en salir adelante, a pesar de todo lo que tuvieron que vivir. Como sabiamente dijo el abogado Thomas S. Monson: “Las dificultades que llegan, presentan la verdadera prueba a nuestra capacidad de perseverar. Una pregunta fundamental permanece y que cada uno de nosotros debe contestar: ¿Me daré por vencido o terminaré? Algunos flaquean a medida que encuentran que no pueden superar sus desafíos. Terminar consiste en perseverar hasta el final de la vida.” Y ellos lo hicieron.
Las pruebas que he tenido que pasar son mínimas en comparación a lo que mis antepasados vivieron, y soy consciente de que todas las bendiciones que tenemos ahora, son producto tanto de esas dificultades, como de la capacidad de perseverancia que tuvieron. Al contemplar todo ello no puedo sino sonreír. Algo bueno está por suceder, y estoy agradecida por todos los problemas que tengo y tendré que pasar, pues tarde o temprano, me ayudarán a desarrollar las cualidades que necesito y sé que llevarán a mis descendientes a lugares mejores; porque todo lo que hacemos, lo malo, sí, pero sobre todo lo bueno, proyecta una sombra que cubre a todos nuestros descendientes.