Quedarse en casa con niños es aún más difícil que ir a trabajar
Criar a los hijos no es cosa que se debe tomar a la ligera, es una gran responsabilidad que requiere acompañar, guiar, escuchar, apoyar, solucionar conflictos. Todo esto requiere tiempo, dedicación, comunicación y disciplina.
Adriana Acosta Bujan
Irónicamente, algunas mujeres que trabajan fuera de casa para ayudar con la economía familiar o con cualquier motivo profesional y personal, desean quedarse en casa para criar a sus hijos, verlos crecer, compartir experiencias en su desarrollo y descansar de las presiones laborales. Esto es todo lo contrario de lo que algunas mujeres que están todo el día en el hogar desean, ya que ellas desean conseguir un empleo con el fin de ser independientes o desarrollar su carrera.
La Ley Federal del Trabajo del gobierno mexicano ha reconocido la gran labor de las mujeres que trabajan en el hogar, ya que no solo implica el cuidado y crianza de los hijos, sino también la limpieza, el mantenimiento de la vivienda, la compra y preparación de alimentos, y la educación entre otras actividades.
Un trabajo duro lleno de satisfacciones
- La crianza no es un juego
Criar a los hijos no es cosa que se debe tomar a la ligera, es una gran responsabilidad que requiere acompañar, guiar, escuchar, apoyar, solucionar conflictos. Todo esto requiere tiempo, dedicación, comunicación y disciplina. Significa estar con los hijos en su desarrollo y enseñar valores, buenos modales, hábitos, costumbres, cultura, entre otras cosas. ¿Quién dijo que era sencillo? Es un labor que nunca termina, incluso puede durar toda la vida.
- Un ojo al gato y otro al garabato
Seguro has escuchado la frase “un ojo al gato y otro al garabato”, que significa vigilar o hacer dos cosas al mismo tiempo. Desde que amanece hasta que los niños cierran los ojos para dormir, la mayoría de las madres están al pendiente las 24 horas del día. Las tareas del hogar es un trabajo agotador que requiere toda nuestra atención y concentración. Por fortuna, se dice que las mujeres podemos hacer una y más cosas a la vez.
- Poner límites
El trabajo de las madres continúa e incluye establecer límites cuando los hijos tienen un comportamiento incorrecto. Esto conlleva a enseñarlos a tener buenos hábitos, a reflexionar sobre las buenas o malas acciones y las consecuencias de sus actos. Así como también, enseñar a los hijos sobre los errores para que sean aprendizajes para toda la vida.
- Controlar sus emociones
Esta es una de las enseñanzas más complicadas, se trata de afrontar la adversidad para lograr adaptarse adecuadamente ante las tragedias, traumas o amenazas. Requiere enseñar a los hijos a aceptar la realidad tal y como es, así como manejar las emociones, a ser optimistas, a ser seguros, confiados y tener una buena autoestima. Se refiere en dejarlos expresarse sin reprimir sus sentimientos, ideas y opiniones, para que sean autosuficientes e independientes.
- Ser empáticos
Las palabras mágicas “gracias, por favor y perdón” es una enseñanza fundamental para los hijos pequeños, que harán de ellos ser personas empáticas, sociables y amables, en su edad adulta. Incluso involucran los valores como el compañerismo, respeto, honestidad y decir la verdad.
- Salud y enfermedad
Aún recuerdo ese aroma a mentol en mi pecho, el caldo de pollo con muchas verduras, las películas que veía recostada en mi cama hasta que me aliviaba por completo de un resfriado. No hay mamá que deje a sus hijos curarse solos sin los cuidados que necesitan sus hijos.
Podría hacer una lista completa de lo que hacen las madres dentro del hogar y sería interminable. Son experiencias fantásticas, inolvidables, inexplicables, que enseñan a las mujeres a madurar, a amar sin condiciones, a valorar y darle sentido a la vida. ¡El amor hacia los hijos es una conexión espiritual que va más allá de la razón!