Qué hacer si tu bebé llora durante un viaje en avión
¿A quién no le ha sucedido? Toma en cuenta estas recomendaciones para un viaje placentero.
Viviana Dominguez
Viajar en avión, suele ser una opción muy inteligente cuando se trata de largas distancias, especialmente si se tiene niños pequeños. Y seguramente que a casi todos nos ha tocado vivir la experiencia de viajar en avión, y tener que escuchar a un bebé llorar casi todo el viaje.
Por suerte, hay una explicación científica que puede ayudarnos a prever, reconsiderar un vuelo, o postergarlo, si se planea hacerlo con un bebé o niño pequeño.
¿Por qué lloran los bebés en un vuelo?
Al iniciar un viaje en avión con niños, los padres siempre están preparados para entretenerlos, alimentarlos y proveerles comodidad a la hora del sueño. No obstante, muchas veces nada ocurre como lo planeado, ya que las largas horas de viaje, esperas en aeropuertos y aburrimiento, provocan el caos inesperado; sin contar los problemas fisiológicos que son la causa principal del malestar de los niños, dados por la presión que ejerce la altitud en los oídos de la criatura.
El Dr. Simon Baer, cirujano en el Reino Unido en oído, nariz y garganta explica que hay una notable diferencia de anatomía entre los oídos de los adultos y de los niños, aclarando que la verdadera razón por la que los niños lloran en un avión, está causada por la presión que la altitud ejerce en el oído medio, debido a que el tubo de Eustaquio aún no funciona como el de los adulto.
Anatomía del oído
Él oído de las personas consta de tres partes: el oído externo, medio e interno. Cada uno cumple con funciones importantes para la audición. El oído externo es receptor del sonido, que junto al canal externo, llevan el sonido hacia el oído medio, donde se encuentra con él tímpano, el cual transforma el sonido en vibraciones.
Una vez que el sonido es convertido en vibraciones, pasa por una cadena de tres huesos pequeños conocidos como “ martillo, yunque y estribo”, los cuales transfieren definitivamente las vibraciones al oído interno, donde se encuentra la cóclea y el nervio auditivo.
El oído medio, además de la descripción anteriormente realizada, está constituido por una cavidad de aire, donde se encuentran la cadena de huesecillos ya mencionados. Dentro de esta cavidad se encuentra el conducto llamado “tubo o trompa de Eustaquio” que llega hasta las vías respiratorias, iguala la presión del aire en el tímpano, y conecta él oído medio con el área nasofaríngea .
El tubo de Eustaquio está por lo general cerrado, solo se abre a la hora de bostezar, tragar o masticar, por lo que cuando la presión cambia de repente, cómo es en el caso del ascenso o descenso del avión , causa una sensación de bloqueo auditivo, desequilibrando la presión en el oído medio.
Técnicas a utilizar con los niños durante el despegue o descenso del avión
-Bostezar, masticar, o tragar: Esto ayudará inmediatamente a que el tubo de Eustaquio se abra y regule la presión del aire.
-Maniobra de Valsalva: Este método consiste en “pinchar la nariz, y luego soplar”.
-Permitir que tome agua, dar el pecho, o el biberón.
-Evitar viajar si el niño presenta congestión o infección de sinusitis; se recomienda esperar a que el niño sane .
-En niños con continuos episodios de otitis, lo doctores recomiendan dar al pequeño un anti descongestivo nasal 30 minutos antes de iniciar el vuelo.
-Algunos padres suelen dar a sus hijos, medicamentos con efedrina, pensando que así no sentirán tantas molestias. No obstante los médicos recomiendan no darles este tipo de medicación, ya que lo único que causa es adormecimiento.
No siempre el motivo del llanto es por un problema de presión en el oído
Muchos padres experimentan situaciones incómodas con sus hijos durante un vuelo, sobre todo cuando se trata de niños que presentan algún problema de comportamiento, generado por la falta de límites, ansiedad o hiperactividad.
En caso de ansiedad, se sugiere explicar en detalles al pequeño el proceso del viaje completo, desde que salen de la casa, el aeropuerto, las horas de vuelo y la llegada. También, leer juntos libros de niños sobre viajes en avión, o realizar algunos ejercicios de respiración.
Cuando el niño presenta problemas de límites, como desobediencia, y desea hacer lo que quiere, siempre y cuando no presente una condición especial, como autismo, es importante prepararse con tiempo de anticipación. Un niño que no sabe seguir las reglas, no realizará ningún cambio de un día al otro.
En estos casos, la meta es mantener al niño entretenido en forma continua, con pausas de caminatas cortas, tomado de la mano de un adulto. Las actividades elegidas serán del interés del niño. Actualmente contamos con tabletas, que son muy efectivas. También es recomendable evitar que el menor tome bebidas gaseosas o coma golosinas, horas antes del viaje.
Una técnica muy positiva, es negociar un buen comportamiento. Por ejemplo, ajustarse el cinturón de seguridad cuando se le requiera, no correr en el avión, estar sentado por 30 minutos etc, a cambio de una recompensa al llegar a destino.
Si eres pasajero, y se te presenta una situación así, es buen momento para desarrollar la compasión, paciencia y entendimiento. Juzgar a los padres, o el comportamiento del niño, no soluciona nada en el momento, pero un acto de bondad y amor, puede abrir cualquier corazón y poner en su lugar a cualquier niño.