Qué hacer y qué no hacer cuando tus hijos pelean entre sí
Muchas veces las peleas y discusiones entre hermanos llegan a oídos de los padres, por lo que nos ponen en una encrucijada sobre qué hacer al respecto. ¿Qué hacer al respecto? Aquí te comparto algunos consejos.
Diana Brante Morales
“Mamá, mamá, mi hermano me pegó”. “No es cierto, mamá, se cayó solo, yo no le hice nada”. ¿Cuántas veces has escuchado estas frases? Nos parece casi normal asumir que los hermanos pelean porque “se quieren” o porque “es la genética” de tener un hermano. En la mayoría de los casos estas discusiones comienzan por detalles que podríamos considerar absurdos, pero que para nuestros hijos tienen una importancia casi vital: definir cuál es su lugar dentro del grupo familiar.
El instinto maternal nos llevará a involucrarnos en dicha pelea y a defender al más pequeño, por lo que estaremos criticando la conducta del mayor y, quizás, terminemos castigándolo, sea o no sea el culpable de la situación. Con esto solo generamos más roce y diferencias en la relación que intentamos fomentar. ¿Quieres saber cómo evitarlo? Aquí te dejo unos cuantos consejos:
No compares
Lo peor que podemos hacer es comparar a un niño con otro; por ejemplo, “¿Por qué no eres como tu hermano?” o “Si él puede, tú también”. Con esto provocamos de inmediato un rechazo entre hermanos, pues sienten que amamos más a uno que al otro. Intenta, por el contrario, utilizar frases que los incentiven a mejorar sin necesidad de hacer comparaciones, como “Tú puedes” o destacando alguna cualidad, “Con tu inteligencia, estoy segura de que lo lograrás”.
1. No hagas diferencia
Aunque el más pequeño suele ser el regalón, es importante que seas imparcial al momento de tomar alguna decisión sobre el tema. Haz énfasis en las diferencias que identifican a cada uno y cómo esto les hace especiales, a fin de que no las utilicen como descalificaciones personales. En vez de darle la razón a uno, busca una tercera alternativa que se acomode.
2. En una pelea ambos son culpables
Para discutir o pelear se necesitan, al menos, dos personas. Si uno de ellos no está de acuerdo, puede ignorar a su “rival”, por lo que cuando tus hijos son los que discuten debes recalcar esta condición esencial: ambos son culpables. Recuerdo que mi abuela siempre decía: “Ley pareja no es dura”, y debíamos cumplir el castigo todos los involucrados, aunque solo hubiésemos estado mirando.
3. Genera espacios para compartir con cada uno
Por la edad, el género, el carácter y muchas otras características propias tus hijos son diferentes unos de otros, por lo que tus formas de demostrar cariño deben ser acordes con lo que ellos entienden por muestras de afecto. Busca actividades en las que puedas compartir tiempo de calidad con cada uno, quizás apoyándolo en su deporte favorito, leyendo un libro o compartiendo un helado. Recuerda que es mejor la calidad que la cantidad de tiempo que dedicas.
4. Resalta sus diferencias y cualidades
Todos somos diferentes y eso es lo que nos hace especiales. Si fuéramos todos iguales la vida sería muy aburrida, tendríamos los mismos gustos, los mismos miedos y nadie intentaría innovar. Dios nos hizo a su imagen y semejanza, pero también nos dio la libertad para elegir, gracias a lo cual tenemos cualidades que nos destacan y defectos que nos identifican. Enseña a tus hijos la importancia de la tolerancia y del respeto, basados en el beneficio de las diferencias.
Si sigues estos pequeños consejos verás cómo pronto disminuirán las discusiones y podrás disfrutar de los paseos familiares, las fiestas y todas las otras celebraciones que involucren el compartir en familia. Enséñales con amor, con acciones que lo demuestren y refuerza los valores día a día, pues son estos últimos los que los guiarán en los momentos difíciles.