¿Qué hace que un matrimonio deje de funcionar? Los especialistas dan una SORPRENDENTE respuesta y solución
No es la falta de sexo, de dinero o de amor. Descubre la verdadera razón (para que no te pase a ti) y su increíble solución.
Mariel Reimann
Lo que las estadísticas cuentan acerca de los divorcios, son sólo una parte de la historia o, más bien, el detonante que trajo como consecuencia al divorcio, pero en realidad el problema radica en un lugar totalmente diferente.
Las expectativas
Los tiempos han cambiado y con ellos las expectativas que antes se tenían de un matrimonio.
No hay peor regalo que el que no coincide con nuestras expectativas. Mi familia nunca va a olvidar la historia de mi tío (quien ahora tiene más de 50 años). Esta anécdota ha sido contada en casi todas las reuniones familiares desde que yo tengo uso de razón.
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Hace muchos años atrás, cuando mi tío tenía 6, él quería que los Reyes Magos le trajeran una bicicleta, y estaba seguro de que se había portado muy bien y de que él se merecía esa bicicleta (y sin duda, se lo merecía). Cuando llegó el día tan esperado se encontró con una bicicleta, pero de juguete, al lado de sus zapatos. Su desilusión fue tan grande que ese día y con sólo 6 años de edad decidió no creer más en los Reyes Magos.
Lo que mi tío no sabía era que ese año los “Reyes Magos” no tenían el dinero suficiente como para comprarle una bicicleta, pero si la hubieran tenido, por supuesto que se la habrían comprado, por que definitivamente él se la merecía.
¿Cómo pueden las expectativas destruir tu matrimonio?
Las exceptivas que nuestra pareja tiene de uno son según Eli J. Finkel,una psicóloga que condujo en un reciente estudio acerca de los matrimonios modernos, el primer paso para el final de una relación.
Las expectativas han cambiado con el tiempo
Antiguamente las expectativas en un matrimonio eran el bienestar físico y emocional. Esto se traduce en el modelo que la mayoría de nosotros conoce con el marido como el encargado de proveer una vivienda, alimentos, y vestimenta para la familia; y una esposa encargada de cuidar por el bienestar de todos los miembros de la familia (cocinando, limpiando y atendiendo a todos).
Este modelo ha cambiado, según la conclusión a la que llegaron en el estudio mencionado en Psychology Today.
De acuerdo con Finkel, hoy en día las personas se casan “buscando aumentar el autoestima y el progreso personal”. Esto quiere decir que los matrimonios de hoy en día buscan el respeto mutuo, la admiración del otro, y la habilidad de hacer que la pareja se sienta orgullosa de los logros del otro.
Al igual que la anécdota de la bicicleta, si nuestra pareja tiene una expectativa diferente o más grande de lo que nosotros pensamos que supuestamente debemos proveer, provocaremos una desilusión y por ende, que él o ella, dejen de creer en los “Reyes Magos”.
¿Cuál es la solución?
La Dra. Finkel y sus colaboradores, llegaron al una conclusión que aunque es sumamente simple, puede llegar a ser difícil de poner cien por ciento en práctica.
Según los expertos, lo que más llena a una persona en una relación, es el apoyo incondicional del otro para que uno siga creciendo. Las personas de hoy buscan el apoyo y el respeto incondicional del otro, más que una casa y comida (aunque estas sigan siendo parte del trato).
LO MÁS IMPORTANTE
Para que tu matrimonio funcione, DEBES conocer las expectativas de tu pareja. Recuerda que todos creemos equivocadamente que el resto del mundo percibe las cosas igual que tú, pero no es así.
En mi caso, yo no puedo vivir sin tener mi espacio (no es algo muy común en una mujer). No me gusta que me lo invadan, o que lo traten como si fuera de dominio popular, y si mi marido no hubiera descubierto eso (que ni yo sabía de mí misma), las cosas no hubieran funcionado.
Sólo puede funcionar si ambos saben las expectativas del otro y ambos están de acuerdo en encontrarse en un punto medio para satisfacerlas. Recuerden que el matrimonio es algo de a dos, y el divorcio también.
Mariel Reimann
Mariel Reimann estudió leyes en la Universidad de Córdoba, Argentina y vive en Salt Lake City, Utah. Es madre de dos hijas que son la luz de su vida.
