Que tus hijos nunca vean en el suicidio una salida a sus problemas
"A cada noche procede un amanecer, cada dolor engendra una esperanza". Esta frase me recuerda que, a pesar de las dificultades, debemos conservar la fe en la vida, porque quien pierde la esperanza, lo ha perdido todo.
Diana Cantor Martinez
Estudios realizados por la Organización Mundial de la Salud, indican que para el año 2013 la tasa de mortalidad por suicidio era de 16 personas por cada 100 000 habitantes. Cada año se suicidan cerca de un millón de personas en el mundo; según este estudio, cada 40 segundos alguien perdió la fe en la vida y decidió suicidarse.
Si bien existen algunos factores que predisponen a las personas a llegar a este fatal desenlace de su vida (como un trastorno mental o el consumo de drogas o alcohol), existen también otros detonantes que sumergen a una persona en callejones sin salida, que los llevan a optar por el suicidio. Documéntate un poco en esta nota acerca de este mal que aqueja a la humanidad y sobre cómo ayudar a tus hijos para que jamás esta triste realidad toque a sus puertas.
La presión de la sociedad actual
En especial los adolescentes son muy vulnerables a la aprobación social, necesitan ser queridos y aprobados por sus padres, maestros y principalmente por sus amigos. Al tiempo que tienen esa necesidad de aprobación, también buscan la forma de crear su propia identidad, y es aquí cuando sienten que no encajan en ningún lado.
No pocos suicidios ocurren como consecuencia del bullying o del acoso al que se enfrentan algunos adolescentes por querer ser distintos o tener algún aspecto en particular que los hace diferentes. Las desilusiones afectivas son otro factor, no menos importante que el anterior. Los adolescentes suelen entregar sus sentimientos con demasiada intensidad, imaginan que ese primer amor es para siempre y su pensamiento tiende a ser concreto, inflexible en ocasiones. Literalmente, su vida gira en torno a la persona amada y, por desgracia, muchos jóvenes a esta edad no tienen recursos para enfrentar una pérdida afectiva, por lo cual terminan tomando la fatal decisión.
¿Cómo proteger a tus hijos?
La única forma de proteger a tus hijos de cualquier situación amenazante es enseñarles a protegerse a sí mismos. A continuación encontrarás algunas ideas sobre cómo hacerlo:
1. Enséñales a seguir sus valores y no la opinión de los demás
Si les enseñas que lo importante es hacer lo correcto y no lo que otros digan, tus hijos nunca se someterán al flagelo y a la necesidad de sentirse aprobados por los demás. No sucumbirán fácilmente ante la negativa o el rechazo de otros. Comprenderán que parte de la vida es que algunas personas los quieran por ser como son y otros los rechacen precisamente por lo mismo. Lo más importante es que los padres aprueben a sus hijos, corrigiendo sus errores, pero amándolos a pesar de ellos.
2. Enséñales a ser tolerantes ante la frustración
En ocasiones sin darse cuenta, es el mismo padre quien, con sus exigencias desmedidas o expectativas irrealizables, convierte a sus hijos en personas que no toleran perder, que no comprenden que el fracaso es parte de la vida y pocas veces hallan aprendizajes valiosos en las derrotas, encontrando en ellas solo frustración. De esta manera, tampoco se les permite desarrollar recursos para enfrentar los fracasos y ante cualquier eventual situación difícil, se derrumban. Es importante hacer comprender a tus hijos que el fracaso tiene un lado positivo, enséñales a convivir con él.
3. Que le hallen el gusto a la vida
En muchos momentos podemos sentirnos estancados y quizás sin rumbo, pero una meta o ilusión siempre nos devolverá la esperanza y la motivación para seguir. Una vida sin propósito, es una vida sin sentido. Ayuda a tus hijos a descubrir sus metas, sus sueños y, por pequeños y locos que parezcan, no los descalifiques. A medida que van creciendo los sueños cambian, pero ya ellos habrán aprendido a soñar y a vivir para alcanzar esos sueños.
4. Inculcarles fe y espiritualidad
Las personas espirituales nunca pierden la fe de que las cosas siempre pueden mejorar, por difícil que parezca una situación. Así que te sugiero que enseñes a tus hijos la importancia de tener un ser supremo en quién descansar sus temores y ansiedades. Que sepan que no están solos y que es necesario que sigan confiando en el Creador, aun en tiempos de prueba.
Aún conservo la tarjeta que me regaló mi madre cuando me enfrenté a mi primera desilusión amorosa. El texto dice: “A cada noche procede un amanecer, cada dolor engendra una esperanza”. Esa nota me recuerda que a pesar de las dificultades debemos conservar la fe en la vida, porque quien pierde la esperanza, lo ha perdido todo.